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HistoriaPolíticaBiografía

Valentiniano I. EMPERADOR DE ROMA (321-375).

Emperador romano. Nació en Cibalae (Panonia) en el 321 y murió en Brigetio (Panonia) en el 375. Fue emperador de Roma entre el 364 y el 365. Era un simple oficial del ejército cuando fue proclamado Augusto por las tropas romanas en Nicea. Su mayor preocupación durante todo su reinado fue la defensa de las fronteras septentrionales. Fue uno de los últimos emperadores guerreros de la historia del Imperio Romano. Su nombre completo era Flavio Valentiniano.

Era hijo de Graciano, un renombrado militar de origen campesino que había destacado por su valentía y sus cualidades guerreras. Su padre había tenido una brillante carrera militar que le llevó a recorrer todo el escalafón del ejército romano desde el cargo de tribuno al de Comes Britanniae. Tras su retirada de la vida militar Graciano vio cómo todas sus propiedades eran confiscadas por orden del emperador Constancio II, quien le acusó de apoyar a su rival, Magencio. Estas acusaciones, sin embargo, no impidieron a Valentiniano ingresar en el ejército, aunque sí le causaron algunos problemas en sus primeros destinos: desde el primer momento, su carrera militar se vio implicada en las intrigas de la política imperial. En el 357 fue nombrado tribuno de caballería de Juliano, el César de Constancio II en Occidente.

Uno de estos problemas tuvo lugar en 358, cuando él y otro militar fueron acusados de tratar de deteriorar las relaciones entre Juliano y Constancio, por lo que ambos fueron apartados del servicio. En el 359 nació su primer hijo, Graciano, cuya madre fue su primera mujer, Severa, quien murió poco tiempo después de dar a luz. Posteriormente, Valentiniano I contrajo matrimonio con Justina, con la que tuvo un varón, Valentiniano II, y dos hijas, Gala y Justa. Tras la muerte de Juliano, se reincorporó al ejército a petición de Joviano, quien había ascendido al trono. Luciliano, el hombre de confianza del nuevo emperador, recibió la orden de reclutar a Valentiniano con el fin de que convenciera para que cambiase su actitud a Jovino, el magister armorum per Galias nombrado por Juliano, quien se negaba a entregar el poder. Tras cumplir su misión, el grupo de Valentiniano recorrió varias provincias y guarniciones militares con el fin de anunciar el fin de las campañas de Persia y el ascenso al trono de Joviano.

Sin embargo, entre el ejército de Galia comenzó a correr el rumor de que Juliano todavía estaba vivo, por lo que estalló una revuelta contra los seguidores de Joviano. Los principales lugartenientes del nuevo emperador, entre los que se encontraban Seniauco y Luciliano, fueron asesinados, aunque Valentiniano consiguió escapar. El futuro emperador se unió a las tropas que Joviano había enviado para controlar la Galia y fue nombrado comandante de la Segunda división de Scutari. Tras la muerte del emperador Joviano, el 17 de febrero del 364, aparentemente de causas naturales, las tropas se reunieron en Nicea con el fin de elegir un nuevo emperador. Comenzaron a surgir como posibles candidatos los nombres de Aequitio y Januario, hombres de confianza de Joviano. Por sorpresa , a pesar de su origen panonio, las tropas romanas estacionadas en Nicea eligieron a Valentiniano proclamándolo Augusto. La asamblea envió mensajeros a Valentiniano para informarle de la situación, ya que éste se encontraba en Ancria acampado con sus tropas.

Al recibir la noticia, emprendió el camino hacia Nicea, donde, mientras tanto y aprovechándose de su ausencia, Aequitio trataba de que la asamblea cambiase su decisión y eligiese otro emperador. Valentiniano realizó su entrada en Nicea el 24 de febrero del 364; como ese día era considerado por la superstición romana como poco propicio para tomar decisiones políticas, fue proclamado emperador el 26 de febrero del 364. Ante los rumores de una revuelta entre los soldados, ya que algunos de ellos dudaban de su capacidad para el cargo, Valentiniano afirmó en su discurso de coronación que, para él, el ejército era su primera prioridad. Las tropas le pusieron una única condición para que mantuviese el poder: el nombramiento de un corregente, para de esa forma evitar una nueva crisis sucesoria. Cumpliendo los deseos de la tropa, un mes después de su proclamación Valentiniano I nombró a su hermano Flavio Valente emperador de la parte oriental del Imperio.

El primer paso fue nombrar a Valente el 1 de marzo tribuno y encargado de los establos reales; poco después, el 28 de marzo del 364, el hermano del emperador fue designado Augusto. En todos los documentos de la época quedó reflejado claramente que Valente quedaba subordinado a sus hermano. Ambos hermanos se repartieron los altos cargos de la administración y a los oficiales supremos del ejército. Con esta decisión quedó consolidada de forma definitiva la división en dos zonas independientes del Imperio romano. Así también el emperador trataba de apaciguar posibles malestar entre la clase dirigente de Oriente, que veía cómo alguien con categoría imperial permanecería en Oriente preocupado de los asuntos de gobierno.

