Lang, Fritz (1890-1976).
Director, guionista y productor de cine norteamericano, de origen austriaco, cuyo nombre real era Friedrich Christian Anton Lang, nacido en Viena el 5 de diciembre de 1890 y fallecido en Los Ángeles (California) el 2 de agosto de 1976.
Vida
Hijo de Anton Lang, un arquitecto de mucho prestigio en Viena, y Paula Schlesinger, la infancia y juventud del futuro genial director estuvo encaminada a seguir los pasos gráficos de su padre (de 1908 a 1910 cursó estudios en el Colegio de Ciencias Técnicas de la Academia de Artes Gráficas de Viena) pero, cuando tuvo edad para decidir por sí mismo, se marchó de casa y cambió la arquitectura por las artes. Curiosamente, la educación recibida por Lang fue determinante por cuanto se adentró en los espacios físicos del expresionismo -hay que recordar que los decorados eran enteramente reconstruidos en los estudios-, por lo que Lang pudo añadir una nueva forma más objetiva y equilibrada a un movimiento demasiado emocional y subjetivo.
Desde que abandona el hogar familiar, la vida de Lang es bastante caótica: estudia pintura en la escuela de Artes y Oficios de Munich, vive una temporada en París, se sabe que visitó Asia Menor, se zambulló en los Mares del Sur, conoció Indonesia, pisó el norte de África y se aventuró por China, Japón y la Rusia zarista. En 1911 estaba vendiendo postales de cuadros famosos en un café típico de Bruselas, pero el negocio no le sacó de pobre, así que viajó a Munich, Amsterdam e Italia. En 1913, de regreso a París, se ganó la vida diseñando moda, dibujando tiras cómicas para periódicos alemanes y pintó y vendió sus propias acuarelas de la catedral de Chartres. La llegada de la Primera Guerra Mundial truncó sus anhelos de exponer su extensa colección artística recolectada en sus múltiples viajes alrededor del mundo. Y, claro, había un problema: Fritz Lang era austríaco, por lo que fue arrestado por la policía francesa, pero, no se sabe cómo, se escapó y se alistó en las filas del ejército austríaco. Herido unas pocas veces (una de ellas le dejó sin la visión del ojo derecho, que luego le haría ser uno de los famosos tuertos de Hollywood, junto a Ford, Walsh o Ray) y condecorado según unos dos veces, según otros, siete, empezó a escribir cuentos cortos y algún guión (una historia de hombres lobos que nunca fue vendida) durante una de sus estancias en el hospital. Allí conoció al director y productor alemán Joe May, para el que escribió en 1916 dos guiones totalmente originales: Die Hochzeit Im Exzentrik Klub y Hilde Warren Und Der Tod, que fueron llevados a la pantalla al año siguiente. También en el hospital, Lang interpretó un papel importante en una función benéfica sobre la guerra. Su actuación gustó a un representante de la productora de cine Decla y le invitó a viajar a Berlín para trabajar con ellos. Allí se encontró Lang con el omnipresente productor Erich Pommer, que le dio un puesto como lector de guiones y luego le ascendió a guionista de seriales y películas históricas. La mayoría de estas películas no se conservan, incluso los títulos han desaparecido casi por completo. Se sabe, así lo afirmaba, orgulloso, Pommer, que el primer guión para Decla fue Die Peitsche (1916), de Adolf Gärtner; pero, como muchos directores que antes fueron guionistas, fue la ineptitud de los encargados en poner imágenes a sus guiones lo que le hizo pasarse a la dirección para dirigir sus propios guiones. En 1919, Pommer le confía el rodaje de Halbblut, un éxito completo al que sigue Las arañas (1919), que vuelve a encantar al público y a la crítica. Pommer le habla de la posibilidad de llevar a cabo El gabinete del doctor Caligari (1919), que ilusiona a Lang y sugiere que se le añada una historia paralela; pero los distribuidores cinematográficos esperan la segunda parte de Las arañas, por lo que Pommer se vio obligado a otorgar el proyecto a Robert Wiene. El resto es historia bien conocida.
