Kurokawa Kisho (1934-2007).


Arquitecto japonés, nacido en 1934 en la prefectura de Aichi y fallecido en Tokio en 12 de octubre de 2007.

Hizo sus estudios de arquitectura en Tokio, donde se había trasladado desde su ciudad natal; en 1957 obtuvo su título de doctor. Tres años más tarde fundó, junto con Kenzo Tange y Fumihiro Maki, un grupo que se hizo llamar los Metabolistas, análogo a los Cinco de Nueva York. Era un grupo con una filosofía y una arquitectura muy novedosa, pues trataba de romper con la tradición proponiendo cambios absolutamente radicales. Tras unos primeros años en los que el grupo cosechó varios éxitos (como el proyecto Osaka para la Expo ’70), acabó por disgregarse y cada uno de sus miembros decidió ejercer por separado.

Aunque a primera vista la obra de Kurokawa pudo parecer extraña, extravagante, complicada y caprichosa, fue, sin embargo, una arquitectura pensada, llena de significados y simbolismos. Sin tener nada que ver con el tradicionalismo, no rechazó la ayuda de otras manifestaciones artísticas que ayudaron a completar la obra, claro ejemplo de lo cual fue el Museo Municipal de Arte en Nagoya (1987), edificio complicado, con formas extrañas, que se ayudó de una escultura de Alexander Calder para ordenar la plaza donde estaba el acceso al museo. En este museo y en otros tantos edificios, Kurokawa investigó y manejó el concepto de «engawa», término japonés que designa el espacio mixto del que toma parte tanto lo público como lo privado sin que ambos entren en oposición.

Pero Kurokawa no sólo rechazó el tradicionalismo sino que también criticó la arquitectura moderna, en la consideración de que estabá dominada por la arquitectura occidental, que trataba de ser universal para todos los pueblos y regiones. Afirmó que las culturas modernas -y, por ende, la verdadera arquitectura- deben surgir de la compenetración y síntesis de las de los diferentes países. La arquitectura actual no fue un monopolio de Occidente, sino que debió hacerse de tal manera que dominase en ella la variedad y la multiplicidad, evocando nuevos significados. Así pues, en la obra de este japonés «el simbolismo, la transformación y la connotación debieron sustituir el análisis, la adaptación y la denotación respectivamente«.

Destacó entre la producción de Kurokawa la arquitectua civil, con obras como la Torre Cápsula Nakagin en Tokio (1972), el Museo de Arte Moderno de la prefectura de Urawa (1982), el Museo Municipal de Arte en Nagoya (1987) y el Museo de Arte Contemporáneo en Hiroshima (1988), situado en el Parque Cultural de Hijuyama. Cubierto por completo de aluminio brillante, el edificiio constituyó la obra cumbre del arquitecto japonés, pues reflejó todos los conceptos que caracterizaron su arquitectura.

Además de los numerosos proyectos que le fueron encomendados, dentro y fuera de Japón, Kurokawa fue galardonado en diversas ocasiones por su trabajo; de entre los premios recibidos merece la pena reseñar la Medalla de Oro concedida en Bulgaria en 1989 por la Unión de Arquitectos Internacionales, por el antes citado Museo de Arte Contemporáneo en Hiroshima.

Bibliografía

  • BORRÁS, M. L. Arquitectura japonesa contemporánea. Barcelona, 1970.

  • BOYD, Robin. Nuevos caminos de la arquitectura japonesa. Barcelona, 1969.

  • KULTERMANN, Udo. Nueva arquitectura japonesa. Barcelona: Gustavo Gili, 1967.