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PolíticaLiteraturaBiografía

Espronceda y Delgado, José de (1808-1842).

Poeta español nacido en Almendralejo en 1808 y muerto en Madrid el 23 de mayo 1842. La breve vida (sólo treinta y tres años) de este poeta está profundamente marcada por los acontecimientos políticos que sacudieron a España a lo largo del primer tercio del siglo XIX y que comenzaron con el estallido de la guerra de la independencia, poco antes de la cual nace.

José de Espronceda.

Se conoce poco sobre sus primeros años. En 1820 vivía en Madrid y era ya amigo de Patricio de la Escosura. Su padre era militar, por lo que se decidió que el joven Espronceda debía seguir la misma carrera. Para ello, solicitó una plaza en el Colegio de Artillería de Segovia, aunque al año siguiente renunció a ello para ingresar en la Casa de Educación recién fundada por Lista en Madrid, en la que tuvo como compañeros a los que más tarde serían miembros de la generación romántica: Roca de Togores, Ventura de la Vega, etc. Desde 1823 participó en la "Academia del mirto", creada por Lista para aquellos de sus alumnos que tenían vocación literaria.

En este mismo año fundó, en unión de varios amigos (Escosura, Ventura de la Vega, Núñez de Arenas y Ortiz Amor) la sociedad secreta "Los Numantinos", que intentaba imitar a las numerosas sociedades secretas, de carácter más o menos masónico, que proliferaban en Madrid al amparo del gobierno liberal, gobierno que había de concluir, precisamente, en ese año de 1823. La sociedad fue, en realidad, una chiquillada movida por el deseo de seguir una moda a la que, por ser menores de edad, no tenían acceso.

Al año siguiente, de nuevo bajo el absolutismo fernandino, la sociedad fue denunciada y sus integrantes condenados a reclusión en un convento. La de Espronceda tuvo lugar en Guadalajara, donde, al parecer, comenzó a componer el poema épico "El Pelayo", que dejaría sin concluir y que supone, desde la misma elección del tema, una oposición consciente a la represión de los movimientos liberales por parte del gobierno de Fernando VII, aunque dicho tema figurara entre los que Lista proponía a sus alumnos. Parece que la detención fue causa de que se lo vigilase, por lo que decidió exiliarse a Lisboa en 1827 de donde, tras ser expulsado, partió a Londres. Allí vivió gracias a la pensión que el gobierno inglés daba a los emigrados españoles y al dinero que su familia le hacía llegar.

No parece que se moviera dentro de los círculos de los emigrados españoles en la ciudad del Támesis, más bien parece que llevó una existencia apartada y precaria. Por orden de sus padres, partió en 1828 hacia París, donde se encontraba en 1829, de nuevo sometido a la vigilancia policial. Ese mismo año fue agente en Burdeos de una sociedad de partidarios del general Torrijos. Participó en los sucesos de julio de 1830 en París, así como en la intentona de Chapalangarra en el Pirineo navarro. Los datos dispersos de estos años permiten saber que perteneció a la fase más exaltada de liberalismo español y que fijó su residencia en Burdeos en 1831 por orden de la policía francesa.

En 1832 efectuó un segundo viaje a Inglaterra, durante el cual parece que tuvo lugar el rapto de Teresa Mancha, a la que convertiría en su amante y sobre la que se creó toda una leyenda alimentada por el propio poeta en su "Canto a Teresa". Con ella entró en España en 1833, trayendo también consigo una buena parte de sus poemas, amén de la tragedia Blanca de Borbón. Enseguida ingresó en el Cuerpo de Guardias de la Real Persona, del que fue expulsado al poco tiempo y desterrado a Cuéllar, donde escribió la que sería su única novela: Sancho Saldaña o El Castellano de Cuéllar, que se publicaría al año siguiente. A su retorno, ya en 1834, se reintegró a la vida literaria e intentó el género teatral en colaboración con Ros de Olano (Ni el tío, ni el sobrino) que fue un rotundo fracaso. En el mismo año fundó El Siglo con Ros, Ventura de la Vega y varios otros literatos, y se alistó en la Milicia Nacional; poco después fue detenido y acusado de participar en una conspiración organizada por Aviraneta. Estas detenciones y destierro se explican por su pertenencia al ala exaltada de los liberales, contraria a la moderada que había alcanzado el poder. De nuevo es desterrado, esta vez sólo de la corte.

