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HistoriaGeografíaBiografía

Marco Polo (1254-1324).

Mercader y viajero, nacido en Venecia en 1254 y fallecido en la misma ciudad el 8 de enero de 1324, autor del Libro de las maravillas del mundo, donde describió sus experiencias e impresiones durante los diecisiete años que estuvo al servicio del emperador mongol Khubilai Kan.

Las noticias sobre la formación y estudios del joven Marco son escasas, pero se supone que tendría algunos conocimientos de gramática y cálculo, de acuerdo con la cultura mercantil que imperaba en la ciudad y en la tradición familiar. Su padre, Niccolò Polo, y sus tíos, llamados Marco y Maffeo, pertenecían a la parroquia de San Severo, situada al norte de la basílica de San Marcos, centro y símbolo de una de las ciudades más importantes del medievo por sus actividades comerciales y militares en todo el Mediterráneo y en Asia Menor. Los tres hermanos estaban unidos en una asociación familiar (fraterna compagnia) que comerciaba con diversos puertos orientales, de Alejandría a Acre.

Tras la conquista católica del Imperio Bizantino (1204), los Polo se instalaron en Constantinopla durante varios años. El hermano mayor, Marco, regresó a Venecia en el año 1280, pero los otros dos hermanos iniciaron, hacia 1260, una larga y dilatada expedición comercial desde las orillas del mar Negro (Soldaia, en la península de Crimea) que les llevaría hasta la ciudad de Bujara (Transoxania), en el Asia Central. Tras residir durante tres años, Niccolò y Maffeo Polo se unieron a una embajada con destino a la corte de Khubilai Kan (o Gran Khan Kubilai) cuando pasaba por la ciudad. Este soberano mongol de la dinastía Yuan, que reinó entre el 1260 y el 1294, y que era conocido como el “Señor de los tártaros de toda la tierra y de todos los reinos”, los recibió con gran cordialidad. Khubilai pidió a los hermanos Polo que regresasen a Europa con cartas para el papa, en las que le pedían cien hombres hábiles en las siete artes liberales y aceite de la lámpara que ardía en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Para facilitarles el tránsito por sus dominios, Khubilai les entregó una paiza, pieza de oro con el símbolo del Gran Khan, que les serviría tanto de salvoconducto personal, como para abastecerse de alimentos y caballos de repuesto en los enclaves situados estratégicamente en las rutas mongolas del Asia Central. Tras una larga marcha, los hermanos Polo llegaron al puerto de Layas, en el reino de Armenia Menor, hacia el 1269, donde se enteraron de la muerte del papa. De esta ciudad se dirigieron a Acre y, finalmente, a Venecia, su patria. Allí se reunieron Niccolò y su hijo Marco, que tenía quince años de edad. Dos años después, los Polo decidieron regresar a la corte del Gran Khan todavía sin haber sido elegido nuevo papa. El joven Marco, que contaba con diecisiete años de edad, acompañó a su padre y tío.

La primera escala del viaje fue en el puerto de Acre, donde los Polo se entrevistaron con el archidiácono Tebaldo Visconti, quien poco después sería elegido papa con el nombre de Gregorio X; con él se encontraron tras obtener aceite de la lámpara del Santo Sepulcro. El nuevo pontífice les entregó nuevas credenciales, varias cartas y designó a dos dominicos para que los acompañasen: fray Niccolò de Vicenza y fray Guillaume de Trípoli. Con esta comitiva partieron de Acre hacia noviembre de 1271, demorándose tres años y medio en llegar al palacio de verano del Gran Khan, situado en Shangdu (Xanadú), al norte de China. En el camino se quedaron los dos frailes, que no pudieron resistir la crudeza de los tiempos y los numerosos peligros del camino.

La ruta de los Polo es conocida, a grandes rasgos, gracias a las noticias trasmitidas por el joven Marco, aunque los historiadores han manifestado sus dudas sobre el trazado de la misma. Al parecer, los Polo se dirigieron a Anatolia y visitaron la Gran Armenia (donde se encuentra el Arca de Noé y el petróleo de Baku, “un líquido semejante al aceite, que no sirve para la comida, pero que es excelente para ungüentos y lámparas”), Mosul, en las orillas del río Tigris, origen de las famosas telas “muselinas”, el gran centro perlero de Tabriz y la mítica Saba, donde se encuentra la tumba de los Reyes Magos. De esta última ciudad, los mercaderes venecianos se dirigieron a la célebre Ormuz, llena de sorpresas y curiosidades, y posteriormente visitaron Sapurgán, donde se deleitaron con los dulces y las frutas, Balkh, en el norte de Afganistán, Balashan, el río Amu Daria (antiguo Oxus), la meseta de Pamir y el desierto de Gobi, donde se enfrentaron a la duras pruebas físicas (calor, deshidratación, desorientación) y “voces de los demonios que los llaman por sus nombres e imitan las voces de los hombres que van delante, y al seguirlas los conducen al camino errado”. Tras treinta días de penosa marcha alcanzaron Shachou, en los límites del desierto, puerta del reino de China. Los Polo visitaron Kanchau, Karakorum y Tendux, entre otras poblaciones, antes de encontrarse con el Gran Khan en su residencia veraniega de Shangdu (Xanadú).

