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Clemencín, Diego (1765-1834).

Sacerdote, literato, filólogo y político español, nacido en Murcia el 27 de septiembre de 1765 y muerto de cólera en Madrid el 30 de julio de 1834.

Vida

Hijo de comerciantes franceses, ingresó con una beca en el colegio de San Fulgencio de Murcia el 27 enero 1775, donde estudió gramática latina, filosofía, teología y jurisprudencia. Empujado por una fuerte vocación religiosa, ingresó casi enseguida en el seminario, donde pronto se destacó por su brillante inteligencia. Fue en esta época cuando tradujo directamente del griego tres epístolas canónicas de San Juan y el Apocalipsis, textos que no se han conservado, pero que evidencian su familiaridad con la esta lengua clásica; recientemente se ha encontrado Mopso (Madrid, 1784), égloga mortuoria del obispo Manuel Rubín de Celis, el reformador de San Fulgencio. En 1786, ya terminados sus estudios, fue nombrado catedrático sustituto de Filosofía y Teología en San Fulgencio, lo cual no fue óbice para que continuara sus relaciones con los círculos ilustrados, sobre todo de Valencia y Murcia.

En 1788 se trasladó a Madrid como ayo de los hijos de la duquesa de Osuna y Benavente, uno de los cuales fue Pedro Téllez Girón, Príncipe de Anglona, en cuya casa había una biblioteca que contribuyó no poco a ilustrar al joven clérigo. Para sus discípulos escribió Lecciones de Gramática y Ortografía castellana, que luego se publicó de forma póstuma en Madrid (1842), y dos compendios de Historia Natural y Geografía.

Apenas llegado a la Corte redactó Examen del prospecto de la Suma filosófica del P. Roselli, obra cuya impresión fue autorizada, pero no se conocen ejemplares ni del manuscrito ni del impreso -caso de que haya existido-. En 1793, Juan Meléndez Valdés, Nicasio Álvarez Cienfuegos, Domingo García Fernández, Juan Peñalver, Clemencín y Ramón Campo proyectaron la publicación de una revista enciclopédica, titulada El Académico que, muy posiblemente sea el periódico Biblioteca de educación que siempre se ha atribuido a Clemencín (que no se publicó). El año siguiente vio la luz el Discurso leído en la abertura del examen público de las Señoras Doña Josefa y Doña Joaquina Girón y Pimentel, y de los Señores D. Francisco y D. Pedro, sus hermanos, hijos de los Excmos. Sres. Duques de Osuna, Condes Duques de Benavente (Madrid, 1794).

Sus relaciones en la Corte le hicieron abandonar la carrera eclesiástica y, así, se casó en 1798 con Dámasa Soriano de Velasco. El mismo año publicó Ensayo de traducciones, que incluyen la Germania, la Vida de Agrícola, algunos fragmentos de Tácito y de Salustio, con un discurso preliminar y una epístola a Tácito, en todo lo cual le ayudó José Mor de Fuentes (aunque éste pretendió después de la muerte de Clemencín que la mayor parte de las traducciones era suya, sin que a fecha actual se pueda dilucidar el problema), obras éstas que fueron acrecentando su fama como escritor.

Entre julio y agosto de 1799 realizó un viaje a París, acompañando al duque de Osuna quien, según se dice, estaba enemistado con Godoy. A su vuelta de la capital francesa, ingresó en la Academia de la Historia el 12 de septiembre de 1800, con un discurso titulado Examen y juicio de la descripción geográfica de España, atribuída al moro Rasis, inserto en el tomo IV de las Memorias de la citada Academia (aunque según Fernández Duro el discurso, leído el 5 diciembre 1806, versó sobre Elogio de la Reina Isabel la Católica). El 25 de noviembre de 1808 fue nombrado Tesorero.

El 7 de enero de 1807 fue nombrado por el gobierno redactor de El Mercurio y la Gaceta; en este último periódico publicó un artículo en el que hablaba de la coronación de Fernando VII, lo cual casi le cuesta el ser fusilado por Murat cargo que ocupaba en 1808.

