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HistoriaEconomíaPolíticaBiografía

Karimov, Islam (1923-VVVV).

Político y economista uzbeko, nacido en 1923 en Tashkent, que fue miembro del Partido Comunista de la República Socialista Soviética de Uzbekistán y presidente de la República desde el año 1991.

Vida

Su profesión de economista le valió a Karimov ser nombrado en 1966 presidente del Gosplan (Comisión de Planificación Estatal) en Uzbekistán, cargo en el que estuvo hasta 1983, cuando murió el "Padre de la Nación" uzbeka, Sharav Rashidov, y se hizo pública la extensa red de corrupción en torno a la producción algodonera (producto en el que se asentaba más de un sesenta por ciento de las exportaciones del país). En 1986, para reformar la economía de la pequeña república, Karimov fue nombrado por el nuevo líder soviético Yuri Andropov, ministro de Finanzas de Uzbekistán y primer secretario de Kashka Darya, región fronteriza al sur con Afganistán. Tres años más tarde, en pleno proceso de desmembración de la URSS, Karimov fue nombrado secretario general del Partido Comunista de Uzbekistán, cuya presidencia ocuparía el año siguiente, en 1990, aunque la formación política había cambiado su nombre por el de Partido Demócrata Popular de Uzbekistán.

Tras el hundimiento definitivo y la posterior disgregación territorial de la antigua URSS, sancionada el 31 de agosto de 1991, Karimov se apresuró en proclamar la independencia del país -que pasó a llamarse oficialmente República de Uzbekistán-, y fue elegido presidente del mismo en las elecciones celebradas el 29 de diciembre de ese mismo año con el ochenta por ciento del total de los votos. Un referéndum posterior, celebrado el 26 de marzo de 1995, le permitió extender su mandato hasta el año 2000 y retrasar tres años la fecha prevista para la celebración de nuevos comicios para la presidencia.

En 1991, Karimov metió a Uzbekistán en la CEI, organización internacional fundada en 1991 para fomentar la consulta entre los países resultantes de la desmembración de la Unión Soviética, a la que se adhirieron Uzbekistán y once miembros más, y cuya presidencia ocupaba la federación más poderosa, Rusia, liderada por Boris Yeltsin. Debido a la no ratificación de su estatuto por parte de Ucrania, Moldavia y Turkmenistán, la organización acabó disolviéndose definitivamente en el año 1993.

Karimov implantó un sistema político autoritario para controlar lo que se opusiera a su sistema, empresa no muy difícil, pues los dirigentes políticos soviéticos ya habían realizado violentas purgas durante toda la década de los ochenta, algunas de ellas tan sangrientas como la que eliminó a la organización Birlik (Unidad), movimiento político popular surgido en el transcurso de los últimos años de existencia de la URSS. Sin apenas oposición, Karimov se alzó fácilmente con la victoria, en el año 1995.

La política exterior desarrollada por Karimov impulsó una mayor cooperación con Turquía e intentó expandir el comercio internacional del país mediante la consolidación de una serie de empresas conjuntas con intervención de capital extranjero. El lento programa de reformas económicas parece haber fracasado, a tenor de las escasas perspectivas que ofrece a una población que, en más de un ochenta por ciento, rebasa con creces los umbrales mínimos de pobreza.

Con todo, el problema más grave que tuvo que salvar Karimov fue el de unificar culturalmente a una población tan diversa en todos los aspectos. Lo intentó por la vía religiosa, mediante el Islam (de hecho, Karimov utilizó una copia del Corán, libro sagrado, cuando juró su cargo como presidente), pero los brotes xenófobos desencadenados en 1989, que desembocaron en una horrible matanza de turcos, le hicieron oponerse frontalmente a los intentos de transformar Uzbekistán en un Estado islámico.

Precisamente la amenaza del extremismo islámico se convirtió años después en la excusa política para perpetuar su régimen dictatorial. Tras los atentados del 11-S en Estados Unidos, Karímov ganó apoyos como aliado privilegiado de Washington y encarceló a miles de extremistas religiosos. En mayo de 2005, el valle de Ferganá, una región con fuerte presencia islámica, conoció un conato de rebelión que el presidente ordenó reprimir con dureza.

El 25 de diciembre fue reelegido presidente de Uzbekistán en las elecciones presidenciales, que la Organización para la Seguridad y la Cooperacion de Europa (OSCE) ha calificado de no democráticas.

Bibliografía

  • PALMOWSKI, Jan. Historia Universal del siglo XX. Madrid: Editorial Complutense, 1998.

  • SELLA, Amnon. Soviet political and military conduct in the Middle East. Londres: McMillan, 1981.

CHG

Autor

  • Carlos Herraiz García