Al asumir el poder, Valentiniano se encontró con un Imperio que había estado sumido en sesenta años de luchas internas. A causa de su origen provincial y su condición de seguidor del cristianismo surgido del Concilio de Nicea, su nombramiento le valió la enemistad de la nobleza senatorial de Roma. Sin embargo, su acceso al trono imperial puso de manifiesto el aumento de la importancia de las provincias romanas de Occidente, especialmente Galia, Britania y África. Fueron precisamente estas provincias, además de las de Italia, Vienense e Ilírica, las que quedaron bajo el control directo de Valentiniano, lo que suponía la totalidad de las prefecturas de la Galia y la de Italia. Valentiniano fijó la sede formal de su corte en la ciudad de Milán, aunque en la práctica pasó casi todo su reinado en Tréveris, cerca de la frontera renana, con algunas temporadas esporádicas en la ciudad de Sirmium, en la frontera del Danubio (actual Yugoslavia).

Los hombres de confianza de Valentiniano eran Jovino, Dagalafio, Aequitio, a quien nombró comes Illyricum, y Sereniano, que fue puesto al frente de las domesticorum scholae. El nuevo emperador subordino la vida civil a la militar. La clase militar pasó a ser más importante que la vieja clase senatorial romana. La corte imperial, que había adquirido un fuerte carácter militar, era el lugar donde residía el verdadero poder. La mayoría de los dirigentes de la administración eran ya de origen provincial. El emperador promulgó una serie de medidas encaminadas a erosionar el poder de la clase senatorial. En el 364 promulgó un edicto en el que situaba a los equites en el orden social tan solo por debajo de los senadores. Una segunda ley que vio al luz en el 367 dio a los miembros de la corte los mismos privilegios que a los senadores. En el 371 modificó la escala de clases tradicional al establecer varios rangos superiores a los clarissimi o consulares, los viri spectabiles o procónsules y los viri illustres, títulos que portaban los más altos cargos de la administración. Creó un nuevo cargo civil, el defensor civitatis o plebe, que tenía como misión defender a los ciudadanos de los abusos de los potentes.

Paralelamente se fue produciendo un proceso de burocratización de la administración, ya que cada vez el emperador fue delegando sus funciones administrativas en un nutrido grupos de funcionarios. Pero esto no hizo más que entorpecer la administración del imperio ya que la corrupción se generalizó y la cantidad de los impuestos recaudados disminuyó considerablemente. Al contrario que su hermano Valente no se implicó en las luchas religiosas entre los arrianos y los católicos. Sin embargo condenó duramente las dos principales herejías que existían el oeste del Imperio, el maniqueísmo y el donatismo. Trató de ganarse el favor de la nobleza pagana manteniendo el título de Pontifex Maximus y legalizando la práctica de la adivinación pagana.

Uno de los primeros problemas a los que tuvo que hacer frente fue el ataque de los alamanes a Galia. Los atacantes acusaban al emperador de no pagarles la misma cantidad de tributos que los anteriores emperadores romanos les entregaban. Los alamanes invadieron Galia en el 365. Este hecho coincidió en el tiempo con la sublevación de Procopio en Oriente. Valentiniano recibió ambas noticias al momento y dudó sobre si acudir a ayudar a su hermano o permanecer en la Galia haciendo frente a los alamanes. Decidió dirigirse al oriente, mientras envió a su general Dagalaifo contra los alamanes. Sin embargo las presiones de las ciudades galas y se su corte le hicieron cambiar de opinión y quedarse en la Galia para hacer frente a los alamanes. Temía que si se dirigía al sur perdería los apoyos del ejército de la Galia, que era el que le había llevado al trono.

El emperador se dirigió a Reims, desde donde dirigió las acciones militares. Envió un ejército al mando de Charitto y Severiano contra los alamanes, pero estos consiguieron derrotar a las tropas romanas. Tras reorganizar el ejército el Augusto envió en el 366 una nueva expedición, al frente de la cual situó a Dagalaifo. Tras los continuos fracasos del general romano fue sustituido por Jovino, quien tras una dura campaña consiguió expulsar a los alamanes de Galia. Como agradecimiento por los servicios prestados Valentiniano nombró al vencedor de los alamanes cónsul. Sin embargo los alamanes contraatacaron al año siguiente y volvieron a invadir la Galia.