La Junta Central le concedió cargos importantes en la administración de las Cortes de Cádiz, pero no fue entonces diputado, y le confió la dirección y redacción de la Gazeta de la Regencia (Cádiz, 1811-Madrid, 1814).

En 1812 fue nombrado oficial de la secretaría de la Gobernación y secretario del rey con ejercicio de decretos al año siguiente, cuando obtuvo el acta de diputado por Murcia y fue miembro de la Comisión de Instrucción Pública, cargos de los que fue despojado al año siguiente, con la reacción de 1814, si bien fue nombrado secretario perpetuo de la Academia de la Historia.

Volvió a ser repuesto en la Gobernación el 21 de marzo de 1820 y otra vez renovó su acta de diputado a Cortes por su provincia (1820-1822). Ese mismo año de 1820 fue nombrado vocal del Museo de Ciencias Naturales y publicó el Elogio de la reina católica doña Isabel, libro del que no está ausente cierta intención de moderantismo político y del que se hizo una segunda edición al año siguiente. A continuación fue jefe de la sección de Instrucción Pública en la Secretaría de Gobernación (1821), tomó posesión de la cartera de Ultramar el 13 de marzo de 1822, a la que renunció para ponerse al frente del Ministerio de la Gobernación de la Península. Su fama en el Gobierno fue la de ministro comodín, que no es demasiado buena fama.

Ese mismo año de 1822 fue designado Consejero honorario de Estado, pero se firmó una orden de busca y captura contra él, por considerarle complicado en los sucesos del Siete de Julio. Entre 1821 y 1823 fue miembro de la Academia Nacional, en la Sección de Ciencias morales y políticas. En octubre de 1823 cuando, gracias a la ayuda francesa, triunfó el absolutismo, el gobierno le desterró de Madrid y no volvió hasta 1827.

Durante estos cuatro años estuvo en Murcia, entregado a sus estudios históricos y literarios. Al regresar a la Corte, volvió a la Academia, donde siguió desempeñando sus labores literarias; fue, además, bibliotecario mayor, en 1834 censor regio y vocal de las comisiones de libros prohibidos y de partidos judiciales. En 1833 elevó un informe, junto con Tomás González y Reinoso y otros auditores del Tribunal de la Rota, sobre el ceremonial que debía seguirse para la jura de Isabel II como princesa heredera del trono. En 1834 fue elegido prócer del Reino, de cuyo estamento fue secretario. Murió a consecuencia del cólera ese año. A su muerte era académico de San Fernando, de la Latina Matritense, de la de Sagrados Cánones, de la de Buenas Letras de Barcelona, de la Sociedad de Anticuarios de Normandía y de las Sociedades económicas de Madrid y Murcia, y de la Asociación del Buen Pastor, dedicada al socorro de los presos pobres de la cárcel de Corte.

A su pluma se deben varios informes en la Academia de la Historia, un Quijote comentado, que sus hijos terminaron de imprimir en 1839. También póstumamente apareció Biblioteca de libros de Caballería (Barcelona, 1942). Dejó también otros manuscritos y traducciones, entre aquellos Memoria sobre las historias del Cid.

Bibliografía

  • Archivo de Cortes (leg. 104).

  • AVIRANETA, Eugenio de y BERTRÁN SOLER, Tomás. Mina y los proscritos (Argel: 1836).

  • GIL NOVALES, Alberto. Las Sociedades patrióticas (Madrid: Tecnos, 1977).

  • MAS GALVAÑ, Cayetano. "Don Diego Clemencín", en Revista de Historia Moderna, nºs 8-9 (1988-1990) (págs. 305-318).

  • OCHOA, Eugenio de. Apuntes para una biblioteca de escritores españoles contemporáneos en prosa y verso [dos vols.] (París: 1840).
    PÁEZ RÍOS, Elena. Iconografía hispana [cinco vols.] (Madrid: 1966).

  • PALAU Y DULCET, Antonio. Manual del librero hispanoamericano [2ª ed.] (Barcelona: 1948-1977).

  • Redactor general de España, nº 735 (19 junio 1813).

A. Gil Novales

Autor

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