Ibáñez, Antonio Raimundo (¿-1809).
Industrial y comerciante español, muerto en el año 1809, del cual se desconocen los datos referentes a lugar y fecha de nacimiento y lugar de muerte. Ostentó los títulos de conde de Orbaiceta y marqués de Sargadelos.
Comerciante de Ribadeo (Lugo), autor de Primera representación a S.M. Don Carlos IV sobre la Aduana de Ribadeo (1788), que ya en este año pensaba establecer una herrería en Santiago de Sargadelos, pero no fue autorizado debido al daño irremediable que ocasionaría a los bosques circundantes. Autor de un «Discurso sobre la frecuencia de las inundaciones en España», que se publicó en el Memorial literario.
Convertido en industrial poderoso, introdujo linos desde Rusia, y publicó una «Carta sobre el libre comercio de los granos» en el Espíritu de los mejores diarios, en 1790.
El 5 de febrero de 1791 consiguió la cédula de fundación de la fábrica de Sargadelos: de aquí saldrán objetos de uso civil, herrajes y, a partir del 20 de junio de 1794, material de guerra y municiones.
Bajo la veste ilustrada, es un gran especulador que hace mucho daño a la comarca en que se halla situada la fábrica. Aunque ha prometido repoblar la zona con pinos y otros árboles, el daño es enorme, y además la fábrica aparece como un cuerpo extraño, que provoca aumento de precios, pero no favorece el nivel de vida de los habitantes. Gracias a los privilegios obtenidos, este capitalista puede actuar como un gran señor feudal y pasar por encima de los derechos ajenos. Si alguien no quiere colaborar con la fábrica, lo arrolla.
Así, el descontento crece, y se hace especialmente patente entre diciembre de 1797 y abril de 1798 en las aldeas cercanas a Sargadelos. El 30 de abril de 1798 intentaron asesinarle. Los desórdenes se repiten en mayo sin éxito, por esta vez; pero cuando llegó la Guerra de la Independencia sus vasallos-obreros aprovecharon el supuesto afrancesamiento del industrial para asesinarlo. Es probable que en este crimen los intereses aristocráticos se mezclasen con los proletarios, y la muerte de Ibáñez aparece así como expresión de las contradicciones del momento. Poco antes del suceso, Goya había retratado al personaje.
A. Gil Novales