Tras rodar una impersonal y aburrida, aunque digna (el asunto iba poco con él), versión de Madame Butterfly (1919) cuyo único aliciente era la presencia de Lil Dagover y, antes de acometer los dos capítulos de su gran obra alemana, El doctor Mabuse (1922), Fritz Lang rueda la magnífica y bella Las tres luces (1921), con guión del director y Thea von Harbou, que había empezado a colaborar con Lang un año antes. El filme hunde sus raíces en el fantástico germánico, los cuentos filosóficos sobre las relaciones de los hombres con la muerte y la literatura romántica alemana, elementos estos que, junto a los principios estéticos del expresionismo insuflados por Lang, lo exótico del argumento (de una villa en 1830, que tiene todo el aspecto de la Edad Media, la heroína -Lil Dagover- se ve transportada al siglo IX, a la Venecia del XVII y a una China milenaria), fruto de los viajes anteriores de Lang, y el hecho de que cada episodio esté rodado con operadores y decoradores diferentes (poseyendo sin embargo una sensación de conjunto original y fascinante), hacen del film una obra de arte inolvidable, como inolvidable resulta Bernhard Goetzke, esa Muerte cansada de tanto vagar entre el tiempo y la nada.
Al año siguiente llega El doctor Mabuse, con sus dos capítulos, que constituye la obra más profética del cine. Estrenada tres años después del principio de la República de Weimar, en un momento en el que Alemania debe hacer cara a una amalgama sin precedentes de extremistas y a una crisis económica que compromete el futuro del país, el filme es la constancia trágica de una sociedad en plena descomposición. Bajo múltiples disfraces, nos encontramos a Mabuse (Rudolf Klein-Rogge) en todas partes. Frente a él, se encuentra el Procurador (de nuevo, Bernhard Goetzke) que, curiosamente, utilizará en parte las mismas armas que él, acosando a los que pueden servirle, traicionando al diabólico doctor y disfrazándose de él. Calculador demoníaco y sin escrúpulos, con un pequeño ejército de cómplices a sus órdenes, Mabuse anuncia un peligro potencial… Once años después, Hitler será, de hecho, canciller. Admirablemente construido, El doctor Mabuse es a la vez un reflejo inquietante de la Alemania de entonces y un filme policíaco apasionante, aunque es conveniente puntualizar que no es la obra de un cineasta en la cima de su carrera ni de su madurez, sino de un director genial que no ha cumplido todavía los treinta y dos años, y lleva tan sólo tres rodando.
Un año después de otra obra de enorme envergadura, Los Nibelungos (1923); en 1924, la von Harbou se divorcia del actor que da vida al doctor Mabuse, Rudolf Klein-Rogge, y se casa con Lang, hasta que en 1934 éste decide viajar a Hollywood. Thea, muy patriótica ella, prefirió permanecer en Alemania, donde llegó a ser la guionista oficial del Tercer Reich, pero la ausencia de Lang destapó el menor talento de su ex-mujer que nunca llegaría a las altas cotas que alcanzó junto a él. Antes de que esto suceda ponen en escena la gran Metrópolis (1926). Hoy día, es difícil apreciar el verdadero sentido que Lang quiso dar a su obra, pues se ha cortado y recortado al gusto de cada uno, sobre todo en la Alemania pre-nazi. En 1984, una versión coloreada mediante filtros, acompañada por una horrible música de sintetizador de Giorgo Moroder, salió al mercado con tan sólo 1 hora y 20 minutos; por otra parte, en Europa circula una de dos horas. Vistas ambas, ninguna llega a cuajar: existen ambigüedades en el guión poco comprensibles y demasiado cándidas y paternalistas para Lang, pero la puesta en escena, sorprendente, es una continua sucesión de visiones alucinantes que se cuentan entre los pedazos de cine más fascinantes de la historia.
Pero estos problemas de montaje siempre los tuvo Lang. Su primer filme sonoro, M, el vampiro de Düsseldorf (1931), también sufrió cortes por todos lados, primero de la productora, la Nero Films, luego por la distribuidora norteamericana. En fin, que Lang terminó casi renegando de esta terrorífica historia de una ciudad en busca de un asesino pedófilo (un excelso Peter Lorre) que adora la noche y las sombras. Lang intentó enfatizar el sentido realista, con los personajes, pero el expresionismo fluye aún por sus venas de manera subliminal. El advenimiento de los Nazis al poder, en 1933, le lleva a iniciar el rodaje de El testamento del doctor Mabuse (1933) crítica íntima y acendrada contra el partido nacionalsocialista, disfrazada de policíaco fantástico. Pero no cuela y Goebbels, el ministro de cultura, le llama para pedirle explicaciones. Lang se ve sorprendido cuando éste le ofrece la dirección de la industria cinematográfica alemana, es decir, la dirección propagandística del régimen nazi. Por supuesto, acepta, pero esa misma noche, sin maletas ni esposa, huye en tren a París. Allí rueda para otro insigne emigrado, Erich Pommer, su único filme francés, Liliom (1933). Adaptación de una pieza del escritor húngaro Ferenc Molnar, Liliom constituye una película aparte en la carrera de Lang, que poco tiene que ver desde el punto de vista argumental, pero que ya porta todos los elementos temáticos tan queridos de Lang: culpabilidad e inocencia, responsabilidad y justicia, fatalidad y redención. Una curiosidad que no debe ser pasada por alto.