Después de que los bárbaros saquearan la ciudad de Mainz, Valentiniano ordenó el asesinato de uno de los líderes alamanes, Viticabio. En la primavera del 368 los romanos enviaron una expedición contra los alamanes para situarles definitivamente bajo el poder imperial. La campaña fue dirigida por los generales Sebastiano, Jovino y Severo. Valentiniano se puso al frente de las topas que cruzaron el río Main. Finalmente las huestes romanas se enfrentaron a los bárbaros en las cercanías de Solicinium (Schwetzingen). Tras una brutal batalla los romanos obtuvieron la victoria, aunque en una de las acciones el emperador estuvo a punto de encontrar la muerte. A su regreso a Galia Valentiniano mandó reforzar y ampliar las defensas de la orilla izquierda del Rin.

Los alamanes protestaron por estos trabajos, ya que lo consideraban un ataque a su integridad. Tras ser desoídas sus protestas atacaron la principal fortaleza de la línea defensiva del Rin situada en las cercanías de Heidelberg, consiguiendo destruirla tras dar muerte a sus defensores. Paralelamente el emperador vio como la situación empeoraba en el norte de Galia. En el 370 a causa de la intensificación de los ataques de los sajones. Valentiniano envió a Severo a frenar los ataques. Tras una dura campaña los romanos acabaron con la vida de la mayoría de los hombres del ejército sajón, a pesar de que estos al verse derrotados pidieron permiso a los romanos para regresar sanos y salvos a sus tierras.

Una vez solucionados los problemas con los sajones, Valentiniano lanzó un nuevo ataque contra los alamanes. Esta vez su objetivo eran las tribus encabezadas por Macriano. Para facilitar su victoria trató de contar con la colaboración de los burgundios, otra tribu germánica enemiga declarada de los alamanes. Teodosio fue el encargado de ponerse al frente de las tropas que atacaron a los alamanes en Retia y en el valle del río Po. Esta campaña se prolongó durante cuatro años, mostrándose Macriano como un rival duro de vencer. Con el fin de acabar con la resistencia de los bárbaros el emperador trató de ganarse el favor de los alamanes que apoyaban el acuerdo con los romanos. Gracias a sus gestiones consiguió trasladar a Britania a las tropas del rey alamán Fraomario.

El desarrollo de las campañas contra los alamanes se vio entorpecido por los continuos problemas fronterizos, primero en África y después en el Danubio. Ante la imposibilidad de derrotarle y la invasión de Iliria por parte de tribus de los cuados y los sarmacios, Valentiniano firmó la paz con Macriano. La situación interna se agravó cuando un ejército de pictos, escotos y atacotes derrotaron al dux Fullofaudes en Britania, provincia que cayo en un estado de anarquía, lo que fue aprovechado por los francos y los sajones para atacar el norte de la Galia. Los enviados del emperador para pacificar Britania, primero Severo y posteriormente Jovino, fracasaron en sus intentos de devolver al paz al territorio.

Cuando ese mismo año Valentiniano cayó enfermo se desató una lucha por la sucesión entre Severo, candidato del ejército, y Rústico Juliano, apoyado por la nobleza gala. La inesperada recuperación del emperador puso fin a estas disputas internas. Para evitar que volviera a plantearse una situación parecida en el futuro nombró a su hijo Graciano, co-Augusto. A comienzos del 368 lanzó una campaña contra la alamanes y envió a Teodosio a Britania. Este último, quien se encontraba al mando de cuatro legiones, consiguió restaurar el orden en el sur de la provincia, tras lo que reorganizó el ejército y la administración provincial. Siguiendo una táctica casi de guerrillas en el año 369 Teodosio logró recupera la región situada al norte de Londres y puso fin a la rebelión de Valentino, cuñado de Maximino, y que había tratado de hacerse con el control de Britania. Por sus éxitos en sus campañas a su regreso a a la Galia Valentiniano nombró a Teodosio magister equitum en sustitución de Jovino.

En el 372 estalló en la provincia de África una rebelión encabezada por Firmus, en la que los rebeldes protestaban por la profunda corrupción del comes Romanus. Nuevamente fue Teodosio el elegido para restaurar el poder imperial. El general romano puso fin a la rebelión y castigó duramente a los responsables de la corrupción existente en el seno de la administración provincial. En el 373 las tribus de los cuados y los sarmacios cruzaron el Danubio y comenzaron a saquear las provincias de Valeria y Mesia. De esta última provincia fueron expulsados por Teodosio el Joven, dux de Mesia, e hijo del general de Valentiniano.

Los sármatas solicitaron el perdón del emperador, quien decidió castigar duramente a los cuados. En el verano del 375 se adentró con sus tropas en el territorio de los cuados, que saqueó y arrasó. Tras sus éxitos se retiro a pasar el invierno con sus tropas a Savaria (Szombatheli), donde el 17 de noviembre del 375 recibió a una embajada de los cuados, que solicitaba un acuerdo de paz con Roma a cambio de la destrucción de las líneas defensivas romanas en su territorio. La actitud de los embajadores bárbaros enfureció tanto a Valentiniano que le provocó un ataque al corazón que terminó con su vida. Su hijo Graciano, que contaba con tan solo 15 años de edad, fue proclamado emperador.

JLGC

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