Bodega y Quadra, Juan Francisco de la (1744-1794).
Marino criollo, nacido en Lima el 22 de mayo de 1744 y fallecido en México en 1794.
Bautizado doce días después de su nacimiento, el 3 de junio, en la parroquia del Sagrario de la catedral limeña, su padre fue Tomás de la Bodega y de las Llanas, oriundo de la vizcaína de Somorrostro, desde donde se trasladó al Perú, donde desarrolló una fructífera carrera económica. Contrajo matrimonio con la criolla limeña Francisca de Mollinedo, con quien tuvo cinco hijos, de los cuales fue el segundo Juan Francisco. Los vástagos debían apellidarse Bodega y Mollinedo, sin embargo, siguieron el ejemplo de su padre, quien al llegar al Nuevo Mundo unió a su primer apellido el de su tío, José de la Quadra y Sandoval-Rojas, y pasó así a denominarse Tomás de la Bodega y Quadra.
Pocas noticias se tienen sobre los primeros años de Juan Francisco en Lima. Estudió en el Real Colegio de San Martín, de la Universidad de San Marcos, institución que lo recibió el 16 de marzo de 1761, a los dieciséis años de edad, y poco después se embarcó rumbo a España junto a su hermano Manuel Antonio: éste para estudiar derecho en la Universidad de Alcalá y aquél para ingresar en la Escuela de Guardiamarinas de Cádiz. Logró su primer grado (guardiamarina) el 21 de septiembre de 1762 y, a continuación, estuvo sirviendo en varios barcos de la Armada hasta 1768, año en que realizó el primer viaje a América como marino a bordo del navío «Septentrión», mandado por Antonio de Arce. Bodega visitó Buenos Aires, Concepción y su natal Lima con el grado de alférez de fragata, ascenso conseguido el 12 de octubre de 1767. A su regreso a la Península, estuvo destinado en el departamento de Cartagena, donde conoció su nombramiento real para pasar a San Blas de Nayarit (México) con el fin de prestar servicio en las expediciones de descubrimientos que se habían iniciado en 1769 con destino al norte de California, empresas que respondían a los avances rusos en el Pacífico septentrional.
Tras atravesar el Atlántico en compañía de otros oficiales de la Armada, Bodega y Quadra desembarcó en Veracruz (México) el 26 de agosto de 1773. Con este viaje, cumplió un anhelado sueño de regresar al Nuevo Mundo para solventar varios negocios paternos que perjudicaban la economía familiar, y que ahora podía realizar tras haber recibido varias negativas de permiso para navegar a América por parte de sus superiores. Realizadas estas gestiones, el marino se trasladó a la capital virreinal, México, y finalmente a San Blas de Nayarit, departamento naval situado en la costa del Pacífico mexicano, fundado por José de Gálvez en 1768. Una vez en el puerto, Bodega y sus compañeros conocieron los resultados del viaje de Juan Pérez a las costas del Noroeste con la fragata «Santiago» en 1774, quien había reconocido diversos parajes de Alaska y la British Columbia (Canadá). También recibieron las órdenes del virrey Francisco María de Bucareli de organizar una nueva expedición con la citada fragata, ahora bajo el mando del teniente de fragata Bruno de Hezeta. El marino, que debía en principio permanecer inactivo en el puerto, se enroló en la pequeña goleta «Sonora», la cual había sido elegida para acompañar a la «Santiago». Su menor calado la hacía ideal para explorar zonas peligrosas, si bien la pequeñez de sus dimensiones incomodaba los trabajos a bordo y aumentaba los riesgos.
La expedición se hizo a la mar el 16 de marzo de 1775. Realizó una amplia vuelta por el Pacífico hasta llegar a los 37ºN el 21 de mayo. Los capitanes decidieron entonces recalar a tierra, que avistaron varios días después, el 9 de junio, por los 41º 7’N con el fin de hacer aguada y reponer la leña gastada durante la travesía. La «Santiago» y la «Sonora» anclaron en un puerto, que bautizaron de la Santísima Trinidad, presidiendo sus capitanes la ceremonia de toma de posesión del puerto siguiendo las normas dictadas por el virrey Bucareli. Los barcos permanecieron diez días en este paraje, entre el 10 y el 20 de junio, tras lo cual se enmararon de nuevo y descubrieron tierra el 11 de julio hacia los 48º 26’N. Días más tarde, los barcos se separaron: la fragata tomó posesión de la rada de Bucareli (Greville Port), en los 47º 24’N, y la goleta se vio sorprendida por el ataque de los naturales a su lancha, con un saldo de seis muertos, en un paraje situado más al norte. El encuentro de ambas naves sólo fue temporal, pues la tripulación y los pilotos de la «Santiago», firmemente determinados a regresar por lo avanzado de la estación y los numerosos enfermos de escorbuto que llevaban a bordo, obligaron a Bruno de Hezeta a pactar con el capitán de la goleta una separación de las derrotas, que se realizó la noche del 30 de julio. La fragata «Santiago» ancló, finalmente, en Monterrey el 29 de agosto y esperó el regreso de la audaz goleta.
