Naram-Sin, Rey de Acad (2254-2218 a.C.).
(Na-ra-am-Sin o Naram-Suen) Cuarto rey de la dinastía de Akkad (sargónida). Fue hijo y sucesor de Manishtushu y gobernó el trono acadio durante treinta y siete años, si bien algunas variantes de la Lista real sumeria le asignan cincuenta y seis. Su largo reinado transcurrió prácticamente en medio de constantes luchas, tanto en el interior de su Imperio como en las regiones periféricas. La escasez de inscripciones y monumentos contemporáneos y el carácter literario de una serie de leyendas centradas en su persona dificultan ordenar y evaluar los acontecimientos de su reinado. Por el oeste, además de dominar Mari, saqueó Armanum (¿Alepo?) y capturó a su rey Rid-Adad, a la par que conquistaba y destruía Ebla; luego pasó a Ulisum en la costa mediterránea, enclave del que se apoderó. Tras alcanzar otras poblaciones del Éufrates sirio, llegó al Amanus, a la Montaña de los Cedros. De acuerdo con la leyenda, en estas zonas habría sometido a diecisiete reyes, entre ellos Khuwaruwa de Amurru, Madakina de Armanum, Pamba de Hatti y Zipani de Kanish. Hacia el norte llevó sus armas contra los hurritas, según se deduce de una estela de diorita con la efigie de Naram-Sin hallada en Pir Hussein, cerca de Diyar Bakir en el Alto Tigris. Recuerdo de su paso por estas zonas norteñas fue la construcción de un palacio-fortaleza en Tell Brak en el Valle del Khabur, enclave que funcionó como centro de impuestos en aquella región.
Naram-Sin hubo de resolver problemas fronterizos en el nordeste, causados por los lullubi y los uman-manda, pueblos montañeses que periódicamente amenazaban la estabilidad del Imperio acadio con sus rapiñas y ataques por sorpresa. Según se sabe por la escultura rupestre de Darban-i-Gawr (al sur de Sukaimaniyah), y sobre todo por su famosa Estela de la Victoria (2 m de altura, hallada en Susa y hoy en el Museo del Louvre), Naram-Sin logró derrotar totalmente a los lullubi, a cuyo rey le perdonó la vida. En la Leyenda del Rey de Kutha, de época paleobabilónica, se recoge la victoria que alcanzó sobre los uman-manda, una horda belicosa dirigida por siete hermanos, hijos de Annu-banini, a quien el relieve rupestre de Sar-i-Pul en Irán lo hace rey de los lullubi. Asimismo, Naram-Sin pasó a Magán, en donde capturó a su rey Mannudannu, según han demostrado los vasos de piedra que hacen alusión al «botín de Magán». Por el este, el rey acadio tuvo serios problemas, aunque logró solventarlos mediante un pacto con Khita, uno de los últimos reyes de la dinastía de Awan, según sabemos por una tablilla escrita en elamita y que recoge el indicado pacto. También hizo lo mismo, muy probablemente, con su sucesor Kutik-Inshushinak. Otro texto, conocido como La Gran rebelión, recoge la lucha contra una coalición de reyes enemigos de distintas ciudades sumerias y acadias, encabezada por Ipkhur-Kish de Kish, Amar-Girid de Uruk y Enlil-nizu de Nippur. Si se acepta este texto, se estaría ante una sublevación general del Imperio contra Naram-Sin en los últimos años de su reinado.
Entre sus títulos caben destacar los de «Rey de las Cuatro zonas» y el de «Grande» o «Fuerte»; desde el punto de vista religioso se hizo llamar «Dios de Akkad» (il Akkadé), e hizo preceder su nombre con el ideograma ilu, esto es, «dios». Para datar los hechos más sobresalientes de su reinado recurrió a un nombre alusivo a los citados acontecimientos, siguiendo así la práctica ya utilizada en Lagash. Entre tales hechos hay que significar la construcción de un templo a Ishtar en Akkadé, otro templo en Nippur para Enlil y un tercero para Ishtar en Zabala, además de otros edificios cúlticos en diferentes ciudades de su Imperio. Una larga tradición describe a Naram-Sin como el modelo del rey desgraciado que fracasa al final de sus días. Su caída, según esta tradición, fue provocada por sus propios sacrilegios: en la versión sumeria (La Maldición de Akkad) contra el dios Enlil de Nippur; en la versión acadia (Crónica Weidner) contra el dios Marduk de Babilonia. Ambas versiones literarias coinciden en significar como instrumento del castigo divino a los qutu. A Naram-Sin se le asigna -aunque no por todos- la mundialmente famosa cabeza broncínea (36 cm de altura) del Iraq Museum de Bagdad, obra capital de la plástica acadia. De entre sus numerosos hijos, que alcanzaron importantes cargos civiles y religiosos, hay que citar a su sucesor Sharkalisharri, y a Binkalisharri, Lipit-ili, Nabi-Ulmash, Ukkin-Ulmash y Rimush-alshu. Entre sus hijas, son conocidas Enmenanna, que desempeñó el cargo de Gran sacerdotisa del dios Sin en Ur, Simat-Ulmash, Shumshani, sacerdotisa ésta del dios Sol de Sippar, y Tutanapshum, sacerdotisa de Enlil en Nippur. Como funcionarios activos de su reino nos han llegado los nombres de Karshum, Sharrish-takal, Ishtup-ilum, Etibmer, Lugalniba y Urunabadbi. Le sucedió en el trono su hijo Sharkalisharri.