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BiologíaBiografía

Goodall, Jane (1934-VVVV).

Zoóloga británica, nacida en Londres nacida en Londres el 3 de abril de 1934. Es una de las grandes autoridades mundiales en el estudio de los chimpancés. Por toda una vida y una fecunda trayectoria laboral dedicada al conocimiento de estos animales, en 2003 fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. El jurado de este galardón subrayó, además, que con sus brillantes trabajos la zoóloga británica ha realizado una "trascendental aportación [...] a la mejor comprensión de las raíces del comportamiento y la cultura humana".

Nacida en el seno del matrimonio formado por el ingeniero Mortimer Goodall y su esposa Vanne, creció en una amplia casa de campo situada en Bourenmonunth, donde se crio junto con dos tías que acentuaron su sensibilidad femenina. Estudió en dicho lugar, con especial predilección por la naturaleza que lo rodea.

Su interés por la Naturaleza quedó patente desde su infancia, cuando gustaba de salir constantemente al exterior para examinar la flora y la fauna de los alrededores de su casa. Curiosamente, su pasión por el continente africano -al que habría de quedar inseparablemente unida con el paso del tiempo- vino motivada por la lectura de los relatos de Tarzán. También se sintió muy atraída por El libro de la selva, y por otros cuentos y narraciones que la impulsaron, al cumplir los once años de edad, a tomar la determinación de visitar África tan pronto como le fuera posible.

También contó, desde niña, con la complicidad de su madre, quien la apoyó y animó en todas sus iniciativas científico-aventureras. Ya desde su más tierna infancia contribuyó a mantener el precoz interés de su hija por la Naturaleza, como lo prueba el hecho de que le permitiera jugar con gusanos de seda, en su propia cama, cuando sólo contaba año y medio de edad.

Así las cosas, cuando contaba veintitrés años de edad (1957) abandonó todas sus ocupaciones en Gran Bretaña y viajó a Kenya, donde, para procurarse su sustento, trabajó como secretaria en una oficina de Nairobi. Se trataba de una ocupación escasamente ventajosa, pero muy satisfactoria para la joven Jane, en la medida en que le permitía ver cumplido su sueño de afincarse en África. Para llegar hasta allí, la futura zoóloga había tenido que ahorra durante varios años, mientras seguía cursos por correspondencia que le ponían al tanto de la flora y la fauna africanas, así como de las formas de vida de los pueblos que habitaban en el Continente Negro.

Al cabo de un año sujeta a ese mal empleo, Jane Goodall tuvo noticia de que el célebre arqueólogo y antropólogo Louis Leakey (1903-1972) y su esposa Mary estaban trabajando en unas exploración situada en Zaire, y relativamente cercana -por ende- al lugar en que ella se encontraba. Dispuesta a progresar en su afán de conocer a fondo el continente africano y las especies que lo pueblan, Goodall se presentó ante Leakey y consiguió que éste la contratase como secretaria. El prestigioso paleontólogo británico estaba interesado, por aquel entonces, en la fijación de los nexos comunes entre los antropoides y los humanos, interés que inmediato transmitió a Jane Goodall, quien se encargó en un principio de reunir todo el material que pudiera encontrar en el Museo de Historia Natural.

Fue así como la joven británica se procuró un denso bagaje teórico acerca de los primates. Tras esta formación, Leakey le encomendó labores de mayor alcance dentro de su proyecto, para el que quería colaboradores tan apasionados como él en la vida de los antropoides, pero exentos de las influencias de la etología y la zoología profesionales.

Leakey escogió, pues, a Jane Goodall para ponerla al frente de un amplio estudio sobre los chimpancés que habría de desarrollarse en la Reserva Nacional de Gombe Stream (Tanzania), cerca del lago Tanganika, con el Congo y Burundi por fronteras. El propio antropólogo financió la investigación, que Goodall aceptó sin asomo de temor alguno, a pesar de que su maestro le informó de que podía prolongarse durante diez o más años.