Publicó varios textos en El artista, entre ellos la sátira de los clasicistas "El pastor Clasiquino" y la "Canción del pirata", sin duda lo más conocido de su producción. Es también 1834 el año del nacimiento de su hija Blanca.

Canción del Pirata.

Desde 1835 su fama se acrecienta. Publicó en La revista española y en El español, tanto poemas como artículos de tipo político, tales como "Libertad, igualdad y fraternidad" y "El gobierno y la bolsa", en los que hace un repaso de sus puntos de vista sobre el liberalismo y el mercantilismo, o el conocido "El ministerio Mendizábal", publicado contra la caída del autor de la Desamortización.

En 1836, Teresa lo abandona. Parece que desde entonces y hasta su muerte, acaecida en 1839, arrastró una vida miserable. El arrepentimiento de Espronceda se volcó en los apasionados versos del canto ya citado.

Desde 1837, el nombre del poeta es habitual en las algaradas, reuniones y sociedades de los liberales exaltados. Al año siguiente se presentó a diputado por el partido progresista y formó parte de la junta directiva del Liceo Artístico y Literario de Madrid, del que fue fundador. Con el seudónimo de "Luis Senra y Palomares", y en colaboración con Eugenio Moreno López, estrenó en este mismo año la comedia Amor venga sus agravios, que también fracasó.

En 1840 salió a la luz la primera edición de sus poemas, que incluye "El estudiante de Salamanca" y que fue prologada por García de Villalta. Poco después Espronceda entró a formar parte de una sociedad republicana.

Hasta 1842 continuó con sus actividades políticas y literarias, de entre las que debe destacarse la publicación de fragmentos de "El Diablo Mundo". En 1841 fue condecorado por su participación en la intentona de Chapalangarra y recibió el nombramiento de Secretario de Legación en los Países Bajos del gobierno del general Espartero. Sin embargo, su nombramiento como diputado lo obliga a volver a España; así, participó de forma activa y constante en la vida parlamentaria durante los primeros meses de este año, que sería el último de su vida. En el mes de mayo cogió frío a la salida de una cena ofrecida por Espartero a varios diputados y murió en sólo nueve días, al parecer de la enfermedad que era vulgarmente conocida como garrotillo (lo que hoy día se conoce como difteria).

Obra

A pesar de sus intentos novelísticos y dramáticos, la obra de Espronceda es, básicamente, la propia de un poeta. Dos etapas se han señalado en su producción, divididas por la fecha de 1827. Hasta este momento, su obra está escrita según la escuela de Lista, es decir, dentro del estilo del Neoclasicismo, que continuaría Larra en su breve obra poética. A esta etapa neoclásica responden poemas como la traducción del Vaticinio de Nereo y la imitación del Beatus Ille horacianos. Asimismo, "La tormenta de noche", el soneto "La noche" o el "Romance a la mañana" se muestran herederos de la poesía tópica y libresca del XVIII. La asimilación por parte del joven del estilo de su maestro se ve de forma especialmente clara en los fragmentos conservados de "El Pelayo", en el que es imposible distinguir las octavas que corresponden a Espronceda de aquellas en las que fue auxiliado por Lista. Su publicación es contemporánea de los poemas de ambiente medieval y se sitúa dentro de un moda por lo hispánico en las que se consideraban sus raíces más hondas y que vendría aparejada a la publicación de los romanceros de Durán y de la exaltación de los dramas de Calderón por parte de Böhl de Faber.

