Custodio, Álvaro (1912-1992).
Dramaturgo, narrador, ensayista y director teatral español, nacido en Écija (Sevilla) en 1912 y fallecido en Madrid en 1992. Autor de una brillante producción dramática que, escrita en su mayor parte durante su prolongado exilio, se caracteriza por un enfoque sarcástico de la sociedad contemporánea y de la realidad inmediata, desplegó también una intensa actividad como director de escena y promotor de las más diversas iniciativas teatrales.
Nacido en el seno de una familia vinculada a los círculos teatrales andaluces -su abuelo había fundado, en su pueblo natal, el Teatro Custodio-, desde su temprana juventud se acostumbró a pisar la escena del pequeño teatro local, vocación que compaginó con sus estudios superiores de Derecho. Una vez licenciado, se inclinó definitivamente hacia el Arte de Talía y tomó parte activa en varios colectivos dramáticos andaluces, entre los que destaca el grupo La Barraca, dirigido por el poeta y dramaturgo granadino de la Generación del 27 Federico García Lorca. Al término de la Guerra Civil, se vio obligado a abandonar el país y buscó refugio político en Francia, de donde pasó a la República Dominicana y, poco después, a Cuba. Finalmente, en 1944 se estableció de forma definitiva en la capital de México, donde vivió exiliado hasta que, en 1979, pudo regresar a España e instalarse en San Lorenzo de El Escorial (Madrid), donde asumió la dirección de la Compañía Titular de Amigos del Real Coliseo de San Lorenzo de El Escorial. Al frente de este colectivo, Álvaro Custodio ganó enseguida un merecido prestigio como director teatral, merced a algunos montajes tan aplaudidos por la crítica y el público como La Regenta (1983), espléndida versión dramática de la célebre narración de Leopoldo Alas y Ureña ("Clarín"). Fruto de este trabajo fue la publicación del volumen titulado La Regenta, versión escénica (Oviedo: Ayuntamiento, 1985).
Fue en tierras hispanoamericanas donde comenzó a desarrollar su brillante carrera literaria y ensayística, por aquel entonces orientada exclusivamente al mundo de la escena. Entre los numerosos ensayos que dio a la imprenta en México, sobresalen los titulados Lope, Calderón y Shakespeare: comparación de estilos dramáticos (México, 1969) y, muy especialmente, Los forjadores del mundo moderno (México, 1969), obra en la que ofrece las semblanzas biográficas de una serie de figuras cimeras del panorama teatral y cinematográfico. Posteriormente, publicó otro valioso texto ensayístico titulado Singularidad y convencionalismo en el teatro de Juan Ruiz de Alarcón (México, 1983). Al margen de esta vinculación constante al ámbito teatral, el escritor ecijano también publicó un ensayo sobre El corrido popular Mexicano (Gijón: Ediciones Júcar, 1976).
En su faceta de dramaturgo, Álvaro Custodio se dio a conocer en Cuba a mediados de los años cuarenta con la publicación de La borrachera nacional (1944), obra a la que siguieron otros títulos teatrales tan significativos como Elisa, alma de cántaro (1952), La espía que nunca espió (1966) -basada en la figura de Mata Hari-, Los muñecos no están de acuerdo (1972), El patio de Monipodio (1973), Eva y don Juan (1982), El sacrifico de Panda-Murti (1983), El regreso de Quetzalcoalt: la epopeya azteca (1988), Los nuevos montes pelados (1989) y El milagro de las tres ciruelas (1990).
A finales de los años ochenta, ya definitivamente asentado en suelo español, el dramaturgo ecijano sorprendió gratamente a críticos y lectores con la publicación de su primera y única novela, una lúcida y amena narración que, bajo el enigmático título de Mil ochenta y seis demonios (Barcelona: Seix Barral, 1988), relata el rocambolesco proceso de beatificación de un fraile español asesinado en tierras del Nepal.
JRF.
