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CineLiteraturaBiografía

Burton, Richard (1925-1984)

Richard Burton.

Actor -y, ocasionalmente, director y productor- de teatro y cine estadounidense, cuyo verdadero nombre era Richard Walter Jenkins, Jr. Nació el 10 de noviembre de 1925 en Pontrhydfen, Gales (Reino Unido), y murió el 5 de agosto de 1984, en Ginebra (Suiza).

Vida

Decimosegundo hijo de un minero galés muy aficionado a la bebida (hecho que marcó la vida de su famoso vástago), el joven Richard Walter Jenkins, Jr. creció, debido a la muerte de su madre, bajo la tutela de sus dos hermanas mayores. Enamorado del idioma inglés, que comenzó a aprender a la edad de 5 años -antes le había sido inculcada la lengua galesa-, se adentró en el mundo de la interpretación cuando un profesor suyo de secundaria se dio cuenta de su enorme talento, que complementaba con, seguramente, la voz más bella que ha dado el mundo del cine. Éste, llamado Phillip Henry Burton, se convirtió en su mentor y le ayudó a borrar, en todo lo que fue posible, su fortísimo acento galés. Le consiguió una beca, cuando solamente contaba con 16 años, para ingresar en la prestigiosa Universidad de Oxford (Exeter College).

A los 18 años, en 1943, con ocasión de su debut sobre las tablas, en la obra de Emlyn Williams Druid’s Rest, decidió cambiar su nombre por el de su mentor y pasar a ser Richard Burton, nombre con el que pasó a la posteridad. Poco después, en 1944, acudió a la llamada de la patria y se enroló en la Royal Air Force, donde pasó los tres siguientes años de su vida. De regreso, comenzó a trabajar en Londres en 1948, pero hasta su interpretación en The Lady’s Not for Burning, la pieza de Christopher Fry, en 1949, no consiguió un gran reconocimiento.

Un año antes, el director, actor, guionista y dramaturgo Emlyn Williams, que lo conocía por haber interpretado un papel en su obra Druid’s Rest, le había hecho debutar en la gran pantalla, con el filme The Last Days of Dolwyn (1949), donde daba vida al hijo de la gran actriz londinense Edith Evans, la cual, para ocultar un asesinato cometido por su pequeño Burton, es capaz de inundar todo un pueblo de Gales. Ésta fue su mejor interpretación de aquellos sus primeros años en la industria británica, años en los que no dejó de intervenir en obras de teatro con la compañía Old Vic, sobre todo, obras de Shakespeare (la que mayor gloria le dio fue, en 1954, Hamlet).

En 1952 fue contratado por la todopoderosa 20th Century Fox, para la que intervino en algunas películas, en lo que fue para algunos un desperdicio de su talento. Su debut en Hollywood fue la adaptación de la novela de Daphne du MaurierMi prima Raquel (1952), de Henry Koster, con el que consiguió la primera de sus siete nominaciones al Oscar (no consiguió ninguno); tuvo el honor de participar en la primera producción en CinemaScope de la historia del cine, la celebérrima La túnica sagrada (1953), de Henry Koster. Consiguió su segunda nominación por su interpretación de Marcelo, un romano confuso y atormentado, que en su momento fue tachada de bastante superficial, como el filme, que hoy sólo es recordado por su innovador formato; formó parte, ese mismo año, de un extenso, abigarrado y efectivo reparto, a las órdenes del artesano director Robert Wise, en una buena película de acción bélica, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, Las ratas del desierto (1953), donde era un comandante británico que intentaba pararles los pies a los alemanes, capitaneados por un James Mason como el mariscal de campo Rommel (retomó el papel que ya interpretase en Rommel: el zorro del desierto).

