Marx, Karl Heinrich (1818-1883).
Filósofo, economista y político alemán. Marx es el fundador del socialismo científico o materialismo histórico y el pensador que alumbró la concepción del mundo que hoy inspira el movimiento comunista de todos los países. Fue, además, un activo periodista, y sobre todo político enérgico y sagaz que conoció y supo trabajar con eficacia la realidad social de su tiempo.
Vida y obras
Hijo de un abogado, Marx nació en Tréveris y estudió Derecho en las universidades de Bonn y Berlín, pero al fin, influido por la lectura de Hegel, se dedicó a la filosofía, decidido a buscar «la Idea de la realidad». Se doctoró en Jena con la tesis Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro (1841). De las dos alas en que se dividieron los seguidores de Hegel, Marx escogió la izquierda. Debido a esta posición de avanzada, tuvo que renunciar a su cátedra de Berlín. Desde la redacción del diario Rheinische Zeitung, en el que trabajó con B. Bauer, llevó a cabo una encarnizada batalla contra las instituciones estatales, basándose en una concepción del Derecho como figura racional de la libertad. Vivió en París, donde conoció a Proudhon y a Bakunin. Expulsado de París por instigación del Gobierno de Prusia, pasó a Bruselas, donde publicó Miseria de la filosofía (1847). Uniendo su firma a la de quien sería siempre su más íntimo colaborador, Friedrich Engels (con quien escribió en colaboración La Sagrada Familia, 1845), redactó el célebre Manifiesto comunista (1848), documento de capital importancia para la historia del pensamiento y las luchas sociales de nuestro tiempo. En Alemania intervino en los acontecimientos revolucionarios de 1848. Fue procesado por traición y, aunque absuelto, tuvo que emigrar a Londres (ciudad donde murió). Desde allí, fundada ya la Asociación Internacional de Trabajadores (la llamada Primera Internacional), orientó ideológica y políticamente el movimiento obrero mundial.
Otras de sus obras más relevantes son: Manuscritos económico-filosóficos de 1844 (publicados en 1932); Tesis sobre Feuerbach (1845); Ideología alemana (1845-46); Luchas de clases en Francia desde 1848 a 1850 (1850); Contribución a la crítica de la economía política (1859, cuyo prefacio contiene una de las exposiciones más célebres del materialismo histórico); El Capital, sin duda su obra más importante (tres vols., de los cuales Marx sólo alcanzó a publicar el primero, 1867; los otros dos los publicaría Engels en 1885 y 1894); Teorías sobre la plusvalía (redactadas en 1862-63, pero no publicadas hasta 1905); Crítica del programa de Gotha (1875, que supone el punto más avanzado del pensamiento político de Marx).
El pensamiento de Marx
El hombre y la alienación
Para Marx no existe una esencia humana en general: el hombre se hace a sí mismo a través de la historia, en la sociedad y transformando la naturaleza. El hombre es, pues, ante todo, un ser activo, práctico, y el trabajo constituye su actividad principal. Hay que superar el concepto del hombre como ser teórico, concepción que proviene de la filosofía griega, donde el trabajo de transformación de la naturaleza estaba reservado a los esclavos. El trabajo, por el contrario, pone al hombre en relación con la naturaleza y con los demás hombres. La naturaleza aparece así como su obra y su realidad, más aún, como «el cuerpo inorgánico del hombre». De manera que la esencia humana viene a ser la realidad del conjunto de las relaciones sociales.
Pero el hombre está alienado en la sociedad capitalista. El trabajo, que en principio debería ser realización del hombre, es causa de su alienación, y esto se da en una cuádruple dimensión: 1. Con respecto al producto de su trabajo: éste no le pertenece puesto que se ha convertido en «capital» de otros. 2. Con respecto a su propia actividad: su trabajo no es suyo, sino de otro. 3. Con respecto a la naturaleza: ésta, en lugar de ser el «cuerpo inorgánico del hombre», aparece como propiedad de otro. 4. Con respecto a los otros hombres: a diferencia de los animales, el hombre es capaz de trabajar no sólo para sí, sino también para los otros. Pero en el trabajo alienado se corta toda relación con la naturaleza y con la humanidad: cada uno trabaja para sí mismo y el «otro» aparece, todo lo más, «como el ser extraño al que pertenece el trabajo y el producto del mismo». Marx concluye que la propiedad privada es la consecuencia del trabajo alienado, o también la «realización de la alienación». Por eso considera que sólo el comunismo, entendido como supresión de la propiedad privada, es decir, del «capital», permitirá la eliminación de todas las alienaciones y la humanización del hombre. El sentido de «tener» debe desaparecer para que el hombre pueda relacionarse con las cosas «por amor a las cosas», y no simplemente para tenerlas.
La dialéctica
Marx presenta su dialéctica como una inversión de la dialéctica hegeliana. La suya es una dialéctica de la realidad y no de la idea; es una dialéctica de la transformación (revolucionaria) de esa realidad, y no de su justificación o «transfiguración». Esta dialéctica se apoya sobre todo en la categoría de la contradicción, y es una dialéctica abierta e inacabada, porque la historia y el mundo real están también inacabados. No hay, pues, sistema concluido.
El materialismo histórico
El «materialismo» de Marx no consiste en la simple afirmación de que «todo es materia». Su materialismo tiene significación polémica y práctica. Se opone tanto al idealismo de Hegel como al materialismo «clásico». Contra el primero, afirma la prioridad del ser sobre el pensamiento. Contra el materialismo clásico, Marx dirige dos acusaciones. Primera: es un materialismo abstracto y mecanicista, que reduce la materia a leyes mecánicas, y segunda: carece de carácter dialéctico e histórico. También se rebela contra el materialismo de Feuerbach, porque considera la realidad únicamente como objeto de contemplación. Es decir, si el pensar es posterior al ser y las ideas puro «reflejo» de la realidad, el hombre se convierte en un ser pasivo-contemplativo y la naturaleza y el hombre quedan escindidos. En palabras de Marx, el materialismo histórico es «la concepción de la historia universal que ve la causa final y la fuerza propulsora decisiva de los acontecimientos históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad, en las transformaciones del modo de producción y de cambio, en la consiguiente división de la sociedad en distintas clases y en las luchas de estas clases entre sí».
Engels considera a Marx como el creador de este materialismo, que es su mayor descubrimiento científico (junto con la teoría de la plusvalía). Se trata en realidad de una teoría no filosófica, sino sociológica. Algunos de los principios básicos de este sistema son:
1. La estructura económica constituye la base real de la sociedad.2. Tal estructura está constituida por las relaciones de producción y por las relaciones de propiedad.3. El concepto de fuerzas productivas comprende el trabajo (o «fuerza del trabajo») y los medios de producción.4. La estructura económica determina o condiciona una superestructura constituida por las ideologías, que son el conjunto de representaciones y valores de la sociedad en un momento dado. La ideología dominante corresponde también a la clase dominante de ese momento. Como tal, tiende a justificar la estructura económica del momento.5. El conflicto estalla merced al desarrollo normal de las fuerza productivas, las cuales ya no encuentran un marco adecuado en las relaciones de producción. De este modo se entra en la fase de revolución social, que transforma también la superestructura ideológica.6. En conclusión, la historia no es conducida por las fuerzas de la razón, sino por el desarrollo de las fuerzas de la producción.