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LiteraturaBiografía

Valdés, Juan de (1499-1541).

Escritor español, nacido en Cuenca a finales del siglo XV (se cree que en 1499) y fallecido en Nápoles en 1541, que fue uno de los grandes humanistas de comienzos del Renacimiento español.

Uno de los grandes logros históricos del Renacimiento fue la exaltación de las culturas nacionales y de las lenguas vernáculas. Valdés contribuyó decisivamente a hacer del castellano uno de los idiomas más importantes de su tiempo.

Su estilo refleja a la perfección las ideas que tenía acerca del uso de un idioma. Llegó a dejar escrita la siguiente máxima: "Escribo como hablo". Con ello quería decir que su intención era alejarse de la retórica complicada de los prosistas anteriores, y reproducir por escrito la naturalidad de la lengua hablada.

Vida

Se sabe poco acerca de su vida, al igual que ocurre en el caso de su hermano Alfonso. Perteneció a una de las familias más importantes del lugar. Su padre era Fernando de Valdés, regidor perpetuo de dicha ciudad (algo así como alcalde o gobernador). Según algunos estudiosos, Alfonso y él fueron hermanos gemelos (suposición que no se ha podido demostrar).

En su formación académica desempeñó un papel muy destacado el intelectual italiano Pedro Mártir de Anglería, quien le orientó por el sendero del Humanismo. Luego estuvo en la corte del marqués de Villena, donde entró en contacto con los erasmistas españoles. Y pasó, finalmente, a la Universidad de Alcalá de Henares, en la que estudió Teología (una rama de la Filosofía que estudia el tema de Dios y las religiones), hebreo y lenguas clásicas (latín y griego).

En 1528 ya mantenía correspondencia con Erasmo de Rotterdam. Un año después, publicó un libro en el que hablaba del cristianismo y fue perseguido por la Inquisición, por lo que tuvo que marchar a Italia. Allí, sus opiniones fueron aceptadas por el papa Clemente VII, quien le convirtió en su gentilhombre (caballero a su servicio).

Pasó luego a Nápoles, ciudad que era entonces española, y dirigió allí una tertulia sobre temas religiosos (las sacre conversazioni, o "conversaciones sagradas") que se hizo famosa entre los teólogos intelectuales de todo el mundo.

Esta reunión de personas cultas interesadas no sólo por la religión, sino también por otros temas humanísticos fue muy importante para la historia de la Literatura española: Juan de Valdés escribió sus mejores obras para satisfacer la curiosidad de sus contertulios.

Algunos de sus textos religiosos llegaron a España y se difundieron por diferentes zonas en las que había muchos erasmistas (como Valladolid). Cuando Valdés murió, sus seguidores y discípulos intelectuales fueron perseguidos, pues la Iglesia sentía preocupación ante la gran difusión de sus ideas.

Obra

El propósito de Juan de Valdés, como el de todos los humanistas, era volver a situar al ser humano en el centro de las preocupaciones de todos. También fue, como su hermano Alfonso, un valiente y sincero erasmista, es decir, un defensor en España de las ideas de Erasmo de Rotterdam, quien proponía reformar una Iglesia católica corrompida por el lujo y la vanidad de sus representantes (curas, frailes, monjas, obispos, cardenales, etc.).

Por si todo esto fuera poco, Juan de Valdés también fue uno de los primeros escritores en publicar algunas de las páginas más bellas en defensa de la lengua castellana.

Toda la producción de Juan Valdés está escrita en prosa, y casi toda ella (menos su obra más famosa: el Diálogo de la Lengua) se ocupa de asuntos religiosos.

Obras de tema religioso

Como todos los erasmista, Valdés pensaba que había que reformar el clero. En Diálogo de la doctrina cristiana (1528), tres personajes hablan acerca de ciertas cuestiones del cristianismo (la importancia del Credo, los mandamientos, los pecados capitales, etc.). Juan de Valdés propone como modelo el "cristianismo interior" (es decir, lo mismo que defendían los erasmistas: una religiosidad basada en la propia fe de cada uno, no en sus actos ni en las apariencias externas). Alfabeto cristiano (1546) es una obra escrita en italiano y destinada a los compañeros de su tertulia. Se publicó, póstumamente, a los cinco años de la muerte de Valdés. Ciento diez consideraciones divinas (1550) también fue escrita en italiano e iba dirigida a los miembros de las sacre conversazioni.

Diálogo de la lengua (1535-1536)

El Diálogo de la lengua lo escribió también Valdés para informar a sus compañeros de tertulia; pero esta vez se sirvió de su lengua materna, pues su intención era defender el valor del castellano como lengua útil para la expresión de cualquier tipo de conocimiento.

Según Valdés, la lengua castellana es "tan noble, tan entera, tan gentil y tan abundante" como el latín. Defendía así el uso de las lenguas vernáculas (español, francés, italiano, etc.) frente al empleo tradicional del latín. Hasta entonces, todo aquel que quería escribir una obra que fuera respetada entre los intelectuales tenía que escribirla en latín; Valdés vino a decir que el castellano era tan válido para expresar cualquier asunto (por muy importante que fuese) como lo era la lengua de los antiguos romanos.

El Diálogo de la lengua no es un libro de gramática, pues no ofrece reglas estrictamente gramaticales del castellano. Se limita a proporcionar a aquellos napolitanos amigos de Valdés unas serie de normas para que, cuando hablen en castellano, lo hagan con gracia, elegancia, buen gusto y naturalidad.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.