Nabuco De Araújo, Joaquim Aurélio Alberto (1849-1910).


Político, diplomático e historiador brasileño, nacido en Recife, en Pernambuco, el 19 de agosto de 1849 y muerto en Washington el 17 de enero de 1910 mientras ocupaba su cargo de embajador. Fue la figura clave que logró, con su lucha y las campañas que organizó, la abolición de la esclavitud en Brasil. También fue periodista y escritor.

Joaquim Aurélio Barreto Nabuco de Araújo era el cuarto hijo de José Tomás Nabuco de Araújo, abogado y uno de los grandes estadistas del Imperio. Los Nabuco de Araújo fueron una importante familia de origen portugués que se estableció en Bahía; él fue el tercer senador Nabuco. Su madre, Ana Benigna de Sá Barreto, perteneció a una destacada familia también pernambucana. De su padre heredó una clara inteligencia, una inalterable bondad y una magnifica retórica, y de su madre recibió una extraordinaria y creativa imaginación.

Como consecuencia de los continuos viajes de sus padres para la corte, pasó su infancia en Engenho Massangana (Cabo de Santo Agostinho) con sus padrinos Joaquim Aurélio Pereira de Carvalho y Ana Rosa Falcâo de Carvalho, quien representó un gran valor en la formación de sus primeros años. Como él mismo dijo, “Massangana!…. Nunca se me retira da vista esse pano de fundo de minha primeira existencia”. Fue allí, en un medio rural, donde tuvo su primer contacto con la esclavitud, observando la producción de azúcar o los trabajos domésticos; él mismo tenía un esclavo a su servicio. Crecer rodeado de niños que no eran libres le hizo descubrir la injusticia que se cometía contra ellos y comprender la necesidad de erradicar la esclavitud en el país. En el libro de sus memorias, Minha Formaçâo (1900) describió muy especialmente toda las influencias recibidas durante ese período inicial de su vida.

La muerte de su madrina, ocurrida en 1857 cuando Nabuco contaba con tan sólo ocho años de edad, forzó su marcha a Río de Janeiro, donde vivían sus padres. Empezó entonces a convivir con sus hermanos en un hogar convertido en centro de reunión de políticos liberales. Reanudó sus estudios interno en el colegio de Nova Friburgo, dirigido por el Barón Tautphoeus, que ejerció en él una influencia profunda y permanente. A los 10 años entró, también interno, en el colegio Pedro II, donde siguió teniendo como maestro a Tautphoeus, del cual fue alumno predilecto: “Um talento transcendente e fora de linha”.

En 1866 se matriculó en la facultad de derecho de la universidad de Sâo Paulo. Después de vivir tantos años de internado, el comienzo de la vida universitaria le produjo una verdadera sensación de libertad e independencia. No practicó ningún deporte, pero se entregó de lleno al mundo de las letras, las artes y sobre todo la política, y comenzó a dar muestras de su valía como dirigente. Terminó sus estudios en la otra facultad de derecho que existía entonces en Brasil, la de Recife. La vuelta a su ciudad fue decisiva para su futuro, ya que en ella volvió a tener contacto directo con la realidad de los esclavos.

Se dedicó entonces al estudio de la esclavitud, leyó todo lo que cayó en sus manos sobre el tema y tomó innumerables notas que le ayudaron a redactar el libro A Escravidâo, escrito en su ultimo año de universidad en Recife; esta obra quedó inacabada y permaneció inédita hasta 1988, cuando fue editada por la Fundación Joaquim Nabuco. En 1869, Nabuco defendió ante un jurado a un esclavo negro, llamado Tomás, que había matado a su dueño. Durante el proceso mostró toda la miseria, la opresión, la humillación y crueldad de la esclavitud. Se le condenó a prisión perpetua, pero consiguió librarlo de la pena de muerte. Fue un acontecimiento que levantó toda la indignación de la aristocracia de Pernambuco. En 1870 Nabuco obtuvo su graduación en Ciencias Sociales.

Finalizados sus estudios marchó a Río de Janeiro para ejercer como abogado en el bufete de su padre. Le gustaba escribir y alternó con el periodismo, pero no tuvo una orientación hacia una actividad, clara y continua, capaz de canalizar su entusiasmo e inteligencia. Al fin, con un dinero que obtuvo de la herencia de su madrina, viajó a Europa en agosto de 1873 y permaneció allí un año. Visitó Alemania, Suiza, Italia y Francia, países en los que se relacionó con intelectuales, políticos y figuras del mundo literario y artístico. Uno de los personajes que más le impresionó fue el francés Ernest Renan, filólogo e historiador. Fue en París donde escribió el libro de poesías Amour et Dieu, del que envió un ejemplar a Renan. El drama L’Option, donde narra el resultado de la guerra franco-prusiana de 1870 y la obra Pensées Detachées et Souvenirs, fueron algunas de las muchas obras que escribió en francés.

A su vuelta a Brasil se dedicó al periodismo y comenzó a escribir en el Globo, el mejor diario de la época. No satisfecho con el ejercicio de la abogacía, con la ayuda de su padre entró en la carrera diplomática el 24 de abril de 1876 y fue destinado a Estados Unidos. Figura de inmensa cultura, amante de las novedades, de las experiencias y aventuras, así como poseedor de palabras brillantes y claras, este trabajo encajaba mejor con sus inquietudes y fue también el comienzo de su vida pública. Sintió luego el deseo de volver a Europa y en 1877 se trasladó a Londres para representar a Brasil ante Gran Bretaña. Allí tuvo excelentes contactos con personalidades brasileñas y extranjeras; con estas palabras expresó claramente su atracción por este mundo:“Nâo posso negar que sofri o magnetismo da realeza, da aristocracia, da fortuna, da beleza, como senti o da inteligência e o da glória”.