En 1934 parte para Estados Unidos (más tarde se nacionalizará norteamericano). No son fáciles los primeros meses del maestro alemán del expresionismo en tierras hollywoodienses, pues ve rechazados sus primeros proyectos. En 1936 la Metro Goldwyn Mayer no quiere poner en marcha un guión escrito por el propio Lang y por Barlett Cormack basado en una historia de Norma Krasna titulada “Mob Rule”, Joseph Leo Mankiewicz -entonces productor solamente- confía plenamente en él y se hace cargo, bajo responsabilidad suya, del filme Furia, la primera película norteamericana de Lang y su primera obra maestra. A partir de entonces, la carrera de Lang se ve en muchas ocasiones sometida por los productores, debe trabajar la mayoría de las veces con guiones escritos por otros y, aunque éstos sean espléndidos, como Sólo se vive una vez (1937), La mujer del cuadro (1944), Perversidad (1945), Clandestino y caballero (1946), Deseos humanos (1954), etc., todas obras maestras del género negro norteamericano, y se ve obligado a plegarse a las imposiciones de la industria y rodar películas de encargo que no obedecen a sus propias preocupaciones, como La venganza de Frank James (1940) o Guerrilleros en Filipinas (1950), probablemente, la peor película de su carrera. Pero este también es el caso de una obra maestra de la aventura como Los contrabandistas de Moonfleet (1954), adaptación de la obra de John Meade Falkner, que sin llegar a las cotas de Robert L. Stevenson, pertenece al grupo de los llamados clásicos juveniles. Lang protestó muchísimo porque le habían cambiado el final, pero el resultado es una extraordinaria cinta de aventuras, decididamente romántica y con un encantador toque de terror gótico-expresionista (los contrabandistas pasan por ser fantasmas) muy al estilo de sus primeras realizaciones alemanas.
La etapa norteamericana de Lang es importantísima, especialmente en lo que se refiere a cine negro o thriller. Es innegablemente un director moralista, pero justo; poco panfletario, como en Encuentro en la noche (1952), en la que aunque finalmente Barbara Stanwyck se pliega a su responsabilidad, ha caído antes en la tentación del adulterio; a veces muy ambiguo, como el personaje principal, interpretado por Spencer Tracy, de Furia; otras, terriblemente riguroso con la sociedad, la corrupción y la venganza, tal y como demuestra en en el caso del policía interpretado por Glenn Ford en la magistral Los Sobornados (1953), que nadie en una situación extrema elegirá la aplicación estricta de la ley si puede así satisfacer el humano impulso de la represalia, aunque acabe siendo peor que los criminales, algo que también existe en Furia y en la magistral Mientras Nueva York duerme (1956).
A finales de 1956, asqueado con la expiatoria situación creada por McCarthy y su Comité de Actividades Anti-Norteamericanas, abandona Hollywood y marcha a Alemania, desde donde parte hacia la India para realizar una maravillosa aventura amorosa dividida en dos partes, tituladas El tigre de Esnapur y La tumba India, ambas estrenadas en 1958. Treinta y siete años antes, el director había colaborado con su mujer, la von Harbou, en el guión de la primera versión de estos dos filmes, pensando que los realizaría en dos partes. Finalmente, Joe May se hizo cargo del proyecto y lo convirtió únicamente en la convencional La tumba India (1921). De vuelta en Alemania, retoma, veintinueve años después del Testamento del doctor Mabuse, el viejo mito de este personaje diabólico y dirige Los crímenes del doctor Mabuse (1961), que le permite reincidir en su tema preferido, la lucha del bien contra el mal.
