Mideros Almeida, Víctor (1888-1967).
Pintor ecuatoriano, nacido en San Antonio de Ibarra el 28 de marzo de 1888 y muerto en Quito el 9 de octubre de 1967. Creció en un ambiente artístico y religioso; fueron sus hermanos el pintor Enrique (religioso dominico) y el escultor Luis, varias veces galardonado con el premio "Mariano Aguilera".
Realizó sus primeros estudios en su pueblo natal -donde recibió la orientación artística de los hermanos Reyes, escultores-, y en Ibarra bajo la dirección del pintor Rafael Troya. Siguió la carrera de Medicina en la Universidad Central de Quito al mismo tiempo que asistía a la Escuela de Bellas Artes fundada por Luis A. Martínez. En 1916 ganó el premio de pintura de la figura humana durante la II Exposición Anual de Bellas Artes y fue el primero en ganar el "Mariano Aguilera", al establecerse este premio en 1917. Entre 1918 y 1924 perfeccionó su conocimiento y técnicas en Italia (adonde fue enviado por el presidente Baquerizo Moreno como Secretario de la Embajada de Ecuador en ese país), España, Francia y Estados Unidos. Estando en este país, escapó de la muerte en un atentado del Ku Klux Klan; en agradecimiento por seguir con vida pintó el lienzo Mi reino no es de este mundo, que obsequió al convento de Santo Domingo en Quito.
Vuelto a su país, se convirtió en el pintor de moda de la sociedad quiteña en las décadas de 1920 y 1930, con el misterio de sus figuras, muchas de ellas aterradoras. Por aquellos años ingresó como profesor en la Escuela de Bellas Artes (de la que fue director desde 1933 hasta 1937), ayudó a organizar el Centro Nacional de Bellas Artes, figuró entre los fundadores del Círculo del mismo nombre. Realizó numerosas exposiciones en Colombia (donde el presidente Eduardo Santos le otorgó la Gran Cruz de Boyacá en 1943), en Lima, Santiago y Nueva York, así como en Guayaquil y Cuenca.
A partir de finales de los años 50 se retiró de la vida pública. Se entregó al arte y las tertulias que los sábados organizaba en su casa, donde también tenía el taller su hermano Luis. La muerte le sorprendió cuando se encontraba trabajando un lienzo titulado precisamente Maranatha (Ven Señor). Con su obra ganó dos veces más el "Mariano Aguilera" (en 1924, con Espejo de justicia que se conserva en el Centro Universitario Católico de los padres jesuitas, y en 1927). Fue galardonado por el gobierno ecuatoriano con la Orden Nacional al Mérito.
Casado con Rosa Elisa Navarrete Torres, tuvo cuatro hijos: el pintor Boanerges Mideros, el arquitecto Raúl Mideros y dos hijas que entraron en la congregación de las Madres Marianitas.
Mideros tuvo como principal fuente de inspiración los temas bíblicos, envueltos en poderosas fuerzas telúricas y místicas, donde se observa la presencia del bien en constante lucha contra el mal. Su arte puede calificarse como clásico y academicista, un poco tardío y atemporal, expresión de su honda espiritualidad. En los años de su apogeo artístico, pintó paisajes de su tierra, para dedicarse luego a temas indígenas (Yarabí, Inca Vencido, Cabeza de India, Las Vírgenes del Sol, el tríptico del Tributo de la Raza) y retratos de personajes históricos y sociales. En Mideros los hombres y las mujeres adquieren un aire imponente y ceremonial, como si se tratara de dioses o superhombres, y no de simples seres humanos. Por los años 50 produjo cuadros de resonancia milenarista, tema que concordaba bien con su gusto por las expresiones pavorosas, acentuado ahora por colores subidos e intensos. Entre sus obras, además de las mencionadas, están: Los mayas, Los salasacas y Los zámbizas, Las siete copas de la ira, Las siete esferas del color, Las siete plagas, Los siete dolores, Las siete etapas del alma, Los jinetes de la visión, Río Verde y El camino de la vida.