En 1960, Jane Goodall se instaló en dicha reserva acompañada de su madre y de un guía local (David), compañía que se había visto obligada a aceptar por imposición del gobierno tanzano. A los pocos meses, cayó en una profunda depresión, pues no estaba acostumbrada a trabajar con animales y, por su parte, los chimpancés que formaban parte de su proyecto se mostraban muy poco receptivos. Fue su madre quien, con su proverbial estímulo y optimismo, consiguió que saliera de la crisis y se entregase de nuevo con entusiasmo a su tarea.

La malaria, que padecieron madre e hija, fue otra de las dificultades con que se encontró Goodall en sus primeros meses de estancia en la reserva de Gombe. Sin embargo, cuando logró ser aceptada por la colonia de chimpancés que era objeto de su estudio tuvo ocasión de realizar algunos descubrimientos sorprendentes, que le infundieron nuevos ánimos para seguir adelante con su investigación. El primero de estos grandes descubrimientos fue la constatación de que dichos animales no eran herbívoros, como se venía creyendo hasta entonces, sino que se alimentaban también de carne animal y eran, en definitiva, tan omnívoros como el ser humano.

Leakey, asombrado por este hallazgo de Goodall, le envío de inmediato más medios para que no tuviese problemas en el desempeño de su trabajo. Poco después, la joven británica volvió a deslumbrar a Leakey (y a la comunidad científica internacional) con otro descubrimiento de capital importancia: los chimpancés no sólo utilizaban algunos elementos naturales (como hojas, palos, etc.) a modo de herramientas, sino que ellos mismos sabían fabricarse, con dichos materiales, ciertos utensilios muy rudimentarios. Se trataba, en definitiva, del primer caso documentado de fabricación de herramientas no elaboradas por la mano del hombre.

La fama que estos descubrimientos proporcionaron a Jane Goodall dieron pie a que diversos medios científicos y periodísticos acudieran a la reserva de Gombe, para conocer in situ sus adelantos. Entre el equipo que envió National Geographic figuraba el fotógrafo holandés Hugo van Lawick, con el que la zoóloga amateur contrajo matrimonio en 1964. De esta unión nació el pequeño Hugo, que creció en Tanzania al lado de su madre y de la colonia de chimpancés que ella estudiaba. En muchas ocasiones, Jane Goodall aplicó al cuidado y la educación de su hijo algunos comportamientos que las madres chimpancés mostraban hacia sus crías.

Tras divorciarse de Hugo, en 1975 Jane Goodall se casó en segundas nupcias con Derek Bryceson, político tanzano que, anteriormente, había sido director de los parques nacionales de su país. Bryceson falleció, víctima del cáncer, en 1980.

A instancias de Louis Leakey, Jane Goodall aprovechó sus magníficos descubrimientos sobre la vida de los chimpancés para redactar una tesis que le proporcionó, en 1965, el título de doctora en Etología por la Universidad de Cambridge. La zoóloga británica se resistió durante mucho tiempo a formalizar oficialmente sus conocimientos con esta titulación; pero, al final, accedió ante la insistencia de Leakey, quien deseaba que el brillantísimo trabajo desplegado por su discípula "aficionada" recibiese el aval y el reconocimiento de la comunidad científica internacional. Como dato anecdótico, cabe reseñar que Jane Goodall es una de las ocho personas que, en toda la historia de Cambridge, han obtenido el grado de doctor sin haber completado siquiera los estudios de bachillerato (de hecho, se quiso suspender su tesis porque no manejaba con corrección las denominaciones científicas de los animales, y por otros defectos formales parecidos; pero, ante el valor incalculable de sus descubrimientos, el tribunal optó por otorgarle el título de doctora).

Además de haber descubierto y demostrado que los chimpancés -con los que el hombre comparte más del 98% del material genético- comen carne y se fabrican sus propias herramientas (como, por ejemplo, ganchos elaborados con palos para extraer termitas de sus nidos), Jane Goodall reveló otros hallazgos tan notables como:

- Estos mamíferos primates se sirven de plantas medicinales que se administran, a modo de medicinas, cuando se sienten enfermos.
- Son capaces de transmitir a sus crías conocimientos.
- Experimentan sentimientos como el amor, la ira o los celos, y emociones cercanas a la devoción religiosa propia del ser humano.
- Presentan un elevado grado de desarrollo social.
- Planean actos individuales o colectivos (uno de los animales observados por Goodall planificó el rapto de su cría, de la que se había visto separado).
- Contraen enfermedades que afectan por igual al ser humano (como el SIDA, que afectó a algunos miembros de la colonia de Goodall).
- Entre ellos hay conflictos violentos que desembocan en contiendas muy crueles, por bandos, semejantes a las guerras de la Humanidad.
- Llevan su condición de omnívoros al extremo de cometer actos de canibalismo (algunos miembros de su colonia se estuvieron alimentando, durante muchos meses, de la carne de crías muertas).
- Dentro de sus "agrupaciones sociales", hay cambios propios de la sociedad humana, como el rapto o la adopción.

Además de haber hecho estas aportaciones a la Etología y la Zoología contemporáneas, Jane Goodall se ha revelado como una decidida defensora de los derechos de los animales, y una luchadora tenaz en contra del cautiverio del cualquier ser vivo. En esta línea de trabajo, ha colaborado con varios gobiernos africanos en la creación de diferentes espacios protegidos que, a guisa de "santuarios naturales", permiten a la población indígena (especialmente, al campesinado) salir adelante sin necesidad de destruir el hábitat de los chimpancés. En su universalmente conocida "Cadena de Santuarios" se brinda protección, alimentación y cuidados veterinarios a los chimpancés huérfanos y a los que han sido confiscados a los cazadores furtivos y a los comerciantes ilegales.

Autora de varios libros en los que ha dejado impresas sus observaciones en la reserva de Gombe y sus reflexiones acerca de las costumbres y comportamientos de los primates en relación con las pautas de conducta humanas, Goodall alterna en su obra el punto de vista científico con la defensa apasionada de la Naturaleza y la militancia activa en favor de la defensa y protección de la vida salvaje. Entre sus obras más notables, cabe citar las tituladas En la senda del hombre (1971), que fue uno de los grandes best-sellers mundiales de los años setenta, y fascinó por su reconstrucción detallada de las experiencias y emociones de Goodall en la reserva de Gombe; Asesinos inocentes (1971), que disecciona pormenorizadamente la conducta depredadora de las hienas moteadas; Los chimpancés de Gombe: modelos de comportamiento (1986), que vuelve a recrear su minucioso trabajo de investigadora en África; y A través de la ventana (1990). Asimismo, ha publicado su autobiografía, que fue lanzada en el mercado editorial español bajo el título de Gracias a la vida (2000).

Además del ya citado Premio Príncipe de Asturias, la zoóloga británica ha sido galardonada con otras distinciones tan relevantes como la medalla "Hubbard", de la National Geographic Society (1995), el título de "Caballero del Imperio Británico" y el cargo honorario de "Mensajera de Paz", concedido por la ONU en 2002.

Con el propósito de preservar las condiciones de vida naturales de los animales salvajes, Jane Goodall fundó la Roots and Shoots Foundation (Fundación Raíces y Retoños), uno de cuyos primeros logros fue el de transformar gran parte de la Reserva de Caza de Gombe Stream en un vasto y protegido centro de investigación, con rango -y ventajas específicas- de Parque Nacional. Además, en 1977 fundó, en los Estados Unidos de América, el Jane Goodall Institute for Wildlife Research, Education and Conservation, un centro dedicado exclusivamente a la conservación de los chimpancés en África y en el resto del mundo.

Trabajadora infatigable, Jane Goodall también ha patrocinado varios proyectos de trabajo e investigación en algunos lugares de África tan necesitados de ayuda exterior como Burundi, Sierra Leona y Gambia. Conferenciante apreciada en los puntos más alejados del planeta, ha puesto en marcha un ambicioso proyecto de alcance internacional, la Semanas del Conocimiento de la Vida Salvaje, entre cuyas iniciativas más sobresalientes figura la fundación de clubes juveniles dentro de las escuelas (los Roots and Shoots Clubs), consagrados a fomentar entre los menores el respeto por todos los seres vivos. A comienzos del siglo XXI se podían contabilizar más de tres mil Roots and Shoots Clubs, diseminados por sesenta y ocho países.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.