Distinto carácter ofrecen las composiciones escritas durante la emigración y en los restantes años de vida del poeta, aunque encontremos todavía resabios clasicizantes en los sonetos "A Eva", "Bajas de la cascada, undosa fuente" y "Fresca, lozana, pura y olorosa" o en composiciones como "El pescador" o "Serenata". Un tono más romántico, aunque todavía poco conseguido, es el que encontramos en "La entrada del invierno en Londres", que supone ya una poesía más auténtica.

El hallazgo de un nuevo lenguaje vendrá hacia 1830 de la mano de Ossian, el falso bardo inventado por Macpherson que había de mostrar un nuevo camino en la poesía a artistas (no sólo escritores) de toda Europa. La influencia de la lectura de Ossian se manifiesta en A la muerte de don Joaquín de Pablo (Chapalangarra), dedicada a la memoria del cabecilla liberal a cuyas órdenes intentó el poeta entrar en España, y, sobre todo, en "Oscar y Malvina", poema de temática y tono ossianesco que no sigue ninguno de los poemas de éste, sino que realiza una imitación ecléctica en la que, finalmente, descuella la personalidad del poeta. La confluencia del estilo ossiánico y clásicizante aparece en el "Himno al Sol", en el que, sin embargo, el poeta plantea sus dudas personales sobre un mundo que parece abandonado por su creador.

Posteriores son los poemas llamados caballerescos o medievales, situados en escenarios idealizados como los requería la moda. Es el caso de Cuento, texto que une prosa y verso y que recuerda el comienzo de Sancho Saldaña, para concluir con lo que, a la postre, demuestra ser un ejercicio de estilo; Espronceda recurre para ello al tópico del manuscrito interrumpido. A pesar de ello, el poema muestra la habilidad del poeta, ya comentada con anterioridad, para seguir modelos poéticos, en este caso Ariosto y Tasso. Más ambicioso, aunque también inconcluso, es el "Canto del cruzado", en el que hace gala Espronceda de variedad de estilos y medidas, aunque el conjunto dé la impresión de un desaliño un tanto ingenuo. Con todo, alcanzó notable éxito y fue imitado por poetas de su tiempo, como Escosura o Romero y Larrañaga.

A pesar del éxito, no durará mucho Espronceda en esta moda. Pronto su poesía pasa a dedicarse a cantar a seres al margen de la ley, a los auténticos héroes románticos, representantes de la fuerza de lo primitivo y de lo antisocial. De entre ellos, es el más famoso, y el más logrado, la "Canción del pirata". A ella acompañan en estos años "El mendigo", "El reo de muerte" o "El verdugo", en los que no siempre se logra un poema acabado y coherente, crítica a la que se hace acreedor especialmente "El verdugo", toda vez que no se sabe si el verdugo se queja de la sociedad que lo maltrata y lo aparta después de obligarle al oficio que tiene o si se trata de un sádico que disfruta haciendo sufrir a los que caen en sus manos, pues ambas facetas se muestran en el poema. Con todo, sus versos abren un camino nuevo, hasta entonces no trabajado por la poesía española, y no carecen de aciertos como el juego de diferentes ritmos en "El mendigo". Algo posterior es el "Canto del cosaco", muestra clara de la orientación política de su poesía en estos años y que se une a poemas como "El 2 de mayo" o "A la traslación de las cenizas de Napoleón". En ellos, el canto a las fuerzas primitivas en el cosaco o en el ímpetu nacional de la guerra de la independencia se oponen al mundo civilizado, a su debilidad y a su mercantilismo, especialmente atacado en el poema dedicado a la traslación del cadáver de Bonaparte mediante la oposición entre la fuerza de éste y el espíritu burgués de la época de Luis Felipe.

