Fuente Benavides, Rafael de la (1908-1985).


Escritor peruano, más conocido por el seudónimo de Martín Adán. Nació en Lima el 27 de octubre de 1908 y murió en la misma ciudad el 29 de enero de 1985. Sus padres fueron Santiago de la Fuente Santolalla, quien murió cuando tenía seis años, y Rosa Mercedes Benavides. Hizo sus estudios en el Colegio Alemán de Lima (1916-26), donde tuvo como profesores al gramático español Emilio Huidobro y al poeta Alberto Ureta. En 1927 ingresó a la Universidad de San Marcos para cursar Letras y Derecho, y el mismo año aparecieron en la revista Amauta firmados con el nombre de Martín Adán, que adoptaría hasta su muerte, algunos fragmentos de su libro La casa de cartón, publicado el año siguiente, y el poema «Navidad». Durante los siguientes años publicó poesía y ejerció la crítica literaria en diversas publicaciones, principalmente Amauta y Mercurio Peruano, además de frecuentar las tertulias literarias de José María Eguren y José Carlos Mariátegui. En 1931 entró a trabajar al departamento legal del Banco Agrícola del Perú, donde permaneció pocos años.

En 1935 sufrió un primer internamiento en el Sanatorio de Magdalena, pero es a partir de 1937 cuando su residencia en sanatorios se hace más frecuente por causa de su alcoholismo crónico, aunque hay que señalar que su condición siempre fue la de un hospedado. Su primer internamiento en el Hospital Larco Herrera (8-IX-1937 a 9-V-1941), que incluye permisos y licencias, lo aprovechó para terminar De lo barroco en el Perú, su tesis de doctor en Letras (1938). A esta reclusión siguen otras en el mismo hospital (19-V-1943 a 1946, 5-VIII-1947 a 17-IX-1949), hasta que alrededor de 1963 es internado definitivamente en una clínica particular, que sólo abandona en marzo de 1983 para volver a alojarse en el Hospital Larco Herrera, y a partir del año siguiente en el albergue Canevaro, que acabaría siendo la última morada del poeta. Entre las distinciones que mereció se encuentran el Premio Nacional de Fomento a la Cultura en el área de poesía los años 1946 y 1961 y el Premio Nacional de Cultura de Literatura correspondiente al bienio 1973-1974. En 1956 fue elegido miembro de la Academia Peruana de la Lengua.

Publicó en prosa La casa de cartón (Lima, 1928) y De lo barroco en el Perú (Lima, 1968), y los poemarios La rosa de la espinela (Lima 1939), Travesía de extramares (Sonetos a Chopin) (Lima 1950), Escrito a ciegas (Lima, 1961), La mano desasida (Canto a Machu Picchu) (Lima, 1964), La piedra absoluta (Lima, 1966) y Diario de poeta (Lima, 1975). Otra gran parte de su obra se encuentra desperdigada en diarios y revistas, entre la que debemos mencionar algunos fragmentos del poema «Aloysius Acker», destruido por el autor, los trabajos «Autores del primer siglo de la Literatura Peruana» (1939-40) y «Una primitiva bibliografía amazónica» (1942), el romance «La campana Catalina» y el poemario «Mi Darío». Dos volúmenes comprendiendo casi toda su producción literaria han sido publicados bajo el cuidado de Ricardo Silva-Santisteban con los títulos de Obra poética (Lima, 1980) y Obras en prosa (Lima 1982), pero falta rescatar la gran cantidad de manuscritos inéditos que se encuentran en la colección de papeles personales de Martín Adán que se encuentra depositada en la Universidad Católica del Perú.

La casa de cartón fue la primera obra de Martín Adán y la que lo consagró como escritor con tan sólo veinte años. El libro carece de estructura y argumento novelescos, se concentra, sobre todo, en el aspecto estilístico, por lo que ha merecido con justicia el calificativo de prosa poética. Narra a manera de soliloquio las impresiones de un adolescente nostálgico que vive en el balneario de Barranco, ubicado al sur de la ciudad de Lima. Años más tarde publicaría otro libro en prosa, esta vez el ensayo De lo barroco en el Perú, publicado por partes en la revista Mercurio Peruano y en forma íntegra en 1968, treinta años después que fuera presentada por el autor como tesis de doctorado en la Universidad de San Marcos. Sobre este extenso trabajo el poeta peruano Emilio Adolfo Westphalen ha dicho que «con el pretexto de los que en la historiografía literaria peruana han sido denominados ‘Los Románticos’ (ellos mismos se llamaban ‘Los Bohemios’), se debate y se dictamina sobre lo circunstancial y lo constante de nuestra literatura y, en mayor alcance, de lo que hace nuestra idiosincrasia como entidad, nuestro modo de ser como pueblo …».

En la poesía de Martín Adán destaca por un lado la revaloración que efectúa de las formas métricas clásicas y por otro lado su apego en algunos poemas a ciertos aspectos del vanguardismo. Su primer poemario, La rosa de la espinela, publicado como sobretiro de la revista 3, es un conjunto de diez décimas octosílabas cuyo tema es la rosa como representación de la belleza. Travesía de extramares recoge a su vez alrededor de cincuenta sonetos, la mayoría de ellos, como los «Sonetos a la rosa», ya publicados. Los textos, considerados herméticos por su lectura difícil y empleo de vocabulario barroco y especializado, son reflexiones sobre el mar, la rosa, la música de Chopin y la creación artística. En su siguiente libro, Escrito a ciegas, el poeta optaría por el verso libre para responder con una composición poética a una carta de la literata argentina Celia Paschero donde le preguntaba datos sobre su vida. La mano desasida también es un poemario en verso libre del que existe una versión publicada por Juan Mejía Baca, amigo del poeta y editor de sus últimos libros, y una bastante más amplia publicada en la Obra poética. Tanto esta obra como La piedra absoluta son reflexiones sobre la condición humana que se hace el poeta ante las ruinas de Machu Picchu que le han valido el apelativo de «poeta metafísico». En sus últimos trabajos, los poemas de «Mi Darío» y Diario de poeta, el autor volvió a usar el soneto.

Bibliografía

  • VARGAS DURAND, LUIS, Martín Adán, Lima: Editorial Brasa, 1995.

  • WELLER, HUBERT P., Bibliografía analítica y anotada de y sobre Martín Adán (Rafael de la Fuente Benavides) (1927-1974), Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1975.

César Salas