Huidobro, Vicente (1893-1948).


Poeta y narrador chileno, nacido en Santiago el 10 de enero de 1893, y fallecido en Cartagena (Chile) el 2 de enero de 1948. Considerado como uno de los poetas vanguardistas más importantes de la primera mitad del siglo XX, pasa por ser el creador y uno de los máximos difusores de una corriente estética, el Creacionismo, que recoge los mejores hallazgos de otros movimientos de Vanguardia como el cubismo, el futurismo y el dadaísmo.

Vida

Nacido en el seno de una familia de acusada tradición literaria -su madre era escritora-, pronto mostró el joven Vicente una notable inclinación hacia la creación poética, plasmada cuando sólo tenía doce años de edad en las primeras composiciones que dio a conocer. Este talante creador, estrechamente ligado a su espíritu iconoclasta, le llevó a rechazar, en un manifiesto que hizo público cuando aún era adolescente, cualquier forma de poesía anterior.

Decidido a abrirse camino en el mundo de las Letras, rechazó también la reducida atmósfera literaria chilena para trasladarse a París en 1916, donde participó en todos los movimientos vanguardistas que por aquellos años florecían -y vertiginosamente se agostaban- en la capital francesa; allí pudo empezar a publicar sus primeras colaboraciones en algunas revistas tan significativas como Sic y Nord-Sud, y entablar relaciones con las principales cabezas de la Vanguardia europea, como los surrealistas Guillaume Apollinaire y Pierre Reverdy, con quienes colaboró en la fundación de una de las publicaciones recién citadas (Nord-Sud). Sin embargo, y a pesar de esta estrecha colaboración en los comienzos de su andadura literaria, Vicente Huidobro pronto se distanció voluntariamente de los postulados surrealistas, ya que en su particular concepción de la creación artística no cabía la máxima de que el artista era un mero instrumento revelador de los dictados de su inconsciente.

Esta ruptura con el surrealismo le animó a plantearse la validez de todas las corrientes vanguardistas que había conocido de primera mano. Así, rechazó también las propuestas del futurismo, pues tenía el convencimiento de que el fervor manifestado hacia la máquina se apagaría en cuanto el hombre su hubiera acostumbrado a los adelantos del progreso técnico. El sucesivo rechazo de todos los postulados estéticos de la Vanguardia llevó a Vicente Huidobro a crear su propia corriente, bautizada como Creacionismo, en la que situaba al creador artístico a la altura de un demiurgo capaz de insuflar a su creación un aliento vital tan poderoso que se podría medir, incluso, con las creaciones de la propia Naturaleza. Así, para Huidobro y el resto de los creacionistas que inmediatamente cerraron filas en torno a estas propuestas tan originales como transgresoras, el artista no debía limitarse a reflejar la Naturaleza, sino que debía mantener con ella una especie de competición en la que podía mostrar el vitalismo de su propia obra. Lógicamente, esta concepción del arte en general (y, en el caso del propio Huidobro, del hecho literario en particular) llevaba aparejada la necesidad de crear nuevas imágenes -tan coloristas como animadas e sorprendentes- e, incluso, un novedoso lenguaje poético capaz de romper con todos los niveles de la lengua y generar también su propia sintaxis; de ahí que la yuxtaposición (de oraciones, vocablos o sonidos extrañamente puestos en contacto) se convirtiera en una de las características más acusadas del Creacionismo, al tiempo que las largas secuencias y enumeraciones de palabras y sintagmas contribuyeran decisivamente a dar al poema esa apariencia de objeto aleatorio, mera creación de un dios absorto en las posibilidades estéticas del material con que moldea su obra.

Con estos presupuestos estéticos, Vicente Huidobro se presentó en Madrid en 1918, donde fundó un destacado grupo de poetas creacionistas consagrados a la elaboración de textos que seguían fielmente los postulados del ya respetado maestro chileno. Por aquel entonces ya era un poeta fecundo, que arrastraba tras sí una interesante producción literaria: seis poemarios impresos en su país natal (Ecos del alma, La gruta del silencio, Canciones en la noche, Pasando y pasando, Las pagodas ocultas y Adán), uno aparecido en Buenos Aires (El espejo de agua) y otro publicado en París (Horizon Carré). Así, no es de extrañar que en Madrid las imprentas y editoriales compitieran entre sí por llevar a los tórculos las últimas creaciones de Huidobro, competición que enseguida arrojó sus frutos en forma de cuatro nuevos poemarios (Poemas árticos, Ecuatorial, Tour Eiffel y Hallali).

De retorno a París, Vicente Huidobro continuó su febril proceso de creación poética, ahora enriquecida con una curiosa aproximación al género narrativo-cinematográfico, la novela-guión Cagliostro, de 1921. La sucesión de títulos detallada más abajo (vid. el apartado «Obra») da buena cuenta de la capacidad y la fecundidad creativa de este poeta durante la década de los años veinte. Alrededor de 1930 fue cuando dio los toques finales a sus dos obras cumbres, dos poemarios que, desde el momento mismo de su aparición estaban llamados a situarse en los puestos cimeros de la literatura universal. Por aquel entonces, Huidobro estaba en el apogeo de su fama, y gozaba del éxito obtenido por su novela fílmica Mío Cid Campeador (1929), en la que el propio poeta -que alardeaba de ser descendiente de Rodrigo Díaz de Vivar- identificaba su relación amorosa con Ximena Amunátegui como una reencarnación moderna de la pareja formada por El Cid y Doña Jimena. La peripecia que había dado lugar a esta unión no puede ser más rocambolesca: en 1925, coincidiendo con su regreso a Chile y su fracaso en el intento de tomar parte activa en la política de su país (llegó a presentarse como candidato a la Presidencia), el gran poeta conoció a Ximena, una joven estudiante de quince años de edad, por la que abandonó a su mujer (con la que llevaba casado más de quince años) y a sus hijos. Ximena no sólo era menor de edad, sino hija de un poderoso prócer chileno, quien se opuso tajantemente a su unión con el poeta. Huidobro marchó entonces a París, cerró la casa de Montmartre donde había residido con su familia, y se trasladó a Nueva York, donde cosechó algún éxito como escritor de guiones cinematográficos.