A la muerte de su padre, acaecida el 27 de marzo de 1878, regresó a Brasil. Presentado por el Partido Liberal, fue elegido diputado general por su provincia en septiembre de 1878 y trasladó su residencia a Río de Janeiro. Su debut en la Cámara lo hizo el 19 de febrero de 1879 en defensa de la ley de conciencia. Fue también el inicio de su lucha en contra de la esclavitud. La legislatura duró tan sólo dos años y Nabuco no fue elegido para la siguiente convocatoria, de modo que se dedicó de nuevo a viajar por Europa. A su regreso, volvió a presentarse y nuevamente fue elegido diputado por Pernambuco, al mismo tiempo, retomó el liderazgo de la campaña abolicionista. Siguieron años de legislaturas cortas, donde no siempre fue elegido. Derrotado en enero de 1886, volvió en septiembre de 1887 y continuó con su trabajo en favor de la abolición, conseguida finalmente el 10 de marzo de 1888. Permaneció en su cargo hasta junio de 1889. No se interesó en presentarse nuevamente, aunque la ciudad de Recife lo eligió otra vez. Con la proclamación de la República el 15 de noviembre de 1889, Nabuco abandonó la política y se dedicó sólo a escribir.

Después de permanecer soltero hasta los cuarenta años, se casó el 28 de abril de 1889 con Evelina Torres Soares Ribeiro. Tras abandonar sus lazos con la política, se recogió en la intimidad, entregándose al hogar y la familia. Con mayor tiempo para la reflexión, resurgió en él un sentimiento religioso, ya que pensaba que la religión era algo necesario al hombre. Fue un padre de familia tremendamente cariñoso, con frecuencia llevaba consigo a su esposa e hijos a actos públicos y privados.

En enero de 1896 ingreso en el Instituto Histórico y Geográfico Brasileño y en ese mismo año participó en la fundación de la Academia Brasileña de Letras, donde fue secretario perpetuo. En esa etapa, tras la proclamación de la república, Nabuco defendió sus ideas monárquicas e incluso rechazó las peticiones por parte del nuevo Gobierno para que se integrara al servicio diplomático. Sin embargo, aceptó el nombramiento para defender los derechos de Brasil ante Gran Bretaña en el problema de límites suscitado con la Guayana Inglesa; el árbitro escogido por las partes implicadas fue el rey de Italia Victor Manuel III. Nabuco marchó a Europa el 3 de mayo de 1899 y dedicó cinco años al estudio de este asunto. Viajó por Francia e Italia quedándose largas temporadas en estos países, casi más tiempo que en Londres, donde había fijado su residencia desde agosto de 1900 tras aceptar el cargo de embajador en Inglaterra. La decisión del rey de Italia en la cuestión de la Guayana Inglesa (14 de junio de 1904) disgustó tremendamente a Nabuco, al considerar que suponía una derrota para Brasil.

En 1904 el Barón de Río Branco, ministro estadounidense de Asuntos Exteriores, le nombró embajador de Brasil en Washington. Embarcó a Estados Unidos para ocupar su cargo en mayo de 1905 y el día 25 presentó sus cartas credenciales ante el presidente Theodore Roosevelt, con el que llegó a tener un trato personal y cercano. Organizó la Tercera Conferencia Panamericana en Río de Janeiro, que tuvo lugar entre los meses de julio y agosto de 1906, y orientó su trabajo a intensificar la unidad continental. Durante su última visita a Brasil fue objeto de homenajes en Pernambuco, Bahía y Río de Janeiro. Ante los honores recibidos, pronunció estas palabras: “A minha vida, dentro da esfera que me tracei, está concluida… parece-me que a minha vida, vista através dessas aclamaçôes, é um belo sonho realizado por um especial favor da Providencia”.

En 1906 recibió el titulo de doctor honoris causa por la universidad de Columbia, en Nueva York, lo que coronaba una vida dedicada a la política y la cultura. Su obra literaria fue muy extensa. A los 15 años publicó una poesía, O Gigante da Polonia, que dedicó a su padre. En 1872 escribió el ensayo literario Camôes e Os Lusíadas (véase Os Lusíadas), obra de juventud en la que dejó bien patente su entusiasmo y sensibilidad. Camôes e os Lusíadas fue también un canto a la imaginación . También le tentó el teatro, y escribió Gonzaga ou a Revoluçâo de Minas y Os Destinos. Durante la década de los años 90, su obra fue notablemente política, e incluyó Balmaceda (1895) y A Intervençâo estrangeira durante a Revolta. Su obra cumbre fue Estadista do Imperio, una biografía de su padre en tres volúmenes cuya primera edición fue publicada entre los años 1897 y 1899. En Escritos e discursos literarios (1901) reunió sus estudios y escritos literarios.

Joaquim Nabuco Se encuentra enterrado en el cementerio de Santo Amaro en la ciudad de Recife. Su hija Carolina dijo de él: “Sentiu que o pai era nâo somente um homem belo e eloqüente, mas tambén un estadista”.

Bibliografía

  • NABUCO, C. A vida de Joaquim Nabuco. Río de Janeiro, 1979.

  • NABUCO, J. Un estadista del imperio y otros textos. Caracas, 1991.

  • Iconografía de Joaquim Nabuco. Instituto Joaquim Nabuco de Pesquisas Sociais, Recife, 1975.

  • T. Bandrés Sierra