Máximo, Valerio (s. I d. C).
Escritor latino que escribió en tiempos del emperador Tiberio (14-37 d.C.), autor de un compendio de anécdotas con el título de Factorum ac dictorum memorabilium libri IX (Nueve libros de hechos y dichos memorables). El autor informa de que era pobre y de que fue cliente de un mecenas de la literatura, Sexto Pompeyo. Si este Sexto Pompeyo puede identificarse con el cónsul del año 14 d.C, parece que Valerio Máximo lo acompañó como miembro de su séquito cuando fue a Asia como procónsul, hacia el 27 d.C. Al regreso, en todo caso con posterioridad al 31 (año de la caída de Sejano, el prefecto del pretorio de Tiberio), Valerio compuso su obra. Está dedicada al emperador Tiberio, a quien se dirige una continua adulación; y denuncia virulentamente a un conspirador (IX 10, Externa 4) en quien se ha de ver a Sejano.
Contenido de la obra
El libro de Valerio Máximo es propiamente una colección de anécdotas históricas o exempla, en su mayor parte sobre personajes célebres, para uso en las escuelas de declamación. Las anécdotas se presentan agrupadas bajo epígrafes temáticos (que quizá se añadieron en época posterior), sobre todo de carácter moral o filosófico (por ejemplo: prodigios, religión, aguante, severidad, cambio de costumbres y fortuna, moderación, gratitud, castidad, crueldad). A su vez, dentro de cada epígrafe hay una subdivisión entre ejemplos romanos (Domestica) y ejemplos extranjeros (Externa), estos últimos predominantemente griegos. Cuando se comparan ejemplos griegos y romanos, el autor suele sugerir la superioridad de los romanos, a quienes dedica también más espacio. Se ofrece a continuación una indicación de los principales temas abordados en cada libro. En el libro I predominan las anécdotas sobre religión, prodigios y maravillas. El libro II incluye temas relacionados con el matrimonio, asuntos militares, juegos públicos y costumbres foráneas. En el libro III se abordan las virtudes intelectuales y morales: personas que, de un humilde origen, han alcanzado una alta posición. El libro IV presta atención a la moderación, templanza, amor conyugal, amistad y generosidad. En el libro V se presentan los casos de piedad, gratitud, amor filial, fraterno y paterno; hazañas patrióticas. El libro VI se detiene en la justicia, honor patriótico; fidelidad de las esposas y mutabilidad de la fortuna. El libro VII contiene dichos sabios u ocurrentes; estratagemas militares; testamentos anulados o ratificados. En el libro VIII aparecen las causas legales. El libro IX está dedicado a los vicios humanos y muertes extrañas.
Valoración literaria
La producción de Valerio Máximo se inscribe en la tendencia general del siglo I d.C. al enciclopedismo. El motivo de la obra de Valerio Máximo es ofrecer un repertorio de anécdotas de donde se pueda recabar materia prima por parte de oradores o escritores que deseen añadir un barniz de erudición a sus discursos y narraciones. El propio autor confiesa en su prefacio que su propósito es librar al lector de la ardua tarea de buscar el material compilado en las numerosas fuentes concretas que afirma haber despojado. En un compendio con estas características no se ha de esperar originalidad ni penetración crítica. Valerio maneja un amplio surtido de fuentes latinas, especialmente Ciceróny Tito Livio, pero también otros escritores como Catón el Viejo, Varrón, Celio Antípatro, Pomponio Rufo y Pompeyo Trogo. También cita fuentes griegas. En general, el uso de fuentes es acumulativo y acrítico. Ni siquiera duda Valerio en inventar datos cuando conviene a su propósito. El estilo es tedioso, sentencioso y declamatorio.
Pervivencia
Llama la atención el éxito posterior de la obra de Valerio, especialmente durante la Edad Media y el Renacimiento. En la Antigüedad lo manejaron, entre otros, Plinio el Viejo y Plutarco. En el Medievo el libro fue muy popular: se han conservado unos 350 manuscritos que transmiten la obra. Además, se redactaron al menos dos compendios: uno, de Julio Paris, del siglo IV d.C., que añadió una lista de nombres romanos: De praenominibus; el otro epítome, que sólo llega hasta el libro III, es obra de Januario Nepociano, del siglo V. En el siglo IX fue extractado por Eric de Auxerre y por Sedulio de Liège. En el siglo XI el monje Rodolfo Tortario escribió una versificación en nueve libros. Petrarca lo tomó como modelo de estructura y contenido para sus Libri Rerum Memorandarum. En el siglo XIV se escribieron comentarios italianos, franceses y uno alemán. Antes del final de la Edad Media había sido traducido al italiano (por Boccaccio), al francés (Simón de Hesdin, Nicolás de Gonesse) y al catalán (Antoni Canals).
Durante el Renacimiento su popularidad se incrementó aún más. La edición príncipe del texto latino es de 1472 (Estrasburgo). Una traducción castellana del 1467 se publicó en 1495. La obra sirvió de modelo y fuente a colecciones de dichos, chistes, cuentos y relatos de diversa índole que tanto proliferaron en Europa durante el siglo XVI. Cabe destacar entre ellas los Apothegmata de Erasmo de Rotterdam (de 1531) y, ya en España, la Floresta española de apotegmas y sentencias (1574) de Melchor de Santa Cruz y Los seiscientos apotegmas (1596) de Juan Rufo. Desde el siglo XVII su fama declinó, y hoy apenas es leído.
Bibliografía
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MARTÍN ACERA, F.: Valerio Máximo: Hechos y dichos memorables. Madrid: Akal, 1988.
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MASLAKOV, G.: “Valerius Maximus and Roman historiography. A study of the exempla tradition”, en H. Temporini – W. Haase (ed.), Aufstieg und Niedergang der römischen Welt. Berlín-Nueva York: Walter der Gruyter, II 32.1 (1984), 436-96.
G. Laguna Mariscal.