El destino quiso que esta obra extraordinaria fuera la última de este hombre que a los 71 años cerraba una carrera magistral abierta cerca de medio siglo antes, sólo entreabierta cuando Jean-Luc Godard, uno de los “enfants terribles” de la nueva ola francesa (Nouvelle vague), le suplica que intervenga como actor en la que a la larga sería la mejor película del cineasta francés, El desprecio (1963). En ella, el gran Fritz Lang decía: “el CinemaScope es bueno para retratar serpientes y comitivas fúnebres, pero no para las personas.” Curiosamente, esto lo decía él, que con su inteligente y glamurosa utilización del scope en Los Contrabandistas de Moonfleet había dado origen a que la MGM emprendiese toda una serie de aventuras clásicas de capa y espada, incorporando este formato para mucha mayor espectacularidad.
Como tampoco se adapta a la vida europea, vuelve a los Estados Unidos y se retira a su casa de Los Ángeles, observando desde allí cómo los continuos homenajes, pases por televisión de su obra completa, detallados estudios críticos sobre su consabida precisión narrativa, creación de ambientes, estudio de muchos y heterogéneos personajes y la admiración de los cinéfilos de todo el mundo le enmendaban la plana a este inmenso cineasta, descontento con su propia obra, haciéndole ver que, pese a los recortes que sufrió, era mucho, muchísimo, mejor de lo que él pensó siempre.
Filmografía
Como Guionista
1916: Die Peitsche.1917: Die Hochzeit Im Exzentrick Klub; Hilde Warren Und Der Tod (y actor); Joe Debbs.1918: Die Bettler-G.M.B.H.; Die Rache Ist Mein.1919: Totentanz; Lilith Und Ly; Die Frau Mit Den Orchideen; La peste en Florencia; Wolkenbau Und Flimmerstern.1921: La tumba india; Carola Hansen.1922: Koning Artus Tafelrunde (coguión).
Como Ayudante de Dirección
1919: La dueña del mundo.
Como Director
1919: Halbblut (y guión); Der Herr Der Liebe (y actor); Las arañas (y guión) -dos episodios: Der Goldene See y Das Brillanten Schiff-; Harakiri; Madame Butterfly; Das Wandernde Bild Madonna Im Schnee (y guión).1920: Vier Um Die Frau (y coguión).1921: Las tres luces (y coguión).1922: El doctor Mabuse (y coguión) -dos episodios: Dr. Mabuse des Spieler. Ein Build Der Zeit y Dr. Masuse: Inferno, ein Spiel von Menschen Unsererr Zeit-.1923: Los Nibelungos (y coguión) -dos episodios: La muerte de Sigfrido y La venganza de Krimilda-.1926: Metrópolis (y coguión).1927: Spione (y coguión y productor).1928: La mujer en la luna (y coguión y productor).1931: M, el vampiro de Düsseldorf (y coguión).1933: El testamento del doctor Mabuse (y coguión y productor); Liliom (y coguión).1936: Furia (y coguión).1937: Sólo se vive una vez.1938: You and Me (y productor).1940: La venganza de Frank James.1941: Espíritu de conquista; El hombre atrapado.1943: Los verdugos también mueren (y coguión y productor).1944: El ministerio del miedo; La mujer del cuadro.1945: Perversidad (y producción).1946: Cloak and Dagger.1948: Secreto tras la puerta (y productor).1950: House By The River; Guerrilleros en Filipinas.1952: Encubridora; Encuentro en la noche.1953: Los sobornados; Gardenia azul.1954: Deseos humanos.1955: Los contrabandistas de Moonfleet.1956: Mientras Nueva York duerme; Más allá de la duda.1958: El tigre de Esnapur (y coguión); La tumba india (y coguión).1961: Los crímenes del Dr. Mabuse (y coguión y productor).
Como Director parcial no acreditado
1941: Confirm Or Deny.1942: Moontide.1950: Winchester 73.
Como Actor
1963: El desprecio.
Bibliografía
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BOGDANOVICH, P. Fritz Lang en América. (Madrid: Fundamentos, 1972).
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CASAS, J. Fritz Lang. (Madrid: Cátedra, 1991).
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EISNER, L. H. Fritz Lang. (París: Flammarion, 1988).
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HARBOUR, T. von. Metrópolis. (Barcelona: Martínez Roca, 1977).
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JENSES, P. M. Fritz Lang. (Madrid: Ediciones JC, 1990).
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KRACAUER, S. De Caligari a Hitler. Una historia psicológica. (Barcelona: Ediciones Paidós, 1985).
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LANG, F. M, el vampiro de Düsseldorf. (Barcelona: Aymá, 1964).
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MOULLET, L. Fritz Lang. (París: Seghers, 1970).
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STURM, G. Fritz Lang. (Nancy: Presses Universitaires, 1990).
Juan Carlos Paredes