Pero en 1928, cuando Ximena Amunátegui acababa de alcanzar la mayoría de edad, el poeta viajó a Chile, la raptó a la salida del Liceo y se marchó de nuevo a París, en donde la feliz pareja se instaló en el barrio de Montparnasse. Fueron aquellos unos años de plenitud amorosa y creativa para el poeta, quien, después del mencionado éxito de su versión del Cid, decidió retomar un largo y ambicioso proyecto en el que había empezado a trabajar diez años antes. Se trata de Altazor o el viaje en paracaídas, la obra cumbre del Creacionismo universal, que junto con Temblor de cielo (acabado también por aquellas fechas), constituye el mayor legado de Huidobro a la poesía de su tiempo y, sin lugar a dudas, una de las fuentes que con mayor generosidad habría de surtir a los poetas venideros.

Vicente Huidobro. Altazor.

A finales del siglo XX, después de que las corrientes estéticas hayan virado por centenares de derrotas diferentes, el valor poético de Altazor y Temblor de cielo sigue siendo incalculable. Bien es cierto que una parte de la crítica -aquella que reacciona anacrónicamente contra los postulados vanguardistas- sólo ve en Huidobro una especie de ingenioso prestidigitador que juega con las palabras como si de objetos malabares se tratasen, sin conseguir dar a sus composiciones sentido alguno; pero la mayoría de los estudiosos del fenómeno poético aún se deslumbra con las imágenes, la vivacidad, la invención y la heterodoxia inconformista y novedosa de este gran rebelde de las letras hispanas, quien supo mantener su vigor creacionista hasta en el epitafio que dejó escrito para su lápida: «Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar». Frente al mar, en Cartagena, murió Vicente Huidobro en 1948, y frente al mar (o tal vez sobre él, como reza su epitafio) reposan sus restos en el camposanto de la bella localidad chilena.

Obra

Ecos del alma (Santiago: Imprenta Chile, 1911).La gruta del silencio (Santiago: Imprenta Universitaria, 1913).Canciones en la noche (Santiago: Imprenta Chile, 1913).Pasando y pasando (Santiago: Imprenta Chile, 1914).Las pagodas ocultas (Santiago: Imprenta Universitaria, 1914).Adán (Santiago: Imprenta Universitaria, 1914).El espejo de agua (Buenos Aires: Orión, 1916).Horizon Carré (París: Paul Birault, 1971).Poemas árticos (Madrid: Imprenta Pueyo, 1918).Ecuatorial (Madrid: Imprenta Pueyo, 1918).Tour Eiffel (Madrid: sin pie de imprenta, 1918).Hallali (Madrid: Ediciones Jesús López, 1918).Saisons Choisies (París: La Cible, 1921).Finis Britannia (París: Fiat Lux, 1923).Autonne Régulier (París: Libraire de France, 1925).Tout à Coup (París: Au Sans Pareil, 1925).Manifestes (París: Revue Mondiale, 1925).Vientos contrarios (Santiago: Editorial Nascimento, 1926).Mío Cid Campeador (Madrid: C.I.A.P., 1929).Temblor de cielo (Madrid: Editorial Plutarco, 1931).Altazor o el viaje en paracaídas (Madrid: C.I.A.P., 1931).Tremblement de Ciel (París: L’As de Coeur, 1932).Gilles de Raiz (París: Totem, 1932).La próxima (Santiago: Walton, 1934).Papá o el diario de Alicia Mir (Santiago: Walton, 1934).Cagliostro (Santiago: Zig-zag, 1934).En la luna (Santiago: Ercilla, 1934).Tres novelas ejemplares [en colaboración con Hans Arp] (Santiago: Zig-zag, 1935).Sátiro o el poder de las palabras (Santiago: Zig-zag, 1939).Ver y palpar (Santiago: Ercilla, 1941).El ciudadano del olvido (Santiago: Ercilla, 1941).Últimos poemas (Santiago: Talleres Gráficos Ahués, 1948).Obras completas [recopilación de Braulio Arenas] (Santiago: Zig-zag, 1964).Obras completas [recopilación ampliada por Hugo Montes] (Santiago: Andrés Bello, 1976).

Bibliografía

  • BARJALÍA, Juan-Jacobo. La polémica Reverdy-Huidobro: Origen del Ultraísmo (Buenos Aires: Devenir, 1964).

  • BARY, David. Huidobro o la vocación poética (Granada: Universidad, 1963).

  • CAMURATI, Mireya. Poesía y poética de Vicente Huidobro (Buenos Aires: García Cambeiro, 1980).

  • CARACCIOLO-TREJO, Enrique. La poesía de Vicente Huidobro (Madrid: Gredos, 1974).

  • COSTA, René de. En pos de Huidobro (Santiago: Universidad, 1980).

  • ———————– [editor]. Vicente Huidobro y el Creacionismo (Madrid: Taurus, 1975).

  • HOLMES, Henry Alfred. Vicente Huidobro and Creationism (Nueva York: Columbia University, 1934).

  • PIZARRO, Ana. Vicente Huidobro, un poeta ambivalente (Concepción: Universidad, 1971).

  • YÚDICE, George. Vicente Huidobro y la motivación del lenguaje (Buenos Aires: Galerna, 1978).

J. R. Fernández de Cano.