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HistoriaBiografía

Tecún Umán (1499-1524).

Caudillo de los quichés y jefe supremo del ejército. Nació aproximadamente en 1499 y murió en 1524. Fue nieto de Quicab, un caudillo prehispánico que la tradición oral ha presentado como débil y cobarde.

Los quichés eran un poderoso pueblo centroamericano, emparentado con los toltecas, que en los momentos anteriores a la conquista por los castellanos llegó a controlar la práctica totalidad del territorio de la actual Guatemala.

En su biografía se mezclan la leyenda y la realidad, haciendo difícil distinguir hasta donde llega una y hasta donde la otra. Parece cierto que cuando en 1524 los conquistadores españoles de don Pedro de Alvarado llegaron al territorio quiché, Tecún Umán era uno de los jefes de este pueblo y posiblemente estuviese al mando del ejército. Fue el conquistador de México, Hernán Cortes, el que envió a Alvarado a la conquista de Guatemala y de las tierras colindantes.

La historia de Tecún Umán se conserva gracias a la rica tradición oral del pueblo quiché recogida en las conocidas Danzas de Conquista. Estas, en el caso de Guatemala, cuentan los hechos de la conquista por el capitán extremeño don Pedro de Alvarado, el cual a su vez estaba subordinado a Hernán Cortés. El texto más importante que narra la historia de la resistencia de Tecún Umán y su enfrentamiento con Pedro de Alvarado data de la primera mitad del siglo XVI, redactado originariamente en quiché y llamado Títulos de la Casa Ixquin Nehaib, Señora del territorio de Otzoya.

Para los quichés la llegada de los castellanos supuso una ruptura con el mundo que ellos conocían anteriormente y con sus modelos de sociedad que quedaron prácticamente aniquilados por la conquista. En un primer momento, como ocurrió en otros muchos lugares de América, los castellanos fueron tomados por dioses, en el caso concreto de los quichés, estos se refirieron a ellos como los Hijos del Sol, y se identificaron con mitos ancestrales sobre unas deidades terribles que llegarían del mar y destruirían su sociedad.

Los conquistadores llegados de España dominaron con facilidad algunos lugares del istmo de Tehuantepec, tras lo que pasaron a tierras de la actual República de Guatemala, región habitada en su mayoría por los pueblos de origen tolteca, los quichés, cakchiqueles y tzutuhiles entre otros. Estos pueblos no eran tribus desorganizadas de indígenas más o menos inexpertos en el uso de las armas, como los pobladores del istmo de Tehuantepec, sino que eran sociedades muy organizadas que se encontraban en un estadio social evolutivo que bien podría clasificarse de protoestatal. Por ello, la resistencia de estos pueblos a la conquista fue considerablemente mayor que la que los españoles se habían encontrado con anterioridad.

La compleja sociedad quiché estaba dirigida por dos soberanos simultáneos bajo los cuales se encontraban toda una serie de dirigentes locales y jefes militares. Tecún Umán era uno de estos jefes militares, y los reyes que gobernaban el pueblo quiché en su época fueron Oxib Quej y Belejep-Tzy.

Parece que los reyes quichés ante la amenaza que suponían los conquistadores llegados del mar, buscaron la alianza con los pueblos vecinos, pero las rivalidades entre ellos y los odios provocados por las guerras continuadas impidieron que dicha alianza defensiva pudiera siquiera llegar a plantearse. Por tanto los quichés se prepararon para la defensa en solitario, pese a lo que lograron presentar un total de siete grandes batallas contra las tropas de Pedro de Alvarado.

El primer combate entre los quichés y los hombres de Alvarado tuvo lugar a orillas del río Tilapa, entre Xuchiltepéquez y Soconusco. Poco después las fuerzas de ambos se encontraron de nuevo en Zapotitlán. Pese a que estas primeras batallas causaron una gran mortandad entre los indígenas, y pese a que estos tuvieron que enfrentarse con una serie de armas y tácticas militares totalmente desconocidas y que habían causado el pánico en otros pueblos americanos, parece ser que la determinación de los quichés por defender su territorio era tal que les impedía rendirse ante semejantes desventajas.