Instalados en la corte tártara, los Polo permanecieron al servicio del Gran Khan durante diecisiete años, cumpliendo con diversas comisiones políticas y administrativas, además de sus trabajos comerciales. Al menos eso es lo que informa el libro escrito o dictado por Marco Polo Libro de las maravillas del mundo, conocido también como Libro de las maravillas, Viajes de Marco Polo, La descripción del mundo, Il Millione o Libro de las cosas maravillosas. Su éxito fue enorme incluso en vida del autor, pero hay que señalar que no existe ninguna fuente china que ratifique su estancia y sus actividades bajo el gobierno de Khubilai, quien había conquistado el sur de China en el 1273, unificando todo el país después de tres siglos (véase China: Historia (siglos X-1644)).

En esta época de expansión, de nuevas conquistas y reformas administrativas se desarrolla la vida del más joven de los Polo en Asia, siempre al servicio de Khubilai, segundo hijo de Tolui y nieto de Gengis Kan. El veneciano se convirtió en uno de los principales consejeros del Gran Khan gracias a su aprendizaje de la lengua y las costumbres mongolas. También conocía otros idiomas (persa) y alfabetos escritos, lo que facilitaron sus comisiones. Sin embargo, los historiadores actuales dudan de que dominase la lengua y la escritura chinas. Marco Polo conocía la afición de Khubilai de escuchar las costumbres y las curiosidades de las cortes extranjeras, por ello memorizó diversas descripciones y relatos cuando fue enviado a distintas regiones asiáticas, la India entre ellas. Gracias a estas narraciones, el Gran Khan lo tuvo en gran estimación y lo colmó de honores, despertando las envidias de otros funcionarios.

Como la única fuente de la que disponemos es el Libro de las maravillas del mundo, todas sus aventuras deben ser aceptadas con precaución, empezando por las comisiones al servicio del emperador mongol, del que habría obtenido numerosas riquezas por sus viajes y habilidades guerreras. Entre ellas destacaría la construcción de unas famosas catapultas levantadas en el sitio de Saianfu (Xiangyang), ciudad china a orillas del río Han, en Hubei. Esta gestión ha sido puesta en duda por los sinólogos (expertos en lengua y cultura china), quienes también han negado su nombramiento como gobernador de la ciudad de Yangzhou, en la junta del Gran Canal con el río Yangtzé, puesto importante que no ha quedado registrado en los anales locales.

Son de especial interés las informaciones que el Libro de las maravillas del mundo ofrece sobre la corte mongol de Khubilai: su estirpe, expansión, guerras, batallas, ritos funerarios, banquetes, festejos, ceremonias y palacios, especialmente su palacio de invierno en Cambalu (Khanbalic), en las proximidades de Pekín. La grandeza de este soberano se cimentaba en el pueblo mongol o tártaro: hombres esforzados, duros, sufridos, capaces de moverse y pelear a grandes distancias, disciplinados y justicieros. Expertos jinetes y cazadores, habitaban magníficas tiendas y vivían de sus grandes rebaños, lo que les facilitaba el moverse por un gran territorio. Comían carne de perro y de caballo, y una leche “a modo de pasta sólida, que ponen en una vasija, y la agitan con un palo hasta que se disuelve, y después se la beben”. Eran muy celosos de sus mujeres y tenían cuantas podían alimentar. Al fallecer el padre, el hijo podía casarse con su madrastra, y un hermano, con su cuñada. El número de hijos era enorme por estas prácticas matrimoniales. Las mujeres tártaras eran diligentes en las tareas del hogar y en la adquisición de alimentos, por lo que los maridos se dedicaban a sus guerras y juegos: “pero como ahora están mezclados entre diversos pueblos, en muchas comarcas pierden muchas de sus costumbres y se acoplan a la manera de vivir de otros”.

En cambio, las descripciones de China en el Libro de las maravillas del mundo son esencialmente un listado de ciudades, distancias, productos comerciales y prácticas religiosas. A pesar de las deficiencias, la descripción de las provincias chinas meridionales fue la parte del libro que despertó mayor interés entre los lectores medievales y renacentistas, como Colón o Magallanes. Marco Polo debió de desconocer la lengua china, por lo que empleó términos geográficos mongoles y un buen número de topónimos persas, como Pianfu, Taianfu, Ciorcia y Quengianfu. Sorprendentemente, el libro no menciona la Gran Muralla, la escritura china, las prácticas de acupuntura, la costumbre de vendar los pies a las niñas, las populares teterías, el taoísmo o el confucianismo.

