Nagy, Imre (1896-1958).
Político húngaro, nacido el 7 de junio de 1896 en Kasposvár, y muerto el 16 de junio de 1958 en Budapest, capital de Hungría. Su carrera política estuvo marcada por el afán de conseguir, desde las filas del Partido Comunista, la independencia de Hungría con respecto a la Unión Soviética, empeño que le costó la vida. Fue nombrado Primer Ministro durante el gobierno provisional revolucionario que se formó durante la revolución de octubre de 1956, conocida como la Revolución de Terciopelo, cargo que ya había ocupado anteriormente, desde 1953 hasta 1955.
Procedente de una familia humilde de campesinos, Nagy trabajó como mecánico hasta que fue reclutado para luchar en la Primera Guerra Mundial. Durante el desarrollo de la contienda fue capturado junto con otros comunistas por las tropas zaristas, y terminó alistándose, tras adoptar la ciudadanía soviética, en las filas del Ejército Rojo. Cuando la guerra llegó a su fin, Nagy se estableció en Moscú, en donde desarrolló una importante tarea como miembro del Instituto de Ciencias Agrarias. En 1923 regresó a su país con la intención de reorganizar al Partido Comunista Húngaro, que se mantuvo en la clandestinidad desde la fallida revolución comunista, dirigida por Béla Kun en 1919. Tras ser arrestado en 1927 por estas actividades, consiguió escapar de nuevo hacia Moscú, ciudad en la que permaneció hasta 1944, fecha en que las tropas soviéticas entraron en Budapest. Participó en el primer gobierno comunista que se estableció en Hungría al término de la Segunda Guerra Mundial como ministro de agricultura. Su actuación se dirigió, básicamente, a llevar a cabo la colectivización agraria. Aunque Nagy conservó la ciudadanía soviética, sus posiciones nacionalistas provocaron numerosos enfrentamientos con Moscú. Stalin no sintió nunca fuertes simpatías por Nagy, aunque permitió que tras la destitución de Mátyás Rákosi asumiera el cargo de Presidente del Consejo de Ministros, en 1953. Apenas mantuvo este puesto durante dos años, al cabo de los cuales fue obligado a dimitir por haber permitido el abandono de las colectivizaciones por parte de los campesinos, lo que significaba reconocer públicamente que la política de planificación estatal había fracasado. No obstante, los acontecimientos sucesivos provocaron su vuelta al poder. En 1956, Hungría protagonizó una importante revuelta contra la subyugación de su país por la Unión Soviética y contra la presencia en Hungría de tropas soviéticas. A estos problemas se añadió la crisis económica que sufría el país, que afectó directamente a la mayoritaria población agraria. Durante apenas unas semanas, Nagy fue reconocido como héroe nacional por parte de sus compatriotas, al dirigir y encabezar la revolución. Sin embargo, ésta fracasó con extremada rapidez, dada la enorme superioridad de las tropas del Pacto de Varsovia y el vacío que las potencias occidentales hicieron a las peticiones, de Nagy de urgente colaboración, participación o mediación. Nagy fue arrestado y enviado a Rumanía. Desde allí fue trasladado nuevamente a Hungría, donde fue juzgado y condenado a muerte, condena que se ejecutó en el más absoluto de los secretos. Por este motivo, tras la caída del muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, Nagy fue rehabilitado póstumamente por el Tribunal Supremo del recientemente creado régimen húngaro, en 1989. Este fue el homenaje que Nagy recibió por entregar su vida a la causa nacional.