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HistoriaBiografía

Fabio Máximo, Quinto (275 a.C.-203 a.C.).

General y estadista romano, nacido en el año 275 a.C. y muerto en el 203 a.C., que fue apodado Verrucosus (por una gran verruga que tenía en el labio superior) y Cunctator (por defender la táctica dilatoria a la hora de enfrentarse a los cartagineses), que junto con su abuelo, Quinto Fabio Máximo Ruliano, fue el miembro más destacado de su familia.

Se hizo famoso entre los generales romanos en el año 233 a.C., cuando ocupaba su primer consulado, gracias a una importante victoria contra los ligures; poco después, en el año 230, pasó a desempeñar el cargo de censor. En el año 228 volvió a acceder al consulado, que renovó por tres veces más (en los años 215, 214 y 209), siempre con una gran capacidad de mando y sobrado patriotismo y abnegación para defender los intereses de Roma. Durante el año 218 fue enviado a Cartago al mando de una delicada misión diplomática con el fin de exigir a Aníbal el cumplimiento de lo pactado en el Tratado de Sagunto (226 a.C.), cosa que no pudo llevar a cabo ante la negativa del general cartaginés, con lo que estalló nuevamente la guerra entre ambas potencias. (Véase el apartado referente a Historia en la entrada Sagunto).

Después de la aplastante victoria de Aníbal en el lago Trisimeno (217 a.C.), Fabio Máximo fue nombrado dictador de Roma por aclamación popular, habida cuenta que parecía ser el único capaz de frenar con garantías el imparable avance que Aníbal venía haciendo desde el norte de la península italiana, en dirección a Roma.

Una vez que Fabio Máximo accedió a la más alta magistratura, se dispuso a estudiar un plan militar efectivo y decidió emplear una táctica militar basada, principalmente, en rehusar, siempre que fuera posible, cualquier ataque directo con las tropas de Aníbal, mejor entrenadas y más experimentadas en el arte de la guerra que las romanas. Con este gran sentido práctico y realista, Fabio Máximo prefirió, en numerosas ocasiones, retirarse ante un desastre seguro; comprendió que la única forma de hacer daño a las tropas cartaginesas era atácandolas por sorpresa, con lances rápidos a la retaguardia, lo que minaba la moral del enemigo y dificultaba el necesario aprovisionamiento de víveres.

Las decisiones militares adoptadas por Fabio Máximo pronto dieron resultados positivos, pero en el propio seno de los generales y estrategas romanos no gustó nada semejante táctica dilatoria, ya que creían que de esa manera se facilitaba el avance del enemigo hasta el sur y, en definitiva, hacia Roma. Uno de estos generales romanos contrarios a Fabio Máximo era el jefe de la caballería, Minucio Rufo, quien tras una dura polémica con Fabio Máximo hizo triunfar su tesis de enfrentarse directamente con Aníbal y acabar de una vez con la amenaza constante del cartaginés. Minucio Rufo fue elevado al mismo cargo que Fabio Máximo, por lo que éste optó por dimitir de su puesto y dejar el mando directo del ejército romano al que hasta entonces había sido su subordinado.

Minucio Rufo adoptó la táctica contraria a la que había empleado Fabio Máximo y, deseoso de enfrentarse cuanto antes con Aníbal, llevó a sus ejércitos romanos al mayor descalabro militar sufrido por Roma en toda su historia militar. El 2 de agosto del año 216 a.C., Roma fue humillada y destrozada por las tropas de Aníbal, en la batalla de Cannas. Los ejércitos romanos, mandados por los cónsules Lucio Emilio Paulo y Marco Terencio Varrón, a pesar de ser bastante más numerosos que los de Aníbal, fueron desbordados por las tropas del cartaginés, que aplastaron a las romanas gracias a la táctica envolvente utilizada por las legiones púnicas. Por parte de Roma cayeron un total de cincuenta mil legionarios aproximadamente, lo que hizo que se reconociera el talento de Fabio Máximo que, al año siguiente, nuevamente elegido cónsul, reanudó una campaña militar en el sur de Italia que permitió a Roma recobrar Tarentum (Tarento) y otras ciudades en el año 209, además de encargarse magistralmente de la defensa de Roma y de infundir ánimo a sus ciudadanos.

Por sus servicios al Estado, Fabio Máximo fue nombrado Príncipe del Senado, al igual que lo fueron sucesivamente tres de sus antepasados. Gracias a su labor militar, Publio Cornelio Escipión el Africano encontró las bases adecuadas para reanudar con éxito la guerra contra los cartagineses, derrotarlos de forma definitiva e imponer la romana como única hegemonía en el orbe mediterráneo.

Bibliografía

  • ROLDÁN HERVÁS, J.M. El ejército de la República romana. (Madrid, 1996).

  • ----------------------------- Historia de Roma. (Madrid, 1981).

  • CRAWFORD, M. La República romana. (Madrid, 1982).

  • MOMMSEN, Th. Historia de Roma: de la Revolución al Imperio. (vol. II), (Madrid, 1987).

  • HEURGON, J. Roma y el Mediterráneo occidental hasta las guerras púnicas. (Barcelona, 1982).

  • DE BEER, G. Aníbal: la lucha por el poder en el Mediterráneo. (Barcelona, 1979).

  • CONNOLLY, P. Aníbal y los enemigos de Roma. (Madrid, 1981).

CHG.

Autor

  • Carlos Herráiz