Polk, James Knox (1795-1849).


James Knox Polk.

Abogado y político estadounidense, undécimo presidente de los Estados Unidos de América (1845-1849). Nació el 2 de noviembre de 1795, en Little Sugar Creek, condado de Mecklenburg (estado de Carolina del Norte), y murió el 15 de junio de 1849, en Nashville (estado de Tennessee). Sin duda alguna, James Knox Polk fue el presidente estadounidense más expansionista de todo el siglo XIX. Bajo su presidencia, Estados Unidos declaró sus derechos indiscutibles sobre los territorios de Oregón, se firmó la anexión de Texas a la Unión y se declaró la Guerra a México (1846-1848), por la que Estados Unidos anexionó los actuales estados de California, Arizona, Nueva México y gran parte de Nevada, aunque su intento de compra a la Corona de España de la isla de Cuba por 100 millones de dólares fracasó por completo.

Sus inicios políticos

Miembro de una familia media de agricultores, originaria de Escocia (su madre era descendiente directa del famoso reformista religioso escocés John Knox), a la edad de once años su familia se trasladó al condado de Maury, en Tennessee, donde su padre adquirió una modesta granja. Aquejado desde siempre de una delicada salud, el joven James Knox Polk apenas pudo ayudar en las tareas de la granja, por lo que su padre le animó para que cursara la carrera de Derecho en la Universidad de Carolina del Norte. Se graduó con brillantes notas en el año 1818, para, dos años después, abrir su propio bufete en Nashville. Apasionado por la política y seguidor incondicional del demócrata Andrew Jackson, Polk inició su carrera política en 1823, al ser elegido miembro de la Asamblea de su estado, labor en la que llamó pronto la atención por sus discursos excelentemente construidos y muy certeros, hasta el punto de que fue conocido con el apodo de El Napoleón de la Oratoria.

Emprendió una carrera política meteórica dentro de las filas del Partido Demócrata, recién creado por Andrew Jackson y Martin Van Buren. Casado con Sara Childress, en enero de 1824, al año siguiente fue elegido miembro de la Cámara de Representantes en Washington, labor en la que combatió con denuedo la política centralista y federal del presidente John Quincy Adams (1825-1829). Cumplió sobradamente el objetivo propuesto por el partido de preparar el camino hacia la presidencia del líder Andrew Jackson. Como premio a su fidelidad y entrega al partido, durante la segunda presidencia de Andrew Jackson (1829-1837), Polk ejerció la presidencia de la Cámara de Representantes, funciones que desempeñó con una absoluta limpieza y neutralidad a pesar del clima de enfrentamiento intenso que dominó todos los debates de dicho período, sobre todo por la espinosa cuestión del Banco Nacional.

El camino hacia la presidencia

En el año 1839, bajo la presidencia de Martin Van Buren (1837-1841), Polk no presentó su candidatura para la Cámara de Representantes, pero fue elegido gobernador de Tennessee. James Knox Polk y su esposa Sara apenas participaron de la vida social del estado, ya que no eran amigos de asistir a las constantes y fastuosas fiestas que la oligarquía celebraba constantemente, circunstancia que acabó por granjearle la antipatía de los poderosos y la erosión de su popularidad entre el electorado, lo que se tradujo en dos consecutivas derrotas para la reelección de su cargo, en los años 1841 y 1843.

En 1844, la Convención Nacional del Partido Demócrata decidió postular a James Knox Polk, por su defensa a la anexión de Texas como estado de la Unión, candidato a la presidencia, ya que los candidatos de más peso dentro del partido, James Buchanan, Martin Van Buren y Lewis Cass, no lograron reconciliar sus diferencias políticas. El panorama se complicó aún más con la entrada de un quinto candidato demócrata a la presidencia, el presidente John Tyler. Una vez que las diferencias internas fueron saldadas y que John Tyler retiró su candidatura para favorecer a Polk, éste logró vencer, con un apretado margen de votos y contra todo pronóstico, al todopoderoso candidato whig Henry Clay. James Knox Polk, escasamente conocido fuera de los círculos políticos de Tennessee, se convirtió en el primer Dark Horse (‘caballo negro’) nominado y elegido para la presidencia, es decir, lo que en política se conocía como un candidato tapado o candidato sorpresa.