El tema amoroso no fue frecuente en la poesía de Espronceda hasta que el abandono de Teresa le hizo rebelarse contra la situación, aunque de una forma retórica y poco convincente en poemas como "A Jarifa en una orgía" o mediante la adopción de una pose de amargura y desengaño en "A una estrella" o en "A xxx" dedicándole estas poesías. Ambas características serán patentes a lo largo de "El Diablo Mundo", aunque en el "Canto a Teresa", publicado como parte de aquél, demuestre un sentimiento real.

"El Diablo Mundo" es el proyecto más ambicioso de Espronceda y, cabe decir, de todo el Romanticismo español, aunque el resultado no llegue a cotas excesivamente altas tanto por haber quedado inconcluso como por la falta de base ideológica para una obra de tal calibre. Se comenzó a publicar la obra en 1840 y por entregas. Al año siguiente apareció una edición de lujo. La tercera de las entregas incluye el ya citado "Canto a Teresa", a pesar de no tener nada que ver con el resto de la obra, tal y como señala su epígrafe. Esto bien pudiera deberse a falta de ideas por parte del autor, aunque nos proporcione, en cambio, una sentida elegía en octavas reales en la que el dolor por la pérdida se manifiesta sin necesidad de los aspavientos en los que incurre a veces el poeta de Almendralejo. La muerte del autor dejó inconcluso un poema en el que todo revelaba la falta de ideas y el poco cuidado del verso por parte de éste. El argumento tiene, en su arranque, concomitancias con Fausto, toda vez que presenta a un sabio anciano y desengañado que recibe, sin que se sepa por qué, el don de renacer, como Adán o como el Emilio de Rousseau, joven e inocente. En los fragmentos conservados, el joven Adán va tomando contacto con ese "Diablo Mundo" y desengañándose de su maldad, especialmente a través de la contemplación del dolor de la humanidad y del fracaso del ideal amoroso.

Respecto de El estudiante de Salamanca (1836), se incluye en el género de la leyenda, aunque enriquecido por el gusto de Espronceda por la variedad de metros y estilos. El argumento recoge varias leyendas, como la del estudiante Lisardo, que ve pasar su propio entierro, el mito de don Juan y elementos de comedias del siglo de oro como el San Franco de Siena de Moreto. Junto a ello, tenemos alardes técnicos como el de incluir escenas dialogadas frente a logrados momentos líricos (así, las quintillas "Blanca nube de la aurora", que incluyen las famosas "Hojas del árbol caídas", que cuentan entre lo más conocido del poeta) o la danza infernal de la última escena en la que empleó versos de dos a once sílabas. La leyenda presenta a Don Félix de Montemar, "segundo Don Juan Tenorio", que acaba su vida de seducciones y duelos precisamente por desoír los avisos divinos en un acto de rebeldía que lo convierte en el prototípico héroe romántico. La leyenda está entre lo mejor de la obra de Espronceda, tanto por su variedad técnica como por su trabazón argumental, en la que el protagonista muere al principio para pasar a continuación sus últimas horas en la tierra hasta ser condenado.

Temáticamente, la obra de Espronceda se ha dividido en tres grandes bloques: la poesía política, la filosófica (así se llamaba en su tiempo a la que se preocupaba por los seres marginales) y la amorosa. De ésta se ha destacado la falta de sinceridad de la mayor parte de los poemas, lo que se demuestra tanto en las situaciones como en los tipos de mujer elegidos. En este respecto, ha sido especialmente criticado "A Jarifa en una orgía", poema emparentado con los del segundo grupo por cantar a una prostituta, aunque el poeta haga extensivas sus consideraciones a todas las mujeres, dentro del tópico romántico de rechazar al amor después del desengaño.

Bibliografía

  • MARRAST, R. José de Espronceda y su tiempo. Barcelona, 1989.

  • MARRAST, R. ed.: Poesías líricas y fragmentos épicos. Madrid, 1984.

  • -----------------------: El estudiante de Salamanca y El Diablo Mundo. Madrid, Castalia, 1985.

  • YNDURÁIN, D. Análisis formal de la poesía de Espronceda. Madrid, 1971.

Gerardo Fernández San Emeterio

Autor

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