Tras pasar dos fructíferos años en el Old Vic londinense, la Fox le obligó a regresar a Hollywood para cumplir su contrato. Rodó, entonces, Prince of Players (1955), uno de los primeros fracasos del CinemaScope. Fue lo mejor, sin lugar a dudas, de aquella meliflua segunda adaptación de Las lluvias de Ranchipur (1955), la maravillosa novela de Louis Bromfield (la primera, llamada en España Vinieron las lluvias, de 1939, fue dirigida por Clarence Brown, con Tyrone Power y Myrna Loy), interpretando al doctor hindú, el Dr. Safti, que vuelve loca a Lana Turner, la, hasta entonces, respetable mujer de Lord Esketh (Michael Rennie). Su grave y prodigiosa voz y su imponente físico le llevaron a ser elegido por la United Artists (que se apuntaba a la moda de las superproducciones históricas característica del Hollywood de los cincuenta, inaugurada por la MGM, con Quo Vadis?, confirmada por la Fox, con La túnica sagrada y Sinuhé el egipcio, continuada por la compañía de los hermanos Warner, con El cáliz de plata, y recuperada por Cecil B. De Mille y la Paramount, con Los diez mandamientos) para interpretar al héroe por excelencia de la antigüedad, Alejandro Magno (1956), de Robert Rossen, pero ni éste ni el propio Burton parecieron tomarse demasiado en serio esta película, rodada en España, pesada, pretenciosa, poco verosímil en el aspecto histórico y con voluntad de apabullar. Burton se tomó el asunto como una oportunidad de declamar "a lo Shakespeare", por lo cual fue muy criticado en aquel tiempo. Consiguió, sin embargo, muchísimos elogios por su interpretación en Amarga victoria (1957), de Nicholas Ray, un correcto alegato antimilitarista, en el que se metió en la piel del Capitán Leith, el cual debía luchar más con su conciencia, para no liarse con la esposa de su superior, que contra los propios alemanes. Supo cambiar de registro en la adaptación de la obra del británico John Osborne, el más famoso de los “young angry men” ('jóvenes airados'), titulada Mirando hacia atrás con ira (1958), de Tony Richardson, interpretando a Jimmy Porter, (que ya había llevado a escena con anterioridad), un hombre rebelde sin causa, que retrata perfectamente el inconformismo y el desencanto de la joven generación inglesa contra los poderes y los convencionalismos establecidos. A partir de aquí, entró en un bache profundo y desalentador, ya que la Fox no le renovó el contrato, la Warner no se interesó por sus servicios y, en definitiva, Hollywood lo ignoró. Sus producciones fueron mediocres y muy convencionales: se mostró del todo ausente, por no decir a disgusto, en El zarzal (1959), de Daniel Petrie, un folletín inaguantable, adaptación de la novela de Charles Mergendahl; no convenció a nadie en la adaptación de la obra de Edna Ferber, Imperio de titanes (1960), de Vincent Sherman. Abandonó Hollywood y, cuando nadie daba un duro por él, Broadway le brindó la oportunidad de ser ese nuevo Lawrence Olivier que siempre soñó ser. Allí, en el Off-Broadway, Burton fue un príncipe en la obra de Jean AnouilhTime Remembered (junto a Helen Hayes y Susan Strasberg, hija de Lee), se transformó en el rey Arturo (Julie Andrews era Ginebra) en el musical, creado por Alan Jay Lerner y Frederick Loewe, Camelot, y volvió a convertirse en un energético e irónico Hamlet, en 1964, que le sirvió para conseguir las mejores críticas de toda su carrera.

Pero unos años antes, la casualidad cambió su vida. Stephen Boyd renunció a su papel de Marco Antonio en aquella historia antigua de grandezas y locuras que fue Cleopatra (1963), y la Fox contrató, con reticencias (otros renunciaron al papel, y se cuenta que el galés era su última opción) a Burton. El rodaje de la película fue un desastre: duró dos años, la Fox casi se arruinó y hubo tantos aplazamientos que Peter Finch, que debería ser Julio César, mandó a paseo, debido a sus continuos caprichos, a Elizabeth Taylor. Se trajo a Rex Harrison, que recordó el rodaje como una pesadilla. El filme, aunque no recuperó lo que costó, consiguió un éxito comercial considerable. Esto, unido al morbo despertado por su relación con la Taylor, llevó a Burton a tener una cotización comparable a su ya por entonces esposa.