La tercera gran batalla fue en la colina de Quetzaltenango (actual Santa María Jesús), en la cual las tropas quichés contaban con la ventaja estratégica a ser ellos los que defendían la posición más elevada. Pese a ello, la tropa de Pedro de Alvarado logró una nueva victoria.

En las barrancas de Olintepeque tuvo lugar el cuarto enfrentamiento. Seis mil quichés, según las crónicas llegados del señorío de Utatlán y dirigidos por Azumanché, esperaban a los hombres de Alvarado al otro lado de Quetzaltenango. Pese a la aplastante superioridad numérica la victoria fue una vez más para Alvarado. La derrota quiché fue tal que las aguas del río Olintepeque se tiñeron de sangre y desde entonces fue conocido como el Xequijel (‘río de sangre’ en quiché). La población de Xelajú, que gobernaban diez príncipes y que según las crónicas de la época tendría una población de cerca de 80.000 indios, fue abandonada ante el desastre de Xequijel.

La dirección de la guerra pasó entonces a Tecún Umán, posiblemente debido a que Azumanché había caído en Xequijel. Junto a Tecún Umán estuvo el brujo Ajitz. El nuevo líder de los quichés salió al encuentro de Pedro de Alvarado con un poderoso ejército de más de 10.000 hombres, según nos cuentan las crónicas. El encuentro entre ambas fuerzas tuvo lugar el 12 de febrero de 1524 en las proximidades de la ciudad guatemalteca de Quetzaltenango, llamada Xelajú o simplemente Xela por sus habitantes quichés. Dicho enfrentamiento es conocido en la historiografía como la batalla del Pinal. Ésta duró más de dos horas y no fue hasta el último momento cuando se decidió la suerte de la misma. Pedro de Alvarado decidió atacar con la caballería, al mando de don Pedro de Portocarrero y Juan de Chávez, un ala del escuadrón de Tecún Umán, el cual a su vez, trataba de dividir en dos la infantería de Alvarado para cercar una parte. Pedro de Alvarado atacó personalmente al escuadrón de Tecún Umán que iniciaba el movimiento envolvente. En ese momento, ambos caudillos se encontraron frente a frente.

Cuenta la leyenda que Tecún Umán al ver al capitán español montado en su caballo, y posiblemente, pensando que caballo y jinete eran una misma cosa, idea esta muy extendida entre los indígenas americanos en los primeros tiempos de la conquista; se lanzó sobre la montura a la que atravesó con su lanza. Tecún Umán, al observar como la montura se desplomaba pero el jinete se mantenía intacto, parece ser que se desconcertó y Pedro de Alvarado aprovechó este momento para herir mortalmente al jefe quiché, con una lanza que le había dado Alonso Hernández Portocarrero. Sobre el príncipe Tecún volaba un quetzal, que según el mito protegía al valeroso quiché y, que cuando Tecún fue herido, cayó fulminado. El quetzal, al parecer tenía una profunda herida en el pecho: Hallaron al rey Tecún con el mismo golpe y herida de lanza que recibió el pájaro. La leyenda continúa afirmando que éste es el origen del color rojo de las plumas del pecho de los quetzal, pájaro que siglos después se convirtió en el emblema nacional de Guatemala.

Al correrse la noticia de la muerte del caudillo quiché, las tropas indígenas se retiraron a las montañas, dejando Quetzaltenango y el resto del territorio en manos de los españoles.

El cadáver de Tecún Umán fue transportado al palacio del rey quiché y allí fue honrado por su pueblo como un gran guerrero. Tras la derrota en la batalla del Pinal los quichés se convirtieron al cristianismo por decisión del heredero de Tecún Umán, Huitzitzil. La leyenda afirma que Tecún permanece con vida en forma de espíritu de los volcanes.

Tecún Umán es considerado como un héroe nacional en Guatemala y se han erigido varios monumentos en su honor.

En 1525, tras el sometimiento de los Cakchiqueles, quedó consolidada la posesión española en la región de Guatemala.

JACJ

Autor

  • Juan Antonio Castro Jiménez