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PinturaBiografía

Veronés (1528-1588).

Pintor italiano nacido en Verona en 1528 y muerto en Venecia en 1588, de nombre Paolo Caliari. Su padre fue un picapedrero llamado Gabriel. En 1541 era discípulo y ayudante de Antonio Badile. En 1548 realiza el Retablo Bevilacqua-Lazise de San Fermo. En los años posteriores trabajó para los Soranzo en Castelfranco, para en 1552 pasar a trabajar a Mantua para el cardenal Ercole Gonzaga. En 1553 se traslada a Venecia para pintar para el Palacio Ducal. Después de una breve estancia en Verona, en 1556 se establece definitivamente en Venecia, donde participa en la decoración de la Biblioteca de San Marcos, con cuyo trabajo obtiene el prestigioso collar de oro. En Venecia permanece hasta su muerte, aunque realiza trabajos para el exterior, en 1561 Villa Barbaro y retablos para Padua, Verona y Vicenza. En 1566 se casó con Elena Badile, hija de su maestro Antonio Badile, con la que tuvo numerosos hijos de los que Gabriel y Carletto, junto con su propio hermano Benedetto, fueron sus principales colaboradores.

Las primeras obras de Veronés estuvieron marcadas por el manierismo romano, aprendido a través de las obras de Giulio Romano en Mantua, o de Parmigianino y de Correggio en Parma, aunque permanece ajeno a las sugerencias intelectuales de esta pintura, tomando sólo el aspecto más libre del lenguaje cromático. En esta línea, colabora con arquitectos como Sanmicheli y Palladio inclinados a un clasicismo que Veronés compartió.

De su juventud son las telas para la Sala del Consejo de los diez del Palacio Ducal, en las que el Veronés se separó tanto del cálido colorismo de Tiziano como del lumínico claroscuro de Tintoretto, introduciendo gamas de colores fríos y claros, radiantes de destellos luminosos. Hacia 1555 realiza el majestuoso Retablo de Giustiniani en San Francesco della Vignia e inicia la decoración de la iglesia de San Sebastián, realizando las telas de la Sacristía la Coronación de María y Evangelistas obras donde todavía se siente la influencia de Correggio. En el techo de la iglesia de la iglesia pinta las Historias de Esther, en el coro superior Escenas del martirio de San Sebastián y para el altar mayor Virgen en gloria con San Sebastián y otros Santos, obras de gran sabiduría decorativa. Esta primera época culmina con los frescos de la Villa Barbaro en Maser, donde imaginó una decoración abierta sobre espacios ilusorios creados mediante arquitecturas fingidas, espectaculares afectos y temas de género, con animales domésticos y objetos aparentemente olvidados sobre las cornisas de las arquitecturas pintadas.

Veronés fue también un excelente retratista, género en el que también desarrolla su sentido decorativo, destacando de sus primeros años el Retrato de Familia o el Matrimonio Da Porto, pero sobre todo la espectacular Familia Cuccina de 1571.

Tanto las numerosas tablas sacras, como Martirio de Santa Justina de Padua, Retablo de San Zacarías de Venecia o La adoración de los Reyes Magos de Londres, así como las grandes telas de temas histórico mitológico Darío y la familia de Alejandro, van perfilando cada vez más su mundo decorativo y magnífico, donde los principios naturalistas se subliman a nivel grandioso y ornamental. Esta tendencia encontrará su mejor reflejo en el tema predilecto de Veronés: La Última Cena de la que realiza numerosas versiones. Grandiosos planteamientos escenográficos se desarrollan en obras como La Cena de Emaús, La cena en casa de Simón, en las dos versiones de Turín y Milán, o las Bodas de Caná, donde Veronés se retrató como músico en un cuarteto formado por él, su hermano Benedetto, Tiziano y Tintoretto.

El lujo escenográfico desarrollado por Veronés llegó incluso a preocupar al Santo Oficio, que censuró La Cena realizada para los dominicos de San Juan y San Pablo.
En su época madura, Veronés se centra más en temas sacros, dejando en manos de sus colaboradores las obras mitológicas o históricas, como Las Bodas místicas de Santa Catalina de 1575, en las que todavía la intervención directa de Veronés es sustancial, o las grandes telas pintadas para la Sala del Colegio del Palacio Ducal, con temas como la Virtud y Alegorías de Venecia, y posteriormente el Triunfo de Venecia en la Sala del Consejo Mayor.

En sus últimos años realizará numerosas obras de tema erótico-mitológico, entre las que destacan las cuatro Alegorías del Amor, pintadas alrededor de 1580 para el emperador Rodolfo II, las diferentes versiones de Venus y Adonis y de Los Amores de Venus y Marte. En las últimas obras dulcifica el color, acercándose a los planteamientos de Tiziano y los Bassano, como se muestra en el Hallazgo de Moisés, o tomando acentos más patéticos como en La oración en el huerto y obras tan tardías como la Lucrecia de Viena.

La pintura del Veronés refleja los últimos tiempos del renovado ambiente veneciano, pero las sombras nocturnas que habían dominado las obras del Tintoretto apenas empañan la serena luminosidad de éste. El Veronés representa un sector distinto del arte italiano, separándose de Tiziano y del Tintoretto tanto en el lenguaje formal utilizado como en las normas marcadas por Giorgione. Como ellos, basará su pintura en el color, pero en lugar de expresarse a través de efectos ambientales de conjunto, opta por los colores detallados, dispuestos en tonalidades uniformes y llevados al límite de su luminosidad. Esto se refleja en un pintura alegre y llena de serenidad.

Entre su producción destacan los frescos, especialmente los realizados en la Villa Maser, su pintura límpida y fluida se adaptaba de forma idónea a superficies arquitectónicas. Con ellos crea un nuevo sentido espacial en la decoración de interiores, ajeno a sistema rafaelesco. La originalidad se logra mediante una adecuación de la pintura a la arquitectura, logrando crear sistemas continuos en los que los juegos de destreza ilusionística no responden a ideas ingeniosas, sino a elementos de un todo concebido coherentemente. No interpone intermediarios entre el espectador y el espectáculo. La arquitectura constituye el elemento definitorio de los escenarios de la pintura del Veronés. Su presencia es siempre un elemento activo en la composición, no sólo en los frescos sino en todas sus obras. Más que un reflejo de la sociedad real, lo que al Veronés le interesa es trasmitir su visión de ciudad ideal y es mediante la presentación de un clasicismo de signo palladinao como lo consigue.

Bibliografía

  • BERENSON, B.: Los pintores italainos del Renacimiento. (Barcelona, 1954).

  • FREEDBERG, S.J.: Pintura en Italia (1500-1600). (Madrid, Cátedra, 1983).

  • NIETO ALCAIDE, V.: La pintura en el Renacimiento italiano del siglo XVI. (Barcelona, 1990).

E. Alegre Carvajal.

Autor

  • Esther Alegre Carvajal.