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HistoriaPolíticaBiografía

Víctor Manuel II, Rey de Italia (1820-1878).

Último rey de Cerdeña-Piamonte y primer rey de la Italia unificada, nacido el 14 de marzo de 1820 en Turín y muerto el 9 de enero de 1878 en Roma. Era hijo del rey Carlos Alberto de Cerdeña.

Educado en la Corte de su padre, recibió una esmerada formación encaminada a suceder a su progenitor, para ello se le adiestró en el arte de la guerra y en la religión católica. Contrajo matrimonio con su prima María Adelaida, hija del archiduque de Austria. Tras la revolución de 1848 contra Austria ascendió al grado de comandante de división. En la guerra que siguió a la ruptura entre ambos países destacó como un valeroso soldado.

En 1849, tras el fracaso de eliminar la influencia austríaca en el reino y la desastrosa derrota de Novara, su padre abdicó en su persona. Su primera medida de gobierno consistió en firmar la paz con los austríacos, para dedicarse a continuación a reconstruir su maltrecho país. En la tarea reconstructora contó con la ayuda de los ministros d'Azeglio y Cavour, este último a partir de 1852. Se llevaron a cabo una serie de reformas liberales que, con medidas hacendísticas y económicas, contribuyeron a la prosperidad de sus estados. Victor Manuel logró mantener la monarquía constitucional emanada del Estatuto Real de 1848, que se convirtió en el régimen más liberal que quedó en Italia tras la represión de los movimientos revolucionarios por el ejército austríaco de Radetzky.

La labor diplomática de Cavour logró que el emperador francés Napoleón III se comprometiese a ayudar al Piamonte en una más que posible guerra con Austria. En 1859 estalló la guerra, en la que las fuerzas franco-piamontesas lograron la victoria sobre los austríacos en las batallas de Magenta y Solferino. Sólo el temor de Napoleón III a la intervención prusiana en la guerra evitó que los austríacos fueran expulsados de Italia. Por el Tratado de Zürich de 1859, que motivó la dimisión inmediata de Cavour, Piamonte se anexionó Lombardía, mientras que el Véneto permaneció en manos austríacas. En pago a su ayuda, Francia se apoderó de Niza y Saboya.

La guerra provocó una serie de movimientos de inspiración liberal y nacionalista por toda Italia, que luchaban por la unificación del país bajo la figura de Victor Manuel. En Parma, Módena y la Toscana se celebraron plebiscitos en los que se decidió la anexión al reino de Cerdeña-Piamonte; Bolonia, que se unió a esta ola nacionalista, quedó escindida de los Estados Pontificios y unida al reino piamontés.

En 1860 Garibaldi, junto con algunos centenares de hombres, desembarcó en Marsala, ocupó Sicilia, que se sublevó a su voz, y de allí pasó a Nápoles, donde llegó en triunfo hasta la capital. Se proclamó dictador en nombre de Víctor Manuel y derrotó a las tropas borbónicas. En ese momento los afines a Victor Manuel temieron por la creciente fama de Garibaldi y sus supuestas ambiciones, por lo que indujeron al rey a atacarlo. Victor Manuel, con el pretexto de impedir un supuesto ataque al Papa por parte de los Camisas rojas, envió un ejército piamontés que acabó por derrotar a las fuerzas papales en la batalla de Castelfidardo de 1860. Esta victoria tuvo como consecuencia la anexión al Piamonte de las Marcas y Umbría. Las tropas de Víctor Manuel siguieron avanzando hacía el sur para detener a Garibaldi; éste, no queriendo entablar combate con los piamonteses, renunció a toda aspiración política y se entrevistó con Victor Manuel al que entregó Sicilia y Nápoles, al tiempo que le proclamó rey de Italia.

El primer Parlamento italiano reunido en Turín proclamó oficialmente rey a Victor Manuel II y adoptó el Estatuto de Piamonte de 1848 como ley fundamental de toda Italia. Sólo Roma, en poder del papado, y Venecia, en manos austríacas, no pertenecían a Victor Manuel. El monarca, en 1866, aprovechó la guerra entre Prusia y Austria para aliarse con la primera y conquistar Venecia. Roma, protegida por una guarnición francesa, era reclamada por el gobierno italiano para establecer en ella su capitalidad. El estallido de la guerra franco-prusiana que acabó con el Segundo Imperio Francés dejó al papado sin la protección que éste le brindaba y, por tanto, en manos de las tropas italianas, que lograron su conquista en 1870.

Conquistada Roma, Victor Manuel trasladó allí la capital del reino. La enemistad entre el rey y el papa Pío IX llegó en estos momentos a límites insostenibles: el pontífice, que se consideraba a sí mismo secuestrado por Victor Manuel, decidió excomulgarlo, negando de esta manera toda legitimidad al nuevo Estado italiano; a este hecho se unían las lógicas dificultades de integración entre estados, que hasta hacía poco habían sido independientes unos de otros.

Autor

  • Juan Antonio Castro Jiménez