Izquierdo de Rivera y Lezaun, Eugenio Martín de (1745-1813).


Político, diplomático y naturalista español, nacido en 1745, no se sabe a ciencia cierta si en Navarra o Zaragoza, y muerto en Francia, cerca de París, el 29 mayo de 1813.

Vida

Aunque procedía de una familia humilde, consiguió salir de la oscuridad gracias a la protección del conde de Fuentes, quien le pensionó sus estudios. Así, en 1779 se encontraba en París para estudiar Ciencias Naturales, y al año siguiente pasa a Viena con la misma misión (en particular el estudio de las minas), pero retorna pronto a París, en donde se hace amigo de Olavide y de Buffon, cuya Histoire naturelle tradujo en parte, de Lacépède y de otros sabios franceses. Sin ser diplomático profesional, a partir de 1782 conduce con el conde de Castries, ministro de Marina francés, las negociaciones para un tratado de comercio entre España y Francia.

Durante el ministerio de Grimaldi(1792-1798), viaja por Europa como director del Real Gabinete de Historia Natural, con diversas misiones oficiales. Al mismo tiempo, establece varias fábricas de láminas de cobre, en Jubia (Coruña), en Algeciras y Romilly-sur-Andelle, cerca de Rouen. En 1786 negocia con el Banco de San Carlos, para representar, junto con Augustin Queneau, a la casa Lecoulteulx y Cía.

Participación política

Después de desempeñar varias misiones diplomáticas que le encargaron los ministros Floridablanca, Lerena y Valdés, en noviembre de 1797, ya con cincuenta años, viaja como agente secreto de Godoy a París, donde llegaría en enero del año siguiente. Pronto se da cuenta de que algunos pensaban de él que tenía inclinaciones republicanas y de que su misión había sido descubierta, así que, tras una entrevista con Talleyrand el 14 de marzo de 1798, partió hacia Normandía. Al día siguiente, 15 de marzo, el Directorio le expulsó de Francia y le concedió veinte días de plazo para salir del país por la frontera española, ya que de lo contrario sería tratado como espía.

De regreso en Madrid, en 1804 Godoy le envió de nuevo a París, en una misión que, esta vez, terminó en la tragedia de 1808. Hay que tener en cuenta que, desde el punto de vista político, Izquierdo admiraba profundamente a Bonaparte, y que al mismo tiempo su patriotismo era incuestionable Al principio su cometido estuvo rodeado del más impenetrable secreto: ni siquiera los Reyes sabían qué iba a hacer Izquierdo en París. Finalmente, el 4 de junio de 1804, Godoy habla con él y le revela sus proyectos: formar un principado independiente en Portugal, con la ayuda de Napoleón, pues la delicada situación en la Corte y los peligros que en ésta le acechaban hacen que se sienta amenazado. Un año más tarde se firmaría el Tratado de Fontainebleau, por el que se repartían Portugal entre Francia, España y el Príncipe de la Paz, tratado que finalmente quedó sin efecto.

Izquierdo pone inmediatamente manos a la obra a trabajar, sin grandes resultados al principio. Su relación con el embajador oficial, Gravina, se hizo tirante, aunque ya a comienzos de 1805 se habían acostumbrado el uno al otro, pues Izquierdo conocía bien la Marina española, de la que era proveedor. En 1806 se incorpora al Consejo Supremo de la Guerra, y ve cómo se precipitan las cosas.

Con el fin de granjearse la amistad de Napoleón, sabedor de que éste se preocuparía del Príncipe de la Paz si le daba la ayuda pecuniaria que tanto deseaba, el 10 de mayo le dio 24 millones de francos pertenecientes a la Caja de Consolidación de Madrid -sin estar autorizado para ello-, medida que aprobó Godoy, quien le hizo Consejero de Estado honorario y consiguió que Carlos IV le diese el día 26 plenos poderes para negociar un Tratado, que incluía su participación en las altas cuestiones financieras.

Antes de esto, el día 14 de marzo, había firmado un acuerdo con Michel Jeune, por el que España se obligaba a pagarle 411 letras de cambio, procedentes de la compra de grano realizada el año anterior por la Caja de Consolidación. El hecho fue que el capital aportado el día 10 procedía de la comisión que obtuvo para la estimación de la deuda de la Caja de Consolidación con Ouvrard y su grupo, en una fecha que no convenía a los intereses de la Caja.

Ante las protestas de esta institución, hizo ver que esta prueba de buena voluntad permitiría a Vanlerberghe y Ouvrard conservar su condición de suministradores del Ejército y de la Marina franceses, lo que les permitiría liquidar su deuda con la Caja. Se sospechó entonces que había ciertos lazos particulares entre ambas partes que explicaban la actitud pública de Izquierdo. En 1807 continuaban los tratos con Vanlerberghe y Ouvrard y con Mollien, ministro del Tesoro Público, en los que intervino también Michel Jeune quien, el 17 de septiembre de 1806, había sido nombrado banquero general de España en París. Todo esto demuestra desde el punto de vista económico la incapacidad española de sacudir la tutela francesa.

Previendo lo que iba a pasar, Izquierdo compró entonces una propiedad cerca de Burdeos. A comienzos de 1808 es Napoleón quien le envía a España, pero para entonces Izquierdo, que ya conoce los proyectos imperialistas de Napoleón respecto a España, está completamente amedrentado. Desde París llega a Madrid el 5 de marzo y se entrevista inmediatamente con Godoy, junto al cual marcha a Aranjuez a saludar a los Reyes y a revelarles los proyectos de Napoleón. Vuelve a París el 19 de marzo de 1808, con la respuesta real a las proposiciones de Napoleón: título de Emperador de América para Carlos IV, concesiones comerciales, matrimonio del que sería el futuro rey Fernando VII, así como la importante cuestión de la cesión o de la independencia de la orilla izquierda del Ebro. Viendo la situación, y por consejo de Izquierdo, se acordó el traslado de la familia real a Cádiz, desde donde embarcarían hacia América -viaje que, como es sabido, no llegó a realizarse.

El Motín de Aranjuez cortó todas estas elucubraciones. Izquierdo estuvo presente en la abdicación de Bayona, tras la cual Carlos IV pasó a Francia, con Izquierdo como secretario suyo para defender valerosamente sus intereses reales contra el gobierno francés; tuvo palabras muy duras contra Napoleón, quien le hizo vigilar por la policía. Legó sus papeles a Godoy, aunque éste no los recibió hasta agosto de 1814, un año después de su muerte.