Shelley, Jaime Augusto (1937-VVVV).
Poeta, ensayista y profesor universitario mexicano, nacido en México DF en 1937. Autor de una intensa y brillante producción poética que indaga en la problemática actual del ser humano inmerso en la sociedad contemporánea, está considerado como una de las voces más relevantes de la lírica azteca de la segunda mitad del siglo XX.
Inclinado desde su temprana juventud hacia los conocimientos humanísticos y el cultivo de la creación poética, cursó estudios superiores de Letras e inició su trayectoria profesional dentro de la docencia en la Universidad Veracruzana, para pasar luego a impartir clases de literatura en el Centro Universitario de Teatro (CUT) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Durante muchos años dirigió el Taller de Poesía de la Facultad de Filosofía y Letras de este último centro de enseñanza superior. Fruto de sus labores de reflexión e investigación son algunos ensayos suyos tan valiosos como La canción de amor de J. A. Prupock y Los hombres huecos, así como un brillante estudio crítico sobre la obra lírica de T. S. Eliot (1888-1965).
La interesante producción literaria de Jaime Augusto Shelley parte de un lúcido ejercicio de reflexión sobre el alcance del lenguaje poético para intentar establecer los vínculos entre la palabra del creador artístico -en este caso, el poeta- y el complejo entramado social que le rodea. Preocupado siempre por la hostilidad con que castiga la sociedad moderna al ser humano que la conforma, el autor de Ciudad de México dio a conocer sus primeras inquietudes poéticas a comienzos de los años sesenta, con la publicación de La gran escala (1961), una magnífica colección de versos que llamó poderosamente la atención de los lectores y la crítica especializada. Un año antes, el nombre de Jaime Augusto Shelley había comenzado a circular en los foros poéticos mexicanos merced a la inclusión de algunos poemas suyos en el mítico volumen colectivo titulado La espiga amotinada (1960), donde su voz se sumó a la de otros jóvenes poetas como Juan Bañuelos, Jaime Labastida, Óscar Oliva y Eraclio Zepeda, quienes compartían la profunda convicción de que el ejercicio de la creación poética implicaba necesariamente un intento de cambiar la sociedad. El idealismo de este colectivo fue saludado con entusiasmo por algunas figuras cimeras del las Letras mexicanas como Octavio Paz (1914-1998), quien celebró la “lucidez y osadía poética” de los jóvenes autores que lo conformaban, y afirmó que “inclusive si se estrellan contra el famoso muro de la historia, pensar y obrar así es un punto de honra para cualquier poeta y más si es joven”. Las buenas impresiones causadas por los autores de este grupo poético quedaron plenamente confirmadas en otro poemario colectivo titulado Ocupación de la palabra (1965).
Siempre en la misma línea estética e ideológica, Jaime Augusto Shelley ha ido forjando una extensa obra poética en la que sobresalen otros títulos tan notables como Himno a la impaciencia (1971), Por definición (1976), Girasol de urgencias (1987), Abuso de poder (México: Ed. Siglo XXI, 1987), Patria prometida. 1984-1995 (México: Dirección General de Publicaciones del CNCA, 1996) y Concierto para un hombre solo (México: La Mosca Muerta, 2001). En este último poemario pueden leerse algunos versos de tan honda calidad poética como éstos: "Se solicita un patio / con macetas rojas / y vaho de ladrillo recién regado. / Árboles de altura / con pájaros silvestres / que hagan su ritual de baño / y desayuno / en una fuente de labra sencilla / que enmohezca a ritmo / su apacible trazo. / Un hogar se solicita. / De cancel abierto" ("Allegretto Grazioso"). Los editores de esta reciente colección de poemas de Jaime Augusto Shelley han sabido cifrar acertadamente el ideario y las principales señas de identidad del autor de Ciudad de México: "Concierto para un hombre solo es una muestra poderosa de la vigencia de la poesía como un puente entre épocas y sociedades. Mientras la literatura de consumo apuesta por la desintegración del género, por el endiosamiento de la vulgaridad o el mero insulto, Jaime Augusto Shelley se rebela contra una sociedad conformista, contra la miseria de la autocomplacencia y la mediocridad en una poesía que muestra con todo vigor que hay aún quien todavía es capaz de definir con sabiduría y deslumbrante claridad qué es un poema y cómo se escribe la poesía".