Richard y Elizabeth se casaron y divorciaron por partida doble y, en ese período de tiempo, interpretaron juntos una serie de filmes. El morbo atrajo, aunque contaba con un reparto rico e importante, al público a ver la floja Hotel Internacional (1963), de Anthony Asquith; las colas en taquilla volvieron a ser gigantescas para verlos en una película para su único y exclusivo lucimiento, Castillos en la arena (1965), donde Burton interpretaba convincentemente a un ex-sacerdote que se dejaba seducir por una poco convincente Elizabeth Taylor. Ocurrió, por supuesto, que todo el reconocimiento se lo llevaron la maravillosa fotografía en Panavisión de Milton Krasner (Minnelli afirmó que rodó en perpetuo estado de fascinación por los increíbles paisajes) y la canción The Shadow of Your Smile, que ganó el Oscar; ambos estuvieron espléndidos en la cruda ¿Quién teme a Virgina Woolf? (1966), de Mike Nichols, en su primera película como director. Elizabeth ganó el Oscar, el segundo, Burton fue batido ese año, por quinta vez, por un actor de semejante categoría en un papel superior (Paul Scofield en Un hombre para la eternidad), en esta historia, adaptación de la obra de Edward Albee, que rompió muchos tabúes en lo referente a las relaciones entre las parejas de adultos. Y, por último, como película digna pues juntos intervinieron en unas pocas más, entre ellas la única dirección de Burton, Doctor Fausto (1968), se cuenta también La mujer indomable (1967), de Franco Zeffirelli, rica y digna de elogio adaptación en Panavisión de La fierecilla domada de Shakespeare.

En la década de los sesenta, apareció en películas más interesantes: volvió a ser un cura degradado en guía turístico, en medio de la península del Yucatán, alrededor de un ambiente de sensualidad soterrada, propio del universo de su autor, Tennessee Williams, con una realista fotografía de Gabriel Figueroa, en la magnífica La noche de la iguana (1964), de John Huston; se caracterizó de Thomas Becket para enfrentarse a un genial Peter O’Toole de rey Enrique II, en la desigual pero entretenida y espectacular Becket (1964), de Peter Glenville, y participó en la adaptación de la novela, obra maestra de la serie negra, de John LeCarré El espía que surgió del frío (1965), de Martin Ritt, donde es un inigualable Alec Leamas, el espía amargado que, harto del servicio secreto británico, debe hacer frente a un último caso antes de retirarse para siempre.

A finales de los sesenta, cuando ya había malgastado su talento, su voz y su aspecto físico en fiestas y excesos, formó pareja madura y homosexual con Rex Harrison en La escalera (1969), de Stanley Donen. Comenzó su caída en picado en la década de los setenta; filmes como Barba Azul (1972), de Edward Dmytryk; El asesinato de Trotski (1972), de Joseph Losey, aunque Burton fue muy bien dirigido por el director de La Crosse; Muerte en Roma (1973), de George Pan Cosmatos, o Breve Encuentro (1974), de Alan Bridges, versión televisiva de una obra maestra de David Lean, con un imposible planteamiento en el reparto (la voluptuosa Sofía Loren no puede nunca ser una insulsa ama de casa), son películas en las que no pudo desplegar todo su potencial artístico.

En 1976, retornó a las tablas de Broadway para dar vida al atormentado Dr. Dysart, el psiquiatra que intenta sacar a la luz todos los fantasmas psicológicos de ese joven, encargado de unos establos, que ha dejado ciegos a unos pocos caballos sin ninguna razón aparente, en la obra de Peter Shaffer Equus. Volvió a interpretar el mismo personaje en la película de mismo título, Equus (1977), de Sidney Lumet, por el que consiguió la última de sus nominaciones al Oscar.

