Facio, Justo A. (1859-1931).


Poeta, ensayista, educador, filólogo y político costarricense de origen panameño, nacido en Santiago de Veragua (localidad perteneciente a Panamá, que era a la sazón un territorio perteneciente a la República de Colombia) el 17 de agosto de 1859, y fallecido en San José de Costa Rica en 1931. Fue una de las figuras más destacadas de la cultura y la educación costarricenses de los años finales del siglo XIX y el primer tercio de la centuria siguiente.

Cuando sólo contaba un año y medio de vida, fue llevado por los suyos a Costa Rica, país en el que pasó la práctica totalidad de su vida, y del que fue ciudadano de pleno derecho. Fue educado por sus padres en los mejores colegios costarricenses, en los que recibió una esmerada formación humanística que dio un impulso decisivo a su innata vocación literaria.

Muy pronto empezó, en efecto, a cultivar la creación poética, al tiempo que se presentaba también ante la intelectualidad costarriqueña como un brillante articulista periodístico que analizaba con suma destreza la actualidad cultural del país. A lo largo de toda su vida, Justo A. Facio mantuvo viva esta relación con los medios de comunicación, en los que, además de esos artículos, publicó gran parte de sus poemas originales. Consagrado, ya en su madurez, como uno de los grandes animadores del panorama artístico e intelectual de su país, dirigió varias revistas literarias y colaboró asiduamente en una de las más difundidas y prestigiadas de toda Hispanoamérica: Repertorio americano, dirigida por el gran narrador, editor y maestro costarricense Joaquín García Monge. En esta publicación dejó impresos Justo A. Facio, sobre todo en la década de los años veinte, algunos de sus mejores poemas, junto con una serie de ensayos sobre literatura y educación, y una valiosa colección de reseñas de crítica literaria que le convierten -como sostiene el estudioso Abelardo Bonilla en su interesantísima Historia de la Literatura Costarricense (San José: UACA, 1981; págs. 169-170)- en uno de los principales poetas y humanistas de su generación.

Además de esta dedicación al periodismo y a la creación literaria, don Justo A. Facio ejerció durante muchos años la docencia, lo que le condujo a reflexionar sobre el sistema educativo y los procedimientos pedagógicos hasta convertirse en uno de los principales educadores en la Costa Rica de su tiempo. La acreditada experiencia que fue acumulando en este ámbito le permitió alcanzar algunos de los cargos más relevantes de la Instrucción Pública costarricense, como el de rector del Instituto Nacional (organismo que presidió desde su inauguración), o el de Ministro de Educación Pública bajo el gobierno de Rafael Iglesias.

En su constante y destacada presencia en los principales foros y cenáculos literarios del panorama cultural costarriqueño, Justo A. Facio se convirtió en uno de los principales promotores de la búsqueda de una literatura nacional capaz de reflejar la identidad específica del pueblo de Costa Rica. Junto con otros destacados escritores de su tiempo -como el gran poeta y destacado filólogo Roberto Brenes Mesén, el narrador y dramaturgo Carlos Gagini, el poeta Rogelio Sotela o el ya citado Joaquín García Monge-, Facio contribuyó al rico debate ideológico acerca de la existencia o no dicha de dicha especificidad; y adoptó la postura de que era necesario perfilar y delimitar lo que él mismo denominó «discurso literario costarricense», convencido como estaba de que la existencia de esa identidad nacional y de la paulatina pero imparable forja de una literatura autóctona capaz de reflejarla. Todo ello quedó bien patente en uno de sus textos en prosa más leídos y celebrados por la crítica y los escritores de su tiempo: el extenso artículo que, bajo el título de «Carta literaria», publicó en el número 7 de la revista Athenea (1918, segunda época), editada en San José de Costa Rica, considerado como una de las piedras fundamentales sobre las que se asentó la construcción de dicha literatura nacional costarricense.

En su condición de escritor, Justo A. Facio sobresalió por unas composiciones poéticas de carácter nítidamente premodernista, con ciertos indicios de asimilación de las atrevidas propuestas de Rubén Darío, si bien muy alejadas todavía de esas brillantes innovaciones léxicas, rítmicas y temáticas que el Modernismo pronto habría de dejar en las obras de otros poetas más atentos a la evolución de la lírica hispanoamericana de su tiempo (como, por ejemplo, el recién citado Brenes Mesén). Centrado principalmente en la educación y las labores de promoción cultural, Facio no se ocupó en exceso de su obra poética, que fue dando a conocer con cuentagotas, diseminándola por las publicaciones periódicas con las que colaboraba. Sus poemas más conocidos fueron, así, los que recogió Máximo Fernández en su célebre muestra antológica titulada Lira costarricense (1890).

A mediados de la última década del siglo XIX, Facio decidió recopilar la mayor parte de sus composiciones dispersas en el volumen titulado Mis versos (San José: Tipografía Nacional, 1894). A través de las diferentes secciones que conforman este poemario recopilatorio («Crespones», «Bronces», «Adelfas», «Medallones», «Tapices», «Sonetos grises», «Facetas», «Flores de llanto» y «Torsos»), el lector puede apreciar claramente ese papel de enlace entre el romanticismo tardío y el Modernismo que desempeñó Justo A. Facio en su condición de poeta.

Además de esta obra poética, Justo A. Facio dejó una interesante producción ensayística en la que cabe destacar algunos títulos como Lucha por la cultura (San José: Imprenta Trejos, 1923), La cultura literaria (San José: Imprenta Alsina, 1930) y Ojeada sobre el origen y el desenvolvimiento del romance castellano (San José: Imprenta Alsina, 1931).

Bibliografía

  • BOLAÑOS, Luis. «Justo A. Facio: el primer poeta modernista de Costa Rica», en Revista de Filología y Lingüística (Universidad de Costa Rica), XIII, nº 1 (1987), págs. 89-96.