La presidencia de James Knox Polk

A punto de cumplir los cincuenta años, James Knox Polk fue el político más joven en ocupar la Casa Blanca. Allí introdujo una jornada de trabajo larga y espartana, y dedicó a su labor presidencial gran parte del día. Durante los cuatro años que estuvo al frente de su país, James Knox Polk apenas se ausentó tres semanas de Washington, siempre por motivos de máxima necesidad. Austero y con ánimos reformistas, Polk nombró a su mujer su secretaria personal y se rodeó de un gabinete competente y afecto a su persona y programa político, el cual consistía en reducir sensiblemente los aranceles, con la aplicación de la Ley Walker, llamada así por su promotor, el secretario del Tesoro Robert T. Walker, la eliminación de la presión de la banca privada, el restablecimiento de una tesorería independiente y controlada por el Gobierno, la fijación de las fronteras de Oregón y la expansión territorial del país hasta alcanzar la costa del Pacífico. Asimismo, Polk supo dominar magistralmente a un Congreso que no le era favorable a la hora de aprobar su programa político y, especialmente, dispuesto a imponer el veto a los proyectos de ley contrarios a su política, lo que posibilitó que al final de su legislatura viera colmadas con creces sus metas.

Debido a su talante intelectual y a su carácter seco y distante, Polk fue constantemente comparado con John Quincy Adams (1825-1829), sexto presidente de la nación. Aunque su política interior fue el polo opuesto a la de Adams, lo cierto es que Polk adoptó la misma dirección en cuestiones con el extranjero: el expansionismo, política que no dejó de suscitar una gran polémica en los círculos políticos del país, pero que, gracias al decidido impulso del presidente y aun a costa de un gran gasto, tanto en dólares como en vidas, se pudo completar satisfactoriamente.

La anexión de Texas

Poco antes de abandonar la Casa Blanca, el presidente saliente John Tyler propuso al Congreso la aceleración, por medio de una resolución conjunta de las dos Cámaras, de los trámites para la anexión de la República de Texas, la cual fue aprobada sin problema alguno pese a las continuas protestas de los abolicionistas y de los constitucionalistas más ortodoxos. Dos días antes de dejar su cargo, el 2 de marzo de 1845, Tyler firmó la admisión de Texas como estado de la Unión. En diciembre del mismo año, una vez que Texas aprobó las condiciones impuestas por el Gobierno, Polk firmó el acta definitiva de la adhesión. Poco después de la toma de posesión de Polk, el Gobierno de México protestó formalmente contra la adhesión, ya que, desde su punto de vista, Texas todavía seguía siendo una provincia mejicana rebelde.

La cuestión de Oregón

En el discurso de toma de posesión, el presidente Polk dejó bien claro que estaba dispuesto a llevar a la práctica el lema de su campaña presidencial «cincuenta y cuatro cuarenta o lucha» (54º 40´), en relación a los territorios de Oregón que marcaban la frontera noroeste con las posesiones británicas. Polk hizo ver a Gran Bretaña que Estados Unidos no dudaría en aplicar con todas sus consecuencias la Doctrina Monroe, y que no permitiría en el continente norteamericano la intervención de ningún país o poder que no fuera estadounidense. En un primer momento, Polk ofreció a los británicos la partición definitiva por el paralelo 49º, pero en vista de la negativa británica a tal petición, no dudó un momento en adoptar una posición mucho más belicosa, arriesgándose a abrir dos frentes de guerra a la vez, uno por el norte con Gran Bretaña, y otro por el sur con México por la cuestión de Texas. Tras un breve período de tiras y aflojas entre ambas delegaciones, por fin se llegó a un acuerdo y se firmó el Tratado de Oregón, el 15 de junio de 1846, por el que se establecieron los límites fronterizos en el paralelo 49º, la actual frontera entre el estado de Washington y la Columbia Británica. La codiciada isla de Vancouver quedó en manos británicas.