En los últimos años de su carrera, en los años ochenta, volvió a caracterizar, durante dos temporadas al rey Arturo en Camelot, y, poco después, con su ex-mujer Elizabeth Taylor, apareció en la obra Private Lives, pero fue tan apaleada por la crítica que no duró demasiado en cartel. Su última recreación cinematográfica fue la del Oficial del partido, O’Brien, en la controvertida y árida adaptación de la clásica novela de George Orwell 1984 (1984), de Michael Radford, donde estuvo excelente. Para entonces, cuando su hija, Kate Burton empezaba a ganarse el nombre del que ahora goza en el mundo de la escena, se había retirado, con su cuarta esposa, a una casa en Celigny (Suiza), alejado de fiestas y borracheras y consagrado a la lectura casi por entero. Una hemorragia cerebral se lo llevó, a la edad de 59 años, poco después de terminar 1984. Dejó tras de sí la eterna leyenda de toneladas de talento desperdiciadas; en realidad, se apagaba una voz de ensueño, pero, a la vez, se encendía la llama de un nuevo mito.

Filmografía

Actor

Cortometrajes
1961: Dylan Thomas.
1967: The Comedians in Africa.
1978: The Flight of the Wild Geese.

Largometrajes
1948: The Last Days of Dolwyn/Dolwyn/Woman of Dolwyn; Here Comes the Huggette.
1949: Now Barabbas Was a Robber.
1950: Waterfront; La mujer sin nombre.
1951: Green Grow the Rushes.
1952: Mi prima Rachel.
1953: Las ratas del desierto; La túnica sagrada.
1954: Demetrius y los gladiadores (las secuencias extraídas de La túnica sagrada).
1955: Prince of Players; Las lluvias de Ranchipur.
1956: Alejandro el Magno.
1957: Amère Victoire/Bitter Victory; La esposa del mar.
1958: Mirando hacia atrás con ira.
1960: El zarzal; Imperio de titanes.
1962: El día más largo.
1963: Cleopatra; Hotel Internacional.
1964: Beckett; La noche de la iguana; Hamlet.
1965: Castillos en la arena; El espía que surgió del frío; ¿Qué tal, Pussycat?.
1966: ¿Quién teme a Virginia Woolf?.
1967: La mujer indomable (y coproductor); Los comediantes.
1968: La mujer maldita; Candy; Doctor Fausto (y coproductor).
1969: La escalera; El desafío de las águilas; Ana de los mil días.
1971: Comando en el desierto; El gángster.
1972: Pacto con el diablo; El asesinato de Trotsky; Barba Azul.
1973: Muerte en Roma; La quinta ofensiva; El viaje.
1974: El hombre del clan.
1976: Resistence.
1977: El exorcista II: el hereje; Equus.
1978: Alarma: catástrofe; Patos salvajes; Cerco roto.
1979: Tristán e Isolda.
1980: Círculo de dos.
1981: Absolution.
1984: 1984.

Trabajos para Televisión

1965: Hamlet (filmación de Hamlet -1964-).
1973: Divorce His-Divorce Hers.
1974: Breve encuentro.
1983: Wagner.

Director

1967: Doctor Fausto (codirector, coproductor y actor).

Narrador

1953: Thursday’s Children.
1958: March to Aldermaston.
1959: A Midsummer Night’s Dream/Sen noci svatojánské.
1963: Inheritance (cortometraje).
1964: Zulú.
1965: The Days of Wilfred; Eulogy to 5.02 (cortometraje).
1968: The Rime of the Ancient Mariner.
1971: Bajo el bosque lácteo.
1972: A Wall in Jerusalem/Un Mur à Jérusalem.
1976: Volcano: An Inquiry Into the Life and Death of Malcolm Lowry.

Bibliografía

  • Bragg, M.R.: La vida de Richard Burton. Barcelona: Plaza & Janés, 1990.

Autor

  • Juan Carlos Paredes