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LiteraturaBiografía

Valerio Catulo, Cayo o Gayo (87-54 a.C.).

Poeta erótico latino nacido en Verona del que ni siquiera se sabe el nombre con seguridad, pues hay quien opina que su praenomen verdadero fue Quinto. No se conocen con exactitud las fechas de su nacimiento y muerte, aunque según san Jerónimo nació en el 87 a.C. y murió en el 57 a.C. (este sabio dice rotundamente que tenía 30 años al morir); no obstante, lo más probable es que naciera en el 84 a.C. y muriera el 54 a.C.

Vida

Nació en el seno de una familia rica y acomodada, de la que fue amigo el propio Julio César; por su casa de Verona y su casa de campo de Sirmión, junto al lago de Garda, pasaron algunas de las personalidades más reputadas del siglo I a.C. Se trasladó a Roma cuando aún no contaba los veinte años (65), entabló amistad con Licinio Calvo, Cecilio, Helvio Cinna, Quinto Cornificio, Cicerón y Hortensio Hortalo, entre otros, y frecuentó el ambiente de los neoteroi o poetae noui. Nos consta que salió de Roma hacia Bitinia y Asia Menor, donde estuvo entre 57 y 56. A su regreso a Roma, vivió pocos años, como se deduce de la noticia de san Jerónimo.

La mayoría de su obra poética se centra en la figura de Lesbia, a quien conoció en Roma en el año 59 o 57. Lesbia era el seudónimo de Clodia, esposa de Quinto Metelo Celer y hermana del tribuno Clodio, mujer culta y muy bella pero que no gozó de buena fama; de ella se decía que había envenenado a su marido en el año 59. Parece ser que su amistad con Clodia duró hasta el 55 o 54; en su relación, hubo continuos altercados, rupturas y reconciliaciones. Con el séquito de Cayo Memmio marchó a Bitinia para visitar la tumba de su hermano.

Obras

Ha llegado hasta nuestros días una colección de poemas titulada el Liber, ordenada muy probablemente después de su muerte por un editor desconocido (algunos atribuyen esta labor a Cornelio Nepote), aunque no falta quien piensa que el orden del conjunto se debe al propio autor. El conjunto se divide en tres partes: la primera está compuesta de breves cármenes polimétricos (1-60); la segunda, de los llamados carmina docta (61-68), según modelos alejandrinos; y por último la tercera parte, otros cármenes breves o epigramas en dísticos elegíacos (69-116). El primero y tercer grupo forman las nugae, en las que se narra la historia de amor, que cubre todo el proceso que abarca desde el inicio del proceso amoroso hasta su final desdichado. El segundo grupo comprende ocho composiciones: el epitalamio por las bodas de Manlio Torcuato y Vinia Aurunculeia; otro epitalamio en hexámetros, afortunada transposición de Safo; el Attis, en versos galiambos, sobre el culto a Cibeles; el vasto epilio por las bodas de Peleo y Tetis; la traducción en hexámetros de La cabellera de Berenice de Calímaco; una elegía epistolar de gusto alejandrino con recuerdos de sus amores con Lesbia.

Esta parte del libro le acerca mucho a los neoteroi y al gusto alejandrino (sus modelos básicos son los de Calímaco y Euforión); de hecho, es considerado comúnmente como el representante principal de ese grupo, que se alejó de la tragedia y la épica y cultivó una poesía breve (donde imperan el poema amoroso, el epigrama y el epilio, como se ha señalado) de forma cuidada y contenido tan personal como variado (se ha dicho que es una poesía de contrastes, propia de los años jóvenes), donde se buscan la sorpresa, la provocación y la ruptura del decorum. Su lírica es docta y aristocrática (hay una base libraria que se percibe a cada paso en sus poemas) y gozó de popularidad a pesar de que su poética no sea nada corriente. En los Carmina no existe compromiso político sino que más bien se aprecia un profundo desinterés y un rechazo hacia todo aquello que pueda ofender la naturaleza humana.

Catulo revolucionó la lírica latina, al marcar los derroteros de los poetas elegíacos posteriores (Tibulo y Propercio), al convertirse en modelo innegable de Horacio en varios de sus poemas o al influir incluso en Virgilio, Ovidio o Marcial. Por desgracia, Catulo fue desconocido a lo largo de la Edad Media, antes de que, a partir del Trecento, se iniciase su recuperación gracias a un manuscrito de la catedral de Verona; desde ahí, su huella se percibirá cada vez con más poder en los humanistas italianos, particularmente en el grupo napolitano. En España, Catulo es uno de los mitos poéticos del siglo XVI, en autores cultos como Diego Hurtado de Mendoza o Lupercio Leonardo de Argensola. Desde esta última centuria, no obstante, Catulo pasó a ser lectura común entre los aficionados a los clásicos latinos.

Autor

  • MCV.