La Guerra Mexicano-Estadounidense

En julio del año 1845, Polk mandó un destacamento militar al mando del general Zachary Taylor (futuro presidente), con la misión de tomar posesión sobre el río Nueces, frontera sudoccidental entre Texas y México, y desde allí avanzar hasta el cauce del río Grande. Las intenciones de Polk no eran otras que conseguir la anexión de los territorios de Nueva México y California ya que, según pensaba él no sin razón, si no lo hacían los Estados Unidos, probablemente lo llevarían a cabo Gran Bretaña o Francia. Además Polk no se sentía seguro frente de las intenciones británicas sobre la costa del Pacífico. Por todo ello, conminó a su embajador en México, John Slidell, con instrucciones de ofrecer al Gobierno mejicano una oferta de compra en firme por los territorios de Nueva México y California. Aunque estaba convencido de persuadir a los mejicanos, Polk estaba preparado para usar la fuerza en caso contrario. El 13 de enero de 1846, después de recibir una tajante negativa mejicana, Polk ordenó al general Taylor que avanzara más allá del cauce del río Nueces, sin duda alguna buscando un incidente armado que pudiera servir como casus belli, que no tardó mucho en llegar, ya que el 9 de mayo un destacamento estadounidense fue literalmente masacrado por las tropas mejicanas fronterizas tras un encontronazo. El Congreso apoyó la petición de Polk y declaró la guerra contra México, se organizaron las tropas y se aportaron los fondos y suministros necesarios para la contienda.

A pesar de los resonantes éxitos de los generales estadounidense Zachary Taylor y Winfield Scott, la guerra contra México levantó serias protestas por parte de un nutrido grupo de congresistas constitucionalistas, como John Quincy Adams y Calhoun, y, sobre todo, por los dirigentes de los estados del Norte, los cuales veían la guerra como una estratagema más urdida por los estados del Sur para extender el sistema esclavista y adquirir más territorios donde practicar dicho sistema. Algunos sureños whigs de relieve, como Abraham Lincoln, se unieron a las protestas del Norte contra la que ya se denominaba como la guerra del señor Polk.

Las fuerzas estadounidenses, mucho mejor preparadas que las mejicanas, obtuvieron una serie ininterrumpida de victorias que culminaron con la toma de la capital de México, el 14 de septiembre de 1847. Por el posterior Tratado de Guadalupe-Hidalgo, rubricado el 2 de febrero de 1848, México «aceptó» la cesión de California y Nuevo México (casi la mitad de su territorio), y reconoció la fijación fronteriza de Río Grande para Texas. Por su parte, Estados Unidos se comprometió a pagar quince millones de dólares como compensación por los territorios cedidos y a asumir las reclamaciones de los ciudadanos estadounidenses contra México por un valor de tres millones de dólares.

La provisión Wilmot

Tal como se preveía, la adquisición de los nuevos territorios sacó a la palestra la candente cuestión de la expansión de la esclavitud, rescatada por la llamada Provisión Wilmot, propuesta en agosto de 1846 por el congresista demócrata de Pennsylvania, David Wilmot, cuando, en plena guerra contra México, Polk pidió al Congreso la asignación de dos millones para negociar la paz con el general mejicano Santa Anna. La provisión Wilmot pretendía establecer una enmienda constitucional por la que se prohibiría la esclavitud en cualquier territorio que se adquiriese en un futuro a México. Aunque la provisión, como en todos los casos de ordenación territorial, no fue aprobada, lo cierto es que dividió profundamente al país ahondando todavía más las diferencias entre el Sur y el Norte.

Retiro

Nada más comenzar la campaña electoral para las elecciones presidenciales, James Knox Polk, tal como había prometido anteriormente, renunció a presentarse a la reelección, totalmente desgastado por una presidencia activa y agotadora. Dejó el puesto de candidato demócrata a Lewis Cass. Retirado en su casa de Nashville, Polk murió el 15 de junio de 1849, tres meses después de abandonar el cargo.

Bibliografía

  • COOKE, Donald. E: Atlas of the presidents. Nueva Jersey: Hammond Incorporated, 1977.

  • FERNÁNDEZ SÁNCHEZ-BARBA, Mario: Historia de los Estados Unidos de América: de la República burguesa al Poder presidencial. Madrid: Marcial Pons, 1997.

  • JONES, Maldwyn. A: Historia de Estados Unidos (1607-1992). Madrid: Cátedra, 1995.

  • MORISON, Samuel Eliot: Breve Historia de los Estados Unidos. México: Fondo de Cultura Económica, 1993.

C. Herráiz García.