Los descubrimientos de ésta última fueron muy notables. A partir del 15 de agosto, día en el que descubrieron tierra por los 57ºN, los tripulantes de la «Sonora» reconocieron el monte San Jacinto (Edgecumbe), la ensenada del Susto (Sitka Sound), una pequeña bahía al norte de la misma, que llamaron Guadalupe, el puerto de los Remedios (Sean Lion Bay, situado al sur de Salisbury Sound) y la costa hasta los 58ºN, lugares todos de Alaska. Bodega y Quadra ordenó entonces poner rumbo al sur, demarcando la costa durante el viaje de vuelta. En 24 de agosto, en los 55º 17’ N, descubrió el famoso puerto de Bucareli, y un día después, volvió a navegar por los parajes avistados por Juan Pérez un año antes, cristianando varios parajes de la Dixon Entrances, como la isla de San Carlos (Forrester Island) y el cabo de San Agustín (Langara Island). Como resultado de estos viajes, la costa del Noroeste fue reconocida hasta los 58 grados, varios de sus parajes cartografiados detenidamente y los contactos con los pueblos indígenas ampliados. Especialmente hay que resaltar los informes sobre los indios yurok del puerto de la Trinidad. Solamente un sector de la costa -entre los 42º y los 42º 50’N- quedó sin ser reconocido. La goleta llegó a Monterrey el 7 de septiembre de 1775 con numerosos enfermos de escorbuto, que fueron atendidos en el presidio. El viaje a San Blas se realizó entre el 1 y el 20 de noviembre.
La segunda expedición de Bodega y Quadra al noroeste de América fue preparada con más cuidado y detalle, con el fin de dotar a los dos barcos elegidos para la campaña y a sus tripulaciones de amplios recursos y un gran poder operativo. El marino compró en el Perú la fragata «Favorita», que condujo a San Blas el 21 de febrero de 1778, adquisición que fue una de las causas de la demora en la continuación de los viajes de exploración. Otra de las causas fueron los numerosos problemas surgidos en la terminación de la fragata «Princesa» que se estaba construyendo en San Blas con destino, asimismo, a los descubrimientos de la costa del Noroeste. Ambos barcos -de aproximadamente 300 toneladas cada uno- fueron dotados de 98 y 107 hombres de tripulación respectivamente, amén de una completa oficialidad, que contó con la presencia, además de Bodega y Quadra, de los guardiamarinas Ignacio Arteaga y Fernando Quirós, y de los pilotos José Camacho, Juan Pantoja y Arriaga, José Cañizares, Juan Bautista Aguirre y Antonio Francisco Maurelle.
Las dos fragatas elegidas para el viaje abandonaron San Blas el 11 de febrero, viajando en comandita hasta que una tormenta las separó el 20 de abril. Con una diferencia de diez horas, volvieron a reunirse el 3 de mayo en el puerto de Bucareli, en cuyo paraje permanecieron hasta el 15 de junio. Tres días después, dos lanchas comandadas por el piloto Maurelle iniciaron una minuciosa exploración del citado puerto, que fue considerado por las autoridades españolas como el lugar más apropiado para levantar un establecimiento en la costa del Noroeste. El 12 de junio, las naves regresaron de su jornada con el mapa del seno bucareliano en unos momentos de gran tensión entre los expedicionarios y los indios. El puerto, situado en los 55º 17′ N, fue abandonado el primero de julio, y las fragatas se dirigieron hacia el noroeste hasta divisar -el día 16- el monte San Elías. Este mismo día, los marinos bautizaron, además, la isla Kayak (Alaska) con la festividad del día: Nuestra Señora del Carmen. Las fragatas recorrieron su costa meridional y llegaron a un puerto situado en la costa oeste de la Hinchinbrook Island (Alaska), que llamaron de Santiago, hoy Port Etches. Los expedicionarios permanecieron una semana -del 21 al 28 de julio- en el citado puerto, cristianando la isla con el nombre de Santa María Magdalena, mientras los pilotos Cañizares y Pantoja reconocían la parte norte de la misma. El 1 de agosto, la «Favorita» y la «Princesa» anclaron cerca de una pequeña isla, que llamaron San Aniceto, y al día siguiente tomaron posesión de una bahía situada en el extremo sur de la península Kenai (Alaska), bautizada Nuestra Señora de Regla. Finalmente, el día 7 de agosto, las fragatas iniciaron la navegación de regreso, divisando varias islas situadas entre la Kennedy y la Stevenson Entrances. La fragata «Favorita» llegó al puerto de San Francisco el 14 de septiembre, mientras la «Princesa» lo hacía el día 25. El 20 de octubre, las dos fragatas reanudaron el viaje rumbo al departamento de San Blas, a cuyo puerto llegaron el 21 de noviembre. La barrera montañosa que cerca el actual Prince William Sound les convenció de la imposibilidad de alcanzar los 70 grados de altitud, tal y como les había sido ordenado por el virrey novohispano en las instrucciones. En resumen, las fragatas españolas reconocieron numerosos parajes de Alaska, visitados un año antes por el capitán inglés James Cook, y exploraron minuciosamente los numerosos puertos de la entrada de Bucareli.