(Para más información sobre la autoría, el contenido y la significación del gran libro de viajes de Marco Polo, véase Libro de las maravillas del mundo).

Tras numerosas peticiones de los Polo para regresar a Venecia, el Gran Khan permitió su salida de China formando parte del séquito de una princesa mongola, Cocacin, enviada para desposarse con el Ilkhan Arghun de Persia (soberano que gobernó entre el 1284 y el 1291). Los Polo recibieron varias tablillas para que pudieran circular por los caminos mongoles y obtener provisiones. También portaban varias cartas del Gran Khan dirigidas al papa y a los reyes de Francia, Inglaterra y España. La comitiva nupcial partió por tierra, pero las dificultades del camino los hicieron regresar y marchar por mar en trece navíos. El viaje tuvo muchos contratiempos y aventuras. A los tres meses llegaron a Sumatra y, tras dieciocho meses de navegación por “el mar de India”, desembarcaron en Persia. Las bajas fueron numerosísimas según El libro de las maravillas, pues, de seiscientas personas embarcadas, sólo ocho sobrevivieron, entre ellos la princesa mongola y los Polo. Al morir el Ikham Arghun (1291), la novia se desposó con su hijo Ghazan, a quien encontraron en la provincia de Jorasán. Entregada la princesa, los Polo permanecieron nueve meses junto al nuevo Ilkhan, Geikhatu, que gobernó entre el 1291 y el 1295.

Con nuevos salvoconductos (cuatro paiza de oro), los venecianos se dirigieron a Trebisonda, en el mar Negro, donde fueron despojados de valiosas mercancías que podrían superar los dos mil ducados de oro veneciano y, a través de Constantinopla, alcanzaron su ciudad natal en 1295, veinticuatro años después de partir.

Marco Polo, que tenía cuarenta y uno o cuarenta y dos años a su vuelta a Venecia, regresó hecho “un tártaro”, con vestimentas y costumbres de aquellas regiones. Casi nada sabemos de sus actividades durante los primeros meses. El Libro de las maravillas del mundo comienza con Marco en una prisión de Génova en 1298. Hasta allí habría sido conducido tras ser capturado en la batalla naval de Curzola entre los genoveses y los venecianos. El joven Polo habría servido como comandante (supracomito) de una galera. En julio de 1299 fue puesto en libertad y regresó a Venecia. Se instaló en el barrio de san Juan Crisóstomo, en un palacio adquirido por su familia que antes había pertenecido a la familia Vilione. Algunos historiadores, entre ellos Roberto Gallo, explican el apodo Il Milione con el que también fue conocido Marco Polo como una deformación del nombre de esta familia, avalando así la teoría de que Marco Polo murió de forma modesta, otros son partidarios de relacionar este apodo con las grandes riquezas amasadas por la familia Polo. El nombre de Il Milione pasó también a otros familiares y se utilizó también para el relato de su viaje.

El veneciano contrajo matrimonio con Donata Badoer, con la que tuvo tres hijas que se desposaron con otros vástagos de familias patricias humildes. Fallecido el 8 de enero de 1324, a los sesenta y nueve años de edad, en su testamento dejó una considerable suma para misas y obras pías y liberó a un esclavo mongol llamado Pietro. Entre las piezas de su inventario destacan las recolectadas durante su aventura asiática: ropa de cama con bordados tártaros, un rosario budista, diversos brocados y exóticas joyas.

Las imágenes de Marco Polo han sido muy afortunadas en la historial cultural y han entrado con fuerza en el mundo de la comunicación, a pesar de las dudas sobre su persona y sus viajes. Los coches “Polo” invitan a la aventura del veneciano, mientras la “ruta de Marco Polo” seduce a los ciudadanos de medio mundo a dejar la rutina y lanzarse a descubrir el mundo oriental: desde la Gran Muralla a las abarrotadas calles de Tokio. Pero, sobre todo, permanece su poderosa influencia en los libros (las reediciones de su viaje son permanentes en docenas de idiomas), en las imágenes (películas y documentales televisivos) y en la música, donde sobresale la ópera experimental de Tan Dun Marco Polo con libreto de Paul Griffiths (Sony, 1996).

Bibliografía

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  • LARNER, J. Marco Polo y el descubrimiento del mundo. Barcelona, Paidós, 2001.

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  • SPENCE, J. D. El gran continente del Kan. China bajo la mirada de Occidente. Madrid, Aguilar, 1999.

Salvador Bernabéu Albert

Autor

  • mfe ; Salvador Bernabéu Albert