Larra, Mariano José de (1809-1837)
Escritor español, nacido en Madrid el 24 de marzo de 1809 y fallecido en la misma ciudad el 13 de febrero de 1837, que fue uno de los pioneros del periodismo español, y el primer periodista en pasar a la historia de la literatura por la calidad literaria de sus artículos. Fue, además, un magnífico representante de la prosa del Romanticismo literario español.
Vida
Nació cuando la capital española estaba bajo el dominio del ejército francés, que había invadido España. Su padre, médico militar, colaboró con los invasores y fue uno de los llamados «afrancesados» (españoles que creían que el país iba a progresar si quedaba sometido al imperio napoleónico). En 1813, con la retirada de los franceses, Larra y su familia huyeron a Francia, en donde transcurrieron cinco años de la infancia del futuro escritor.
En 1818, a los nueve años de edad, Larra volvió a Madrid, donde recibió una buena educación en colegios religiosos. Ya en su juventud, sintió el deseo de ser periodista y tuvo que fundar su propio diario, ya que el rey Fernando VII había prohibido que hubiera más de un periódico. Larra fundó, con tan sólo diecinueve años, El duende satírico del día, un periódico que no duró mucho tiempo, pues el joven escritor no contaba con el dinero suficiente para mantenerlo.
Los problemas económicos le obligaron a traducir al español algunas obras teatrales francesas que no le gustaban. Luego sacó a la calle otros periódicos satíricos, como El pobrecito hablador (1832), y pronto empezó a ser famoso como escritor y periodista. Publicó artículos en la famosa Revista Española y en El Observador, y una novela y un drama que le proporcionaron mucho renombre. Así pudo viajar por el extranjero e, incluso, dedicarse a la política (llegó a ser elegido diputado del partido liberal por la provincia de Ávila).
Pero su vida personal era un auténtico desastre. Se casó muy joven, fracasó en su matrimonio y tuvo varias amantes con las que tampoco llegó a alcanzar muchos momentos de felicidad. Durante varios años mantuvo relaciones con Dolores Armijo, una mujer casada que tan pronto le aceptaba como le abandonaba. El 13 de febrero de 1837, Dolores fue a visitarle, le devolvió las cartas de amor que le había escrito y le anunció su decisión de romper definitivamente su relación. Larra, desesperado, se situó frente a un espejo y se disparó un tiro en la sien.
Obra
Larra fue un gran satírico, es decir, un escritor que analiza todo lo que hay a su alrededor (sociedad, política, cultura, religión, costumbres, etc.) y denuncia con firmeza y valentía los vicios y defectos. Sus críticas, firmadas con el pseudónimo periodístico de Fígaro, le hicieron ser muy temido y respetado por todos en el Madrid de la primera mitad del siglo XIX.
Larra fue también autor de algunos poemas satíricos de escasa importancia, que no le han hecho pasar a la Historia como poeta. Siguiendo también los gustos literarios de la primera mitad del siglo XIX, escribió la novela histórica El doncel de don Enrique el doliente (1834), que narra el amor imposible entre Macías el Doncel y Elvira, y el drama romántico Macías. Ambas obras, como tantas otras de primer Romanticismo, están ambientadas en la España medieval, y protagonizadas por seres reales de aquella época.
Artículos
La gran aportación de Larra (o Fígaro) a la literatura española son sus artículos periodísticos. En ellos analizó la realidad del país en todas sus facetas: la social, la cultural, la política, etc. Habla de literatura con la sabiduría del mejor crítico literario, de política con sinceridad y apasionamiento, y de la sociedad con gran espíritu de crítica
Son muy famosos sus artículos de costumbres, en los que se burla de las formas de vida de su tiempo. Larra, que era agresivo y, a veces, muy cruel en sus juicios, odiaba a la gente inculta y vulgar; pero no a los que tenían la desgracia de no haber recibido una buena educación, sino a los que, pudiendo cultivarse, no lo hacían. Sobre este asunto, su artículo más famoso es el titulado «El castellano viejo».
En política, combatió sobre todo las ideas conservadoras, principalmente las de los absolutistas (que defendían el poder absoluto del rey) y los carlistas (o partidarios de la rama más violenta de la monarquía española). Y, en la vida social, criticó la organización del Estado y de la familia tradicional española; es también muy conocido su artículo «Vuelva usted mañana», en el que denunció el mal funcionamiento de la administración.
Mariano José de Larra: Desde las Batuecas.
Larra leyó con interés a los escritores neoclásicos españoles, y de ellos tomó el gusto por la claridad, la corrección, el equilibrio y la sencillez en la expresión. Pero denunció la frialdad del Neoclasicismo. Fue, más bien, un autor romántico, a pesar de que se burló también de los excesos del Romanticismo. Su espíritu rebelde e inconformista, así como su radical defensa de su propia individualidad, le convierten en un escritor plenamente romántico.