Vuelto de la expedición, Bodega y Quadra, que fue ascendido a capitán de fragata en 1780, realizó un nuevo viaje al Perú entre 1781 y 1783 con la fragata «Santiago» en busca de azogues para las minas mexicanas. A su vuelta a San Blas, el 29 de junio de 1783, encontró una real orden que le ordenaba pasar a La Habana, en donde permaneció durante varios meses hasta su regreso a España el 2 de marzo de 1785. Deseoso de aventuras, Bodega envió varias cartas a Carlos III en las que pedía su reincorporación a las expediciones marítimas americanas, pero sus peticiones no tuvieron eco hasta el 24 de marzo de 1789, fecha en que fue nombrado comandante del departamento de San Blas. Durante estos años en España, Bodega visitó a su hermano Manuel en Alcalá de Henares y se trasladó a Galicia para hacer las pruebas de caballero de Santiago al teniente de fragata Francisco Antonio Maurelle, comisionado por el Consejo de Órdenes. Le acompañó a México un grupo importante de oficiales (Jacinto Caamaño, Manuel Quimper, Salvador Fidalgo, Ramón Saavedra, Francisco de Eliza y Salvador Menéndez Valdés), que protagonizarían una nueva época dorada de las exploraciones españolas en el Noroeste. El motor de esta nueva expansión fue el hallazgo de colonias rusas en Alaska, de cuya existencia dieron cuenta a Carlos III los capitanes Esteban José Martínez y Gonzalo López de Haro, en 1788.
Los trabajos de Bodega en el departamento de San Blas fueron muy numerosos y diversos, desde la creación de milicias y la mejora urbanística y sanitaria del puerto, hasta la organización y abastecimiento de numerosas expediciones al Noroeste, a Filipinas y a California, aunque el marino siempre soñó con dirigir nuevas empresas de descubrimiento. Bodega y Quadra regresó al Noroeste en 1792, coincidiendo con varias expediciones marítimas a la zona, tanto españolas (Alcalá Galiano y Cayetano Valdés reconocieron el estrecho de Fuca, mientras Jacinto Caamaño cartografió la costa entre los puertos de Bucareli y Nutka) como extranjeras, pero no al mando de expediciones hidrográficas, en las que tanto había sobresalido. Fue luego comisionado por la Corona para fijar con el marino inglés George Vancouver las fronteras de ambas naciones en el Noroeste. Las negociaciones no alcanzaron ningún acuerdo, debido a la vaguedad de algunas de las cláusulas y la imposibilidad de aunar los límites geográficos que reclamaban ambas Coronas. Bodega y Quadra regresó a San Blas sin cumplir su cometido, a pesar de que mantuvo cordiales relaciones personales con Vancouver.
De vuelta en San Blas se sintió enfermo, por lo que pidió permiso al virrey Revillagigedo para abandonar temporalmente las atenciones del departamento marítimo. En busca de curación, se dirigió a la ciudad de México a través de Guadalajara, donde otorgó testamento, y luego a Querétaro, donde se reunió con el cirujano Pedro Carvajal, amigo suyo, quien lo atendería hasta su fallecimiento el 26 de marzo de 1794 en la ciudad de México. Su cuerpo fue enterrado en el convento de San Fernando, de la Orden de San Francisco. De carácter amable y buenas dotes de mando, Bodega fue uno de los principales protagonistas de los descubrimientos de España en el Noroeste de América, contribuyendo con sus diarios y cartas a cartografiar esta última región templada del planeta. Junto a sus trabajos de navegante y escritor, hay que resaltar otros no menos importantes, como los de impulsor del departamento de San Blas y de negociador en importantes eventos.
Bibliografía
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Salvador Bernabéu Albert (Escuela de Estudios Hispanoamericanos, CSIC)