Boccaccio, Giovanni (1313-1375)
Escritor y humanista italiano, natural de Florencia, que habría de tener un extraordinario peso sobre sus contemporáneos y las generaciones venideras, tanto en Italia como en el resto de Europa. Era hijo natural de un rico hombre de negocios llamado Boccaccino di Chellino, quien procuró que su hijo tuviese idéntica dedicación al comercio y el negocio bancario; no obstante, en Nápoles dejó la senda que le había trazado su progenitor para estudiar derecho canónico. Pronto, el ambiente cultural de la ciudad lo arrastró hacia la Literatura y el Arte, justo en los años en que tuvo los devaneos amorosos más intensos (con su adorada María de Aquino) y en que mostró mayor gusto por la literatura amorosa en general y por la poesía y la novela muy en particular. A su retorno a Florencia, vivió la terrible peste de 1348; allí, en 1350, conoció a Petrarca, con quien volvería a coincidir en otras ocasiones y lugares. Su pericia como hombre de letras le valió a él, como a tantos otros antes y después, el nombramiento como embajador dentro y fuera de Italia. A la vejez, dejó todos esos cargos y tomó hábito religioso, aunque continuó cultivando el oficio literario. Con la salud deteriorada y tras sufrir algún que otro disgusto en Florencia, donde a la sazón era lector oficial de la Commedia de Dante, se retiró a Certaldo, donde falleció el 12 de diciembre de 1375.
De su juventud, son poemas como las Rime (donde interesa la disposición, que anuncia el modelo petrarquista, el más exitoso del Renacimiento), la Caccia di Diana y la Elegia da Constanza; entre los títulos de esa época, destacan sus novelas Filocolo (1336-1338), donde desarrolla la historia de los amores de Flores y Blancaflor, lo que engarza con la leyenda novelada de Carlomagno y con el conjunto de la materia de Francia; aquí, aparece por vez primera Fiammeta, personaje sobre el que volverá más adelante y que inspirará a algunos de los autores de la novela sentimental española (particularmente a Juan de Flores en su Grisel y Mirabella, escrita como clara continuación de la Elegia di Madonna Fiammetta). La novela sigue influyendo notablemente en dos poemas narrativos con una fuerte carga lírica: el Filostrato (de cronología imprecisa, entre 1340 y 1350) en que se inspira en el Roman de Troie de Benoît de Sainte-Maure, uno de los títulos fundamentales de la llamada materia de Roma; y la Teseida (de hacia 1340), que sigue en clara deuda con el roman o novela medieval, aunque su punto de partida declarado lo tenga en la Tebaida de Estacio y en la Eneida de Virgilio.
De la segunda época, con el retorno a Florencia, son algunos de sus títulos más celebrados, como el Ninfale d’Ameto (1341-1342), en que se sirve del prosímetro que ya usara Dante en su Vita nuova, pues alterna los pasajes en prosa con los tercetos. Esta composición es de carácter alegórico y propósito moralizante, pero se muestra como una composición de tema pastoril en la que deslumbra la erudición clásica. Idéntica pretensión moralizante tiene su poema alegórico titulado Amorosa visione (1342), que consta de 50 cantos en tercetos. Hacia 1344, escribió su Elegia di Madonna Fiammetta, novela que, como se ha señalado, pesará extraordinariamente en el nacimiento del género sentimental español, que a su vez gozará de una gran fama durante más de un siglo por toda Europa; como en dicho género, en la Elegia es determinante el uso de la primera persona narrativa. Con su poema Ninfale fiesolano (1345-1346) aborda la materia más elevada, la fundación de Fiesole o Florencia, con octavas y a modo de una historia de amor de ambiente clásico, con el pastor Africo y la ninfa Mensola.
La peste de 1348 le brindó el marco para El Decamerón, que redactó y compiló entre 1349 y 1353. Ésta es la obra cumbre dentro del género del relato breve o novella, pues consta de cien historias narradas por diez personajes (siete mujeres y tres hombres) y distribuidas a lo largo de diez días; con justicia, es considerada además una de las grandes obras de la literatura universal de todos los tiempos. La materia es jocosa y no rehúye el escándalo sexual, como el fabliau francés; sus argumentos gustan de la peripecia y buscan, a diferencia de otras colecciones de cuentos o exempla, no el didactismo sino el entretenimiento. Esta obra le proporcionó una rápida fama, que facilitó su promoción a cargos oficiales: de hecho, fue embajador en Aviñón y luego en Roma. En 1365 y 1366 escribió el Corbaccio, violenta sátira de carácter misógino que servirá de inspiración a autores como el Arcipreste de Talavera en España un siglo más tarde (de hecho, el subtítulo de su obra es precisamente Corbacho).
El último Boccaccio es, fundamentalmente, latino; no obstante, todavía escribiría algunas páginas vernáculas sobre distintas materiales, como aquellas que dedica a la figura y la obra de Dante. Obras suyas de gran fama son el De claris mulieribus (1361-1362), conjunto de elogiosas biografías femeninas cuyo modelo será continuado por diversos autores en el resto de Europa (en España, su estela es la que siguen Álvaro de Luna o Diego de Valera, por ejemplo); el De casibus virorum illustrium (1373), en que trata el tema de la Fortuna (en España, fue traducido por Pero López de Ayala y Alfonso de Cartagena y gozó de gran fama); La vita de Dante o Trattatello in laude di Dante (con tres redacciones que alcanzan hasta 1370), una de las biografías de Dante que gozaron de mayor fama (junto a la vita latina compuesta por Leonardo Bruni); un comentario personal a la Commedia dantesca, de la que fue lector oficial en Florencia en 1373; y su Carmen buccolicum, en que muestra su habilidad para escribir poesía latina por medio de 16 églogas.
La alta erudición de Boccaccio le permitió deslumbrar por medio de su Genealogía deorum gentilium (1365), gran corpus mitológico que seguirá vigente un siglo más tarde y que en España sería traducido en el círculo del Marqués de Santillana por Martín de Ávila (hay varios manuscritos fragmentarios de esta obra). Otro trabajo erudito de consulta obligada para los aficionados al mundo clásico, la literatura y el arte (humanistas en definitiva) es el De montibus, silvis, fontibus, lacubus, fluminibus, stagnis seu paludis, et de nominibus maris liber (1360), dispuesto en orden alfabético. En estas obras, latinas y vernáculas, se nos revela ese padre del Humanismo que Boccaccio fue de hecho, en compañía de su maestro y amigo Francesco Petrarca, con quienes el Quattrocento italiano